lunes, 11 de enero de 2010

Esa clase de amor

Muy temprano, aquella mañana, un anciano llego a la clinica. Necesitaba curarse una pequeña herida en la mano.

Mientras el doctor de turno lo atendia, noto que el hombre estaba muy inquieto, como con prisa.

Asi que le pregunto que era eso tan urgente que tenia que hacer a esas primeras horas del dia.

Para su sorpresa, le dijo que tenia que ir, como todos los dias, a la residencia de ancianos para desayunar con su esposa que vivia alli.

Le conto que ella llevaba algun tiempo en ese lugar porque tenia un Alzheimer muy avanzado.

El doctor penso en lo cruel de esta enfermedad, que en forma progresiva hace perder la memoria a quien la padece. El sabia que eso hace sufrir mucho al resto de la familia.

Mientras finalizaba de vendar la herida, le pregunto si ella se alarmaria en caso de que el llegara tarde esa mañana.

No, contesto el hombre, ella no sabe ya quien soy yo. Hace unos 5 años que no me reconoce.

Entonces, le pregunto el medico extrañado, si ya no sabe quien es usted por que acude para estar con ella todas las mañanas?

El anciano sonrio. Mientras le daba una palmada en la mano al doctor, le confio:

“Ella no sabe ya quien soy yo, pero yo se muy bien quien es ella”.

El doctor tuvo que contener las lagrimas mientras salia de su asombro.

Penso en que esta pareja tenia esa clase de amor que trasciende lo fisico e incluso lo romantico.

Esa clase de amor que acepta al otro tal como es. Que lo acepta por lo que ha sido, por lo que sera, e incluso por lo que ya nunca podra ser.

El medico penso que esa clase de amor es la que hace falta hoy en dia. Penso que esa es la clase de amor con que todos deberiamos ser bendecidos en nuestro hogar.

Aprender a comunicarse

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. "¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra
Majestad", dijo el sabio. "¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!", gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: "¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes". Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: "Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado."

Baal Shem Tov

Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov Baal Shem Tov era conocido dentro de su comunidad porque todos decían que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba. Se había hecho una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaba algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino. Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía, en medio del bosque. Y una vez allí, cuenta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja... como si fuera para él mismo. Y dicen... que Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque... que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.
Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta de que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo... Pero conocían el lugar en el bosque. Sabían cómo armar el fuego. Una vez al año, siguiendo la tradición de Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar en el bosque, prendían el fuego de la manera en que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o sólo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.
Y dicen... que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida... que aunque nadie decía las palabras adecuadas, igual concedía los deseos a todos los que ahí estaban. El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo... Y aquí estamos nosotros.Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque.No sabemos cuáles son las palabras.Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera que Baal Shem Tov lo hacía... Sin embargo hay algo que sí sabemos: Sabemos esta historia,Sabemos este cuento...Y dicen... que Dios adora tanto este cuento...que le gusta tanto esta historia...que basta que alguien la cuente...y que alguien la escuche...para que Él, complacido,satisfaga cualquier necesidady conceda cualquier deseoa todos los que están compartiendo este momento... Amén... (Así sea...)

El robo del fuego

Leyenda Azteca sobre la aparicion del uso del fuego.

Hace mucho tiempo, no se conocía el fuego, y los hombres debían comer sus alimentos crudos.
Los Tabaosimoa, los Ancianos, se reunieron y discutieron sobre la manera de obtener alguna cosa que les procuraría el calor y les permitiría cocer sus alimentos.
Ayunaron y discutieron... y vieron pasar por encima de sus cabezas una bola de fuego que se sumergió en el mar pero que ellos no pudieron alcanzar.
Entonces, fatigados, los Ancianos reunieron personas y animales para preguntarles si alguno de ellos podía aportarles el fuego.
Un hombre propuso traer un rayo de sol a condición de que sean cinco para ir al lugar donde salía el sol. Los Tabaosimoa aprobaron la proposición y pidieron que los cinco hombres se dirigieran hacia el oriente mientras que ellos, llenos de esperanza, continuarían suplicando y ayunando.
Los cinco partieron y llegaron a la montaña donde nacía el fuego.

Esperaron la llegada del día y se dieron cuenta que el fuego nacía sobre otra montaña, más alejada. Retomaron entonces su camino.
Llegados a la montaña, en un nuevo amanecer, vieron el fuego nacer sobre una tercera montaña, aún más alejada. Prosiguieron así hasta la cuarta, después la quinta montaña donde, desalentados, decidieron regresar, tristes y fatigados.
Contaron esto a los Ancianos quienes pensaron que jamás podrían alcanzar el Sol. Los Tabaosimoa les agradecieron y se volvieron a poner a reflexionar sobre lo que podrían hacer.

Es entonces que apareció Yaushu, un Tlacuache sabio, y él les relató un viaje que había hecho hacia el oriente. Había percibido una luz lejana y quiso verificar lo que era. Se puso a marchar durante noches y días, durmiendo y comiendo apenas.
La noche del quinto día pudo ver que en la entrada de una gruta ardía un fuego de madera de donde se elevaban grandes llamas y un torbellino de chispas.
Sentado sobre un banco un hombre viejo miraba el fuego. Era grande y llevaba un taparrabo de piel, los cabellos blancos y los ojos horriblemente brillantes. De tanto en tanto alimentaba esta "rueda" de luz con leños.
El Tlacuache contó cómo él permaneció escondido detrás de un árbol y que, espantado, él hizo marcha atrás con precaución. Se dio cuenta que se trataba de alguna cosa caliente y peligrosa.

Cuando él hubo acabado su relato, los Tabaosimoa pidieron a Yaushu si él podía volver y traerles un poquito. El Tlacuache aceptó, pero los Ancianos y su gente debían ayunar y orar a los dioses haciendo ofrendas. Ellos consintieron pero le amenazaron de muerte si éste los engañaba. Yaushu sonrió sin decir una palabra.
Los Tabaosimoa ayunaron durante cinco días y llenaron cinco sacos de pinole que dieron al Tlacuache. Yaushu les anunció que estaría de regreso en otros cinco días; debían esperarlo despiertos hasta medianoche y si él moría, les recomendó de no lamentarse por él.

Portando su pinole, él llegó al lugar donde el viejo hombre contemplaba el fuego.
Yaushu lo saludó y fue solamente a la segunda vez que él obtuvo una respuesta. El viejo le preguntó lo que hacía tan tarde en ese lugar.
Yaushu respondió que era el emisario de Tabaosimoa y que buscaba agua sagrada para ellos. Estaba muy fatigado y preguntó si podía dormir antes de retomar su camino la mañana siguiente.
Debió suplicarle mucho pero al fin el viejo le permitió quedarse a condición de que no toque nada. Yaushu se sentó cerca del fuego e invitó al viejo a compartir su pinole.
Este vertió un poco sobre el leño, tiró algunas gotas por encima de su hombro, después bebió el resto. El viejo le agradeció y se durmió.

Mientras que Yaushu lo escuchaba roncar, pensaba la manera de robar el fuego.
Se levantó rápidamente, tomó una brasa con su cola y se alejó. Había hecho un buen pedazo del camino cuando sintió que una borrasca venía sobre él y vio, frente a él, al viejo encolerizado.

Él lo reprendió por tocar y robar una cosa que no le pertenecía; lo mataría.
Inmediatamente él tomó a Yaushu para quitarle el tizón pero aunque éste lo quemaba no lo soltaba. El viejo lo pisoteaba, le trituraba los huesos, lo sacudía y lo balanceaba.
Seguro de haberlo matado, se vuelve a vigilar el fuego. Yaushu rodó, rodó y rodó... envuelto en sangre y fuego; llegó así delante de los Tabaosimoa que estaban orando.


Moribundo les dio el tizón. Los Ancianos encendieron los leños.
El Tlacuache fue nombrado "héroe Yaushu".
Lo vemos aún hoy marchar penosamente por los caminos con su cola pelada.


Tlacuache: Mamífero arborícola.
Pinole: Bebida alcohólica a base de maíz.

El escorpión

Hay personas que no cambian, no cambian porque no quieren, no cambian porque no sienten que esten equivocados, no cambian porque no conocen lo que es la empatía y ponerse en el lugar de los demás, no dejan la violencia porque va con su naturaleza.Este cuento se lo dedico a tantas mujeres que un día actuaron como la rana dando una oportunidad al escorpión y a las que me puedan leer porque nunca se fien de su agresor.


Un escorpión, que deseaba atravesar el río, le dijo a una rana:-Llévame a tu espalda.-¡Qué te lleve a mi espalda! -contestó la rana- Ni pensarlo. Te conozco. Si te llevo a mi espalda, me picarás y me matarás.-No seas estúpida-le dijo entonces el escorpión- No ves que si te pico te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré.Los dos animales siguieron discutiendo hasta que la rana fue persuadida. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró y empezaron la travesía.Cuando estaban en medio del gran río, allí donde se crean los remolinos, de repente el escorpión picó a la rana. Ésta sintió que el veneno mortal se extendía por su cuerpo y, mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le gritó:- ¿Por qué lo has hecho? Es irracional…-No pude evitarlo-contestó el escorpión antes de desaparecer en las aguas- Es mi naturaleza.

El violinista

Algunos decían que Paganini era muy raro. Otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente. Por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el escenario de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo.
La orquesta entró y fue aplaudida. El director, a su vez, fue muy ovacionado. Pero cuando apareció triunfante la figura de Paganini, aquello fue el delirio. Paganini acomodó el violín contra su hombro, y lo que siguió fue indescriptible: blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecían tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.
De repente, un extraño sonido interrumpió el ensueño de la platea: una de las cuerdas del violín de Paganini se había roto.
El director se detuvo. La orquesta dejó de tocar. El público contuvo el aliento. Pero Paganini, mirando su partitura, siguió extrayendo sonidos deliciosos de un violín con problemas. el director y la orquesta, admirados, volvieron a tocar. El público se calmó.
De repente, otro sonido perturbador atrajo la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini había saltado por los aires.
El director se detuvo de nuevo. La orquesta volvió a dejar de tocar. Paganini, no. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y siguió arrancando sonidos imposibles. El director y la orquesta, impresionados, volvieron a tocar.
Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las personas, asombradas, gritaron un ¡Ohhhhhh! que retumbó por toda la sal: una tercer cuerda del violín de Paganini se había quebrado.
El director se detuvo. La orquesta también. El público quedó en suspenso. Pero Paganini, como si fuera un contorsionista musical, arrancó todos los sonidos posibles de la única cuerda que quedaba en el violín destruido. Ninguna nota fue olvidada.
El director, embelesado, se animó. La orquesta se motivó. El público pasó del silencio a la euforia, de la inercia al delirio. Paganini alcanzó la gloria.
Su nombre perdura a través del tiempo. Él no es un violinista genial. Es el símbolo del que continúa adelante aun en medio de las dificultades, de los problemas y de todo lo que parece imposible

Esperanza

Hubo un momento en el que creías que la tristeza sería eterna; pero volviste a sorprenderte a ti mismo riendo sin parar.
Hubo un momento en el que dejaste de creer en el amor; y luego apareció esa persona y no pudiste dejar de amarla cada día más.
Hubo un momento en el que la amistad parecía no existir; y conociste a ese amigo que te hizo reír y llorar, en los mejores y en los peores momentos.
Hubo un momento en el que estabas seguro que la comunicación con alguien se había perdido; y fue luego cuando el cartero visitó el buzón de tu casa.
Hubo un momento en el que una pelea prometía ser eterna ; y sin dejarte ni siquiera entristecerte terminó en un abrazo.
Hubo un momento en que un examen parecía imposible de pasar ; y hoy es un examen más que aprobaste en tu carrera .
Hubo un momento en el que dudaste de encontrar un buen trabajo; y hoy puedes darte el lujo de ahorrar para el futuro.
Hubo un momento en el que sentiste que no podrías hacer algo; y hoy te sorprendes a ti mismo haciéndolo.
Hubo un momento en el que creíste que nadie podía comprenderte; y te quedaste boquiabierto mientras alguien parecía leer tu corazón.
Así como hubo momentos en que la vida cambió en un instante, nunca olvides que aún habrá momentos en que lo imposible se tornará un sueño hecho realidad.
Nunca dejes de soñar, porque soñar es el principio de un sueño hecho realidad.
Recuerda "todo lo que sucede, sucede por una razón"...

El espejo

Renato casi no vio a la señora, que estaba en el coche parado, al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dió cuenta que ella necesitaba de ayuda...
Así, detuvo su coche y se acercó. El coche de la señora olía a tinta, de tan nuevo. La señora pensó que pudiera ser un asaltante. Él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento...
...Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aqui para ayudarla señora, no se preocupe. ¿Por qué no espera en el coche que está más calentito? A propósito, mi nombre es Renato”...
...Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el coche. Luego ya estaba cambiando la llanta. Pero quedó un poco sucio y con una herida en una de las manos...
...Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por alli y que no sabía cómo agradecer por la preciosa ayuda. Renato apenas sonrió mientras se levantaba...
...Ella preguntó cuánto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terríbles que podrían haber pasado si Renato no hubiese parado para socorrerla. Renato no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas...
...Este era su modo de vivir. Y respondió: “Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encontrase a alguien que precise de ayuda, dele a esa persona la ayuda que ella necesite y acuérdese de mí”...
...Algunos kilómetros después, la señora se detuvo en un pequeño restaurant. La camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa...
...La señora notó que la camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero por ello no dejó que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud...
...La señora quedó curiosa en saber cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se retiró...
...Cuando la camarera volvió quiso saber a dónde la señora pudo haber ido, cuando notó algo escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de 1000 euros...
...Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyó lo que la señora escribió.
Decía:
- Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien...
...Aquella noche, cuando fue a casa, cansada, se acostó en la cama; su marido ya estaba durmiendo y ella quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito...
...¿Cómo pudo esa señora saber cuánto ella y el marido precisaban de aquel dinero?. Con el bebé que estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil...
...Quedó pensando en la bendición que había recibido, y dibujó una gran sonrisa...
...Agradeció a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y susurró:
-Todo estará bien: ¡te amo...Renato!

No te contagies de la falta de amabilidad que nos rodea . No dejes de hacer el bien, ayuda a todo el que te necesite.
LA VIDA ES ASÍ... UN ESPEJO... TODO LO QUE TÚ DAS, ¡ VUELVE A TI !
SÉ TÚ TAMBIÉN UN ESPEJO DE AMOR PARA LOS DEMÁS...Y TENDRÁS UNA SEMANA FELIZ.

afilar la sierra

Cierto día, Un señor que iba paseando en el campo se encontró frente a un leñador que afanosamente estaba cortando un tronco, y el paseante le preguntó:
-Disculpe señor, usted luce exhausto..., ¿cuánto tiempo ha estado trabajando?
-Más de seis horas -fue su respuesta.
-¿No sería bueno que descansara un poco y afilara su serrucho?

El hombre responde:
-No... no tengo tiempo, pues hay mucha leña que cortar.
-Pero si afila su sierra cortará más rápido, y si descansa, tendrá fuerzas para cortar más.
El hombre se quedó pensativo, como dando la razón a aquel señor, pero miró para su reloj, luego para la leña, y se puso a cortar leña olvidándose del consejo de aquel hombre le había dado.