miércoles, 17 de febrero de 2010

El mar y el sol

Hace millones de años, quiso el agua del mar darse un paseo por el Cosmos.

Tras mucho pensar, llegó a la conclusión de que tenía que pedir ayuda al Sol.

Así lo hizo cierta mañana; y al mediodía, el astro rey le envió potentísimos rayos, convirtiendo una parte de ella en vapor, que subió alto, formando blancas y algodonosas nubes.

A su vez, el Sol sintió el suave y reconfortante efecto de la humedad, que le alivió sobremanera.

Al llegar el invierno, el frío condensó el vapor; y el agua, en forma de pequeñas gotas, retornó a su lugar de origen.

Desde entonces, tan fructífero ciclo no cesó de repetirse. Y tanto al mar como al Sol se les oye decir con frecuencia:

"Ayudar a otros equivale a ayudarse a uno mismo"

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