domingo, 31 de julio de 2016

UN CALDO DE VERDURAS Y 3 CAJAS DE ANALGÉSICOS

En un barrio de Bangkok, un niño desesperado robó unas cajas de analgésicos para su madre enferma. La farmacéutica lo descubrió, lo tomó por un brazo y le pegó, provocando un gran alboroto que atrajo la atención de los vecinos.
El propietario de un pequeño restaurante que se encontraba justo enfrente fue testigo de toda la escena. Sin embargo, en vez de tomarle por un delincuente común, se acercó al niño para preguntarle por qué había robado. Este le contó que su madre estaba enferma, tenía la cabeza baja y estaba visiblemente avergonzado por lo que acababa de hacer. Entonces el hombre sacó dinero de su bolsillo y le pagó a la farmacéutica los medicamentos. Se los dio al niño, junto a un caldo de verduras.
Treinta años después, el dueño del restaurante se desmayó y, al caer, se golpeó la cabeza con un bordillo. Su situación era grave y necesitaba una intervención quirúrgica pero la hija no tenía el dinero necesario para costearla. Su padre nunca había sido avaricioso y no había amasado una gran fortuna. En su desesperación, pensaba que si hubiese sido menos generoso y hubiera pensado más en sí mismo, quizás ahora tendría el dinero para pagar el hospital.
Sin embargo, cuando estaba al borde de la desesperación, recibió un documento que decía: “todos los gastos médicos han sido saldados con 3 cajas de analgésicos y un caldo de verduras”.
El niño que había robado los medicamentos para su madre se había convertido en un médico, trabajaba en aquel hospital y al enterarse de la situación del anciano que le había ayudado, decidió devolverle el gesto de generosidad.

sábado, 30 de julio de 2016

EL CIELO Y EL INFIERNO

En un reino lejano de Oriente se encontraban dos amigos que tenían la curiosidad y el deseo de saber sobre el Bien y el Mal. Un día se acercaron a la cabaña del sabio Lang para hacerle algunas preguntas. Una vez
Cuentos orientales
dentro le preguntaron:
-Anciano díganos: ¿qué diferencia hay entre el cielo y el infierno?...
El sabio contestó:

-Veo una montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchos hombres y mujeres con mucha hambre. Los palos que utilizan para comer son más largos que sus brazos. Por eso cuando cogen el arroz no pueden hacerlo llegar a sus bocas. La ansiedad y la frustración ca
da vez van a más.
Más tarde, el sabio proseguía:
-Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas alegres que sonríen con satisfacción. Sus palos son también más largos que sus brazos. Aun así, han decidido darse de comer unos a otros.

viernes, 29 de julio de 2016

LAS LLAVES DE LA FELICIDAD

En una oscura y oculta dimensión del Universo se encontraban reunidos todos los grandes dioses de la antigüedad dispuestos a gastarle una gran broma al ser humano. En realidad, era la broma más importante de la vida sobre la Tierra.
Para llevar a cabo la gran broma, antes que nada, determinaron cuál sería el lugar que a los seres humanos les costaría más llegar. Una vez averiguado, depositarían allí las llaves de la felicidad.

-Las esconderemos en las profundidades de los océanos -decía uno de ellos-.
-Ni hablar -advirtió otro-. El ser humano avanzará en sus ingenios científicos y será capaz de encontrarlas sin problema.
-Podríamos esconderlas en el más profundo de los volcanes -dijo otro de los presentes-.
-No -replicó otro-. Igual que sería capaz de dominar las aguas, también sería capaz de dominar el fuego y las montañas.
-¿Y por qué no bajo las rocas más profundas y sólidas de la tierra? -dijo otro-.
-De ninguna manera -replicó un compañero-. No pasarán unos cuantos miles de años que el hombre podrá sondear los subsuelos y extraer todas las piedras y metales preciosos que desee.
-¡Ya lo tengo! -dijo uno que hasta entonces no había dicho nada-. Esconderemos las llaves en las nubes más altas del cielo.
-Tonterías -replicó otro de los presentes-. Todos sabemos que los humanos no tardarán mucho en volar. Al poco tiempo encontrarían las llaves de la Felicidad.

Un gran silencio se hizo en aquella reunión de dioses. Uno de los que destacaba por ser el más ingenioso, dijo con alegría y solemnidad:
-Esconderemos las llaves de la Felicidad en un lugar en que el hombre, por más que busque, tardará mucho, mucho tiempo de suponer o imaginar...
-¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde? -preguntaban con insistencia y ansiosa curiosidad los que conocían la brillantez y lucidez de aquel dios-.
-El lugar del Universo que el hombre tardará más en mirar y en consecuencia tardará más en encontrar es: en el interior de su corazón.

Todos estuvieron de acuerdo. Concluyó la reunión de dioses. Las llaves de la Felicidad se esconderían dentro del corazón de cada hombre.

jueves, 28 de julio de 2016

LA FARMACIA

asrudín estaba sin trabajo y preguntó a algunos amigos a qué profesión podía dedicarse. Ellos le dijeron:
-A ver Nasrudín... Tú eres un hombre muy capaz y sabes mucho sobre las propiedades medicinales de las hierbas. Podrías abrir una farmacia..
Nasrudín volvió a su casa, le estuvo dando vueltas a la cuestión durante unos días, y finalmente se dijo: "Sí, es una buena idea, creo que soy capaz de ser farmacéutico". Claro que Nasrudín estaba pasando por una época en la que deseaba ser muy prominente e importante. "No solo abriré una
farmacia que se ocupe de
hierbas. Abriré un establecimiento enorme y produciré un gran impacto...".
Cuentos orientales

Entonces compró un local, instaló los estantes y vitrinas, y cuando llegó el momento de pintar la fachada colocó un andamio, lo cubrió con sábanas, y se puso a trabajar sin que nadie pudiera ver nada. A nadie le dejó ver cómo estaba pintando la fachada y qué nombre pondría a la farmacia.
Después de unos días distribuyo panfletos que decían: "Mañana es el gran día. Inauguración: mañana a las 9".

Todas las personas del pueblo y de los pueblos de los alrededores vinieron y se concentraron expectantes frente a la farmacia.
A las 9 en punto salió Nasrudín y, con gesto teatral, sacó la sábana que cubría la fachada de la tienda. La gente que allí estaba vio un gran cartel que decía:
"FARMACIA CÓSMICA Y GALÁCTICA DE NASRUDÍN"

Debajo, con letras más pequeñas: "Armonizada con influencias planetarias".

La gran mayoría de personas que asistieron a la inauguración quedaron muy impresionadas. Aquel día hizo mucho negocio, la gente no dejaba de comprar. Por la tarde el maestro de la escuela del pueblo le visitó y le dijo:
-Francamente Nasrudín, estas afirmaciones que usted hace son un poco dudosas...
-¿Dudosas por qué? -respondió Nasrudín-.
-Eso de cósmica y galáctica, y armonizada con influencias planetarias, francamente...
-No, no, no, no... -dijo Nasrudín- Todas las afirmaciones que yo hago sobre las influencias planetarias son absolutamente ciertas. Cuando sale el sol, abro la farmacia. Cuando el sol se pone, la cierro.

miércoles, 27 de julio de 2016

SI TUVIERA…SERÍA FELIZ


Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de luna llena mientras pensaba:
– “Si tuviera un auto nuevo, sería feliz”
– ” Si tuviera una casa grande, sería feliz”
– ” Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz”
– ” Si tuviera pareja perfecta, sería feliz”
En ese momento, tropezó con una bolsita llena de piedras y empezó a tirarlas una por una al mar cada vez que decía: “Sería feliz si tuviera…”
Así lo hizo hasta que solamente quedaba una piedrita en la bolsa, la cual guardó. Al llegar a su casa se dio cuenta de que aquella piedrita era un diamante muy valioso. ¿Te imaginas cuantos diamantes arrojó al mar sin detenerse y apreciarlos?
¿Cuántos de nosotros pasamos arrojando nuestros preciosos tesoros por estar esperando lo que creemos perfecto o soñado y deseando lo que no se tiene, sin darle valor a lo que tenemos cerca nuestro?
Mira a tu alrededor y si te detienes a observar te darás cuenta de lo afortunado que eres, muy cerca de ti está tu felicidad, y no le has dado la oportunidad de demostrarlo.
Cada uno de nuestros días es un diamante precioso, valioso e irremplazable.
Depende de ti aprovecharlo o lanzarlo al mar del olvido para nunca más poder recuperarlo.

martes, 26 de julio de 2016

¿Como Quien Eres?

El oro para ser purificado debe pasar por el fuego y el ser humano necesita pruebas para pulir su carácter. Pero lo más importante es como reaccionamos frente a las pruebas.
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles.
No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.
En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bol. Sacó los huevos y los colocó en otro. Coló el café y lo puso en un tercer bol.
Mirando a su hija le dijo:
 "Querida, ¿qué ves?"
"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija pregunto: "¿Qué significa esto, Padre?" 
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua. "¿Cuál eres tu?", le pregunta a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?"
¿Y cómo eres tu, amigo? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan , te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?
Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?  ¿O eres como un grano de café?
El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor.
Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. 
Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

lunes, 25 de julio de 2016

El Hijo Mas Sagaz

Una historia de Etiopía nos presenta a un anciano que, en su lecho de muerte, llamó a sus tres hijos y les dijo:
- No puedo dividir en tres los que poseo. Eso dejaría muy pocos bienes a cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más hábil, más inteligente, más astuto, más sagaz. Dicho de otra forma, a mi mejor hijo.
He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de vosotros. Tomadla.
El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se quedará con todo. Se fueron.
El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad.
El segundo hijo compró sacos de pluma, pero no consiguió llenar la casa mucho más que el anterior.
El tercer hijo -que consiguió la herencia- sólo compro un pequeño objeto. Era una vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz.

viernes, 22 de julio de 2016

Explicar el significado

Un maestro sufi contaba siempre una parábola al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían el sentido de la misma…
– Maestro – lo encaró uno de ellos una tarde – Tú nos cuentas los cuentos pero no nos explicas su significado…
– Pido perdón por eso. – se disculpó el maestro – Permíteme que en señal de reparación te convide con un rico melocotón.
– Gracias maestro. – respondió halagado el discípulo
– Quisiera, para obsequiarte, pelarte tu durazno yo mismo. ¿Me permites?
– Sí. Muchas gracias. – dijo el alumno
– ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?
– Me encantaría… Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro…
– No es un abuso si yo te ofrezco. Solo deseo complacerte… Permíteme también que te lo mastique antes de dártelo.
– No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! – se quejó sorprendido el discípulo.
El maestro hizo una pausa y dijo:
– Si yo les explicara el sentido de cada cuento… sería como darles a comer una fruta masticada.

jueves, 21 de julio de 2016

La Rosa y el Sapo

Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordena al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: – Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después el sapo pasa por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: – Vaya que te veo mal. ¿Qué te pasa?
La rosa contesta: – Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contesta: – Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

miércoles, 20 de julio de 2016

Los Ciclos de la Vida

Una vez vivió un hombre rico cuya subsistencia provenía del comercio. Éste compraba mercadería en fábricas, en grandes cantidades, y luego vendía los objetos a particulares; y de eso había enriquecido. En aquellos días, se solía pagar en efectivo, y no me refiero a billetes bancarios. Por eso, cuando el hombre iba a comprar la mercadería, acostumbraba viajar con una pequeña alcancía llena de oro y plata. Cierta vez ocurrió que el comerciante, junto a su socio y un amigo, salieron a la travesía de compras y, como siempre, llevó con él su alcancía, con el oro y la plata en su interior y comenzaron el viaje. A mitad del camino, debieron atravesar un
gran bosque, en el que pararon a descansar ya que era un lugar bello y tranquilo. El comerciante colocó la alcancía debajo de su cabeza y se durmió.
Transcurridas varias horas de descanso que así lo requería la agotadora y larga travesía, despertaron. El comerciante colocó nuevamente todas sus pertenencias en el carruaje y continuaron, rápidamente, su travesía. Mas, debido a su apuro, olvidaron la alcancía con el oro y la plata. llegaron finalmente a destino: al lugar donde compraban los objetos para revenderlos . Cuando el comerciante se dispuso a adquirir toda la mercadería y a pagar por ella, se dio cuenta que le faltaba la alcancía. Seguro de que se la habían usurpado, le avisó con pesar a todos los vendedores, a quienes compraba la mercadería que, en esta oportunidad, ello iba a ser imposible y que cancelaba el pedido. Fue así, que viajó de regreso a su casa con las manos vacías. Cuando llegaron al mismo lugar en el cual habían parado a la ida, decidieron hacerlo también esta vez y, para su sorpresa, vieron que la alcancía que había desaparecido estaba allí, en el mismo lugar, y que nadie la había tan siquiera tocado. Cuando el comerciante visualizó la alcancía estalló en llanto. Su socio pensó que lloraba por la alegría que le causaba haberla encontrado. Sin
embargo, el vendedor se acercó a su socio y le dijo: “Escucha, yo quiero dividir a medias lo que hay aquí dentro: una mitad para ti y la otra para mí. Y, a partir de ahora, tú y yo  iremos cada uno por su camino, de manera independiente”. Y así  lo hicieron. Dividieron entre ellos la plata y el oro, y cada uno  se fue por su camino. Cada cual comenzó a ocuparse de negocios diferentes, y transcurridos unos años el comerciante se fue empobreciendo ya que sus negocios no prosperaban. Cuando lo hubo perdido todo, empezó a ir de ciudad en ciudad a buscar donaciones o ayuda. Así, luego de mucho tiempo, llegó a una ciudad colmada de gente pobre. Uno de los ricos de esa ciudad que siempre los invitaba a comer, lo invitó también a él. Luego de brindarle una buena cena, le dio incluso una suma de dinero y lo invitó a que viniera también para Shabat. Cuando los demás pobres escucharon que el nuevo extraño había recibido más dinero que ellos, sintieron una profunda envidia y decidieron robarle su dinero.  Así fue, que en vísperas de Shabat, cuando el pobre hombre fue a la Mikve, le robaron todo su dinero y decidieron además, en esa misma ocasión, burlarse de él, robándole también sus vestimentas en el momento en el que el hombre estaba inmerso en la Mikve. Cuando salió de allí, descubrió que su ropa no estaba. Se había quedado, definitivamente, sin nada. Gritó desesperadamente y escapó desnudo en dirección a un parque, cercano al lugar en donde él se encontraba y se sentó solo, escondiéndose entre los árboles. Una vez que Shabat hubo comenzado, el hombre rico comenzó a preocuparse porque el pobre no llegaba. Entonces, decidió salir a buscarlo. Preguntó a varias personas y todos le respondieron que había sido visto por última vez en la Mikve. El rico envió hombres a buscarlo y en las cercanías de la Mikve, escucharon, de pronto, a alguien cantando a toda voz, y con alegría. Se
dirigieron hacia el parque, y se aproximaron al lugar del cual provenía la voz.
Allí encontraron al pobre, completamente desnudo, entonando y cantando con alegría melodías y canciones de Shabat, ¡y el Lejá Dodí!.
Le proporcionaron ropa y lo llamaron para que viniera a comer a la casa del hombre adinerado. Cuando le preguntaron por qué no había venido explicó
lo que le había sucedido: “Me robaron mis vestimentas, por eso no pude venir”.
Fue así que comieron y bebieron, y ulteriormente el hombre rico le preguntó: ¿en realidad no sabes quién soy?. A lo que el pobre contestó: “No. La verdad no te conozco”. Y el rico replicó: “Yo fui tu socio en tus negocios hace muchos años. Luego que nos dividimos el oro y la plata y cada uno fue por su camino, yo vine a esta ciudad y comercié aquí y prosperaron mis negocios y enriquecí en forma considerable. Y cuando te vi, después de tanto tiempo y vi cuán pobre eras, me apiadé de ti y quise darte una buena suma de dinero para que pudieras comenzar de nuevo y rehacer tu vida.
Ahora, quiero que me expliques por qué cuando encontramos la alcancía, aquella vez que la habíamos extraviado, te pusiste a llorar. Y ahora, que lo habías
perdido todo te encontraron alegre, cantando.
El pobre le explicó: “En el mundo hay ciclos. A veces se está arriba y a veces abajo. Cuando vi que era rico y se me había extraviado la alcancía, y luego la encontramos intacta con todo el oro y la plata, comprendí que había llegado a la cúspide de mi suerte, al grado más alto de mis ciclos.  De allí, lo único
que me depararía el futuro era el descenso. Por eso lloré, y ese mismo fue el motivo  por el cual dividí nuestras ganancias,  ya que quise evitar que
tu descendieras a causa de mi destino.  Y así me convertí en un hombre pobre, y así y todo me robaron hasta mi ropa y entonces sí me quedé sin nada.  En
ese momento comprendí que había llegado al nivel más bajo y que lo único que me quedaba era comenzar a ascender nuevamente y ese fue el motivo de mi júbilo
y de mis cantos y bailes.  Estas palabras agradaron/ hallaron gracia a los ojos del rico por lo que decidió Pasadas varias semanas de viaje dividir su fortuna con el pobre, quien nuevamente enriqueció.

martes, 19 de julio de 2016

No son fracasos, es el camino al éxito

Cuando Thomas Alva Edison trabajaba en uno de sus inventos, tuvo muchos problemas con una pieza en particular. Hizo cerca de doscientas de estas piezas, pero una tras otra falló y sus colaboradores empezaron a desanimarse por todos los fracasos consecutivos. Sin entender mucho lo que pasaba, el más joven de sus ayudantes le preguntó:

- ¿Qué está haciendo ahora?

- Trato de encontrar un nuevo tipo de acumulador – respondió Edison -, ya he experimentado con unos doscientos prototipos.

- Pero ha fracasado una y otra vez – dijo el joven.

- No – replicó tajantemente Edison –, no he fracasado ni una sola vez.

- Pero nunca han funcionado, esos no son buenos resultados.

- Mis resultados han sido extraordinarios. Ya sé que hay doscientas fórmulas que no me sirven para nada.

Con optimismo y perseverancia, Edison siguió trabajando y poco tiempo después, en 1877, presentó su nuevo invento, el fonógrafo, el primer aparato capaz de grabar y reproducir sonidos.

lunes, 18 de julio de 2016

El dinero nos puede cambiar

En cierta ocasión un joven pobre pero emprendedor fue a visitar a un viejo sabio, con quién inició una larga conversación. El joven le contó de sus sueños, sus deseos de superación y cómo pensaba volverse rico en unos pocos años. Lo tenía todo bien planeado: las metas que debía alcanzar, los caminos que debía seguir, el esfuerzo continuo que debía realizar. Es más, desde hacía ya un tiempo el joven se había puesto a trabajar con ahínco y ya tenía andado una parte del camino que se había trazado. El sabio observaba que en el joven confluían un enérgico entusiasmo, una consistente perseverancia y una claridad de ideas que sin lugar a dudas lo llevaría al éxito en su cometido.

Luego de tanto hablar, el joven le dijo al viejo:

- Se que cuando sea rico, cuando tenga dinero, joyas, oro y plata, mi vida va a cambiar. ¿Tendrá algún consejo para cuando llegue ese momento?

Con calma y dulzura el viejo se levantó de su asiento, tomó al joven de la mano y lo acercó a la ventana.

- Mira – le dijo -¿Qué ves?.

- Veo gente – respondió el joven

Entonces el sabio giró y lo llevó ante un espejo que se encontraba en una esquina de la sala, se apartó ligeramente y le preguntó:

- ¿Y ahora qué ves?

- Ahora me veo yo, me veo a mí mismo – dijo el joven con tono muy seguro.

- ¿Entiendes? – preguntó el sabio – En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio. Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata. Y cuando hay un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí mismo.

domingo, 17 de julio de 2016

El maestro y el alacrán

Por el sendero de un hermoso bosque, el viejo maestro caminaba en silencio junto a su joven discípulo. Al llegar a un riachuelo, divisaron cerca de la orilla a un escorpión que había caído al agua y luchaba por su vida. El maestro se acercó, alargó su brazo y tomó el animal para sacarlo del agua, pero de inmediato el escorpión lo picó. El dolor fue grande y al sacudir la mano, el maestro dejó caer al escorpión al agua.

Sin pensarlo dos veces, el maestro se volvió sumergir su mano en el agua para salvar al alacrán, pero una vez más el alacrán lo picó y luego cayó al riachuelo. Tras frotarse la segunda herida, el maestro se agachó nuevamente, pero justo antes de introducir su mano en el agua, su discípulo lo detuvo tomándolo por el hombro.

- ¡Pero maestro, no vuelva a agarrar al alacrán, lo va a picar otra vez!, además, ¿cuál es su empeño en salvar a ese animal tan malvado?

- Querido amigo – respondió el maestro con voz calmada – El alacrán me ha picado porque eso está en su naturaleza. Sin importar cuales sean las circunstancias, su instinto será siempre el de defenderse picando a cualquier otro animal que se le acerque. En cambio, yo estoy llamado a amar a la naturaleza, por lo tanto a tratar de salvarlo, porque eso está en mi naturaleza. Muy mal haría yo en dejarme influenciar por su naturaleza, dejando la mía de lado; en renunciar a hacer el bien solamente porque a otro no le gusta o no está de acuerdo; en comportarme de maneras distintas según las circunstancias en lugar de ser siempre auténtico.

El maestro volvió a agacharse, tomó una hoja que pasaba flotando y con ella levantó por tercera vez al alacrán para salvarle la vida.

viernes, 15 de julio de 2016

El Valor del Trabajo

Varios cuentos han circulado por Internet con diferentes versiones de esta historia. Unos hablan de un hombre que arregla una imprenta, otros de un técnico de computación que “salva” un disco duro importantísimo para una empresa, y así sucesivamente. A mí me gusta esta versión que sin ser tan espectacular, al parecer ocurrió en la vida real hace ya muchos, muchos años:

Cuando el pintor norteamericano James Abbott McNeal Whistler (1834-1903) gozaba ya de renombre, un ricachón le encargó su retrato. Antes de iniciar el trabajo acordaron un precio que era bastante alto, pues Whistler ya era un artista muy cotizado. Se le describía como “el maestro de las armonías cromáticas”, debido a su clara tendencia impresionista. El artista terminó el retrato en tres días, pero su cliente se negó a pagar la considerable suma acordada, alegando que era una retribución excesiva por solo tres días de trabajo. Al no llegar a un acuerdo tuvieron que presentarse en los tribunales. Tras escuchar la acusación contra el pintor, el juez le preguntó a Whistler cuánto tiempo le había llevado hacer el retrato, y él contestó sin titubear: “He tardado tres días en pintarlo y toda una vida en llegar a poder pintarlo en tres días, Señor Juez”. Al terminar con los alegatos se presentó la sentencia a favor de Whistler y naturalmente el ricachón tuvo que pagar el cuadro y todos los costos del juicio.

jueves, 14 de julio de 2016

Que fácil es...

Cuentan que se produjo un gran cuchicheo en la Corte cuando Cristóbal Colón regresó a España después de haber descubierto lo que entonces se pensaba que era una nueva ruta para llegar a las Indias. Cada quién tenía su propia opinión sobre lo que había ocurrido y la diversidad de puntos de vista formaba el menú principal de las tertulias a media voz. Los más envidiosos y celosos no dudaban en afirmar que lo que había hecho Colón no era ninguna proeza, que en realidad no era difícil encontrar nuevas rutas en la inmensidad del mar.


En cierta ocasión, uno de ellos no tuvo reparo en dejarle saber su opinión al célebre Almirante, minimizando su hazaña al calificarla como algo muy fácil de realizar. Entonces, ante la extrañeza de todos, Colón pidió que le trajeran un huevo. Unos minutos después, Colón lo colocó sobre la mesa central y les preguntó:

- ¿Quién puede parar este huevo sobre la mesa sin que se caiga cuando lo suelte?

Varios lo intentaron, pero no había forma de colocar el huevo en posición vertical sin que inmediatamente cayera a un costado. Finalmente Colón tomó nuevamente el huevo, eligió uno de los extremos y con suavidad lo golpeó hasta que la cáscara se grietó y se aplanó ligeramente, sin que llegara a salir algo de su contenido. Entonces colocó el huevo en posición vertical sobre la mesa y allí permaneció inmóvil ante el asombro de todos. Dirigió su mirada hacia quién lo había interpelado y le dijo:

- Ahora todos ustedes serán capaces de hacerlo y de decir que es muy fácil. Pero hace un instante dijeron que era imposible. Lo difícil no es repetir lo que ya otra persona ha resuelto, lo difícil es idear la solución por primera vez, cuando todavía nadie ha resuelto el problema.

miércoles, 13 de julio de 2016

Siempre existen más opciones de las que aparentan

Unos 200 candidatos para trabajar en una importante empresa se encontraban realizando las entrevistas y pruebas que la gerencia necesitaba para la selección definitiva. Uno de los test planteaba el siguiente problema:

Estás manejando un deportivo rojo dos puestos último modelo. Es de noche y llueve a cántaro desde hace más de seis horas. En buena parte de la ciudad se ha ido la luz y las telecomunicaciones no están funcionando. Cuando llegas a un semáforo, divisas que en la parada de autobús hay tres personas esperando, pero es más de media noche y el transporte público ya no trabaja más. Cuando te aproximas ves que se encuentra un viejo amigo tuyo que dos años atrás salvó tu vida de una muerte segura. A su lado está sentada una mujer anciana que se ve muy pálida, con escalofríos y una tos espantosa. No hay duda de que debe ir de inmediato al hospital o morirá. La tercera persona es el hombre (o mujer) de tu vida. Fue un flechazo a primera vista y sabes que si no aprovechas ese instante y la dejas ir, más nunca volverás a verla ni a conseguir otra persona igual. Entonces, tienes un solo puesto en carro, no puedes llevar sino a una persona ¿Qué haces?: (selecciona una sola opción)

  1. Te llevas al amigo que te salvó la vida
  2. Te llevas a la anciana para salvarle la vida
  3. Te llevas al hombre (o mujer) de tu vida
Cada una de los candidatos realizó su selección, algunos lo hicieron a conciencia, otros lo pensaron bien y pusieron lo que creían que era más adecuado para conseguir el trabajo. Unos pocos se quejaron de que eso era un caso extremo e irreal o una suerte de trampa emocional, a pesar de lo cual seleccionaron una de las opciones.

Solo una persona dejó las opciones en blanco y agregó una nota:

Yo le daría el carro a mi amigo para que llevara a la anciana a un hospital, y me quedarían en la parada de autobús junto a la mujer de mi vida.
Esta persona fue la que obtuvo el empleo

Quiero Ser Un Televisor

En la oscuridad de su habitación un niño junta sus manos, cierra los ojos y eleva su plegaria a Dios:

“Querido Jesús, yo quisiera que mañana temprano me conviertas en una televisión. Debe ser fantástico. 


En la casa hay rincón especial para la televisión. Es el único sitio donde nos reunimos todos en familia, aunque no conversamos ni nos miramos mutuamente. Allí a la única que se le permite hablar es a la televisión y todos, papá, mamá y mis hermanos, no dejan de observarla ni un solo instante. Que suerte tiene la televisión.

Cuando llego del colegio mi mamá está preparando el almuerzo. Yo quiero contarle todo lo que ha pasado durante la mañana, pero ella me dice que en ese momento no puede prestarme atención. Yo comprendo, mientras ella cocina, observa cuidadosamente a dos personas hablando por la televisión y si yo la interrumpo se le puede quemar la comida. A veces siento celos de la televisión.

Cuando papá llega a la casa dice que está cansado, que no lo molesten y se instala frente al televisor. Si yo me acerco a contarle algo se pone de mal humor, me manda a callar y no me hace caso. En cambio la televisión puede decirle cualquier cosa y el sigue prestando atención sin interrumpirla, sin ponerse bravo. En ocasiones hasta come frente al televisor para no perderse nada de lo que ella dice. La televisión debe sentirse muy bien.

Cuando yo estoy fastidiado y quiero jugar con mis hermanos, ellos me dicen que no los interrumpa con niñerías, que están viendo televisión y que si quiero estar allí debe ser en silencio y sin molestar. La televisión debe divertirse mucho con mis hermanos.

Debe ser maravilloso sentirse el centro de atención de toda la familia, así que, querido Jesús, mañana en la mañana yo quiero ser un televisor.”

¿Cuántas veces no le hemos dedicado el tiempo que nuestros padres, nuestros hermanos, nuestro cónyuge y nuestros hijos se merecen, todo por ver televisión, jugar con consolas de videos, navegar por Internet, hablar por teléfono o estar pendientes de los mensajes de texto? En teoría queremos más a nuestros seres queridos, pero en la práctica muchas veces dedicamos más tiempo, espíritu y energía a las cosas en lugar de a las personas. ¿Cuáles son realmente nuestras prioridades?

lunes, 11 de julio de 2016

La leyenda del hilo rojo

Nunca podrás escapar de tu corazón,
así que es mejor que escuches lo que tiene que decirte…
Paulo Coelho, "El alquimista"
Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos.Este hilo nunca desaparece y permanece constantemente atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá.
Este hilo lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en mayor o menor medida, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida. Así es que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos y a atarles un hilo rojo a su dedo, un hilo que decidirá su futuro, un hilo que guiará estas almas para que nunca se pierdan…La leyenda versa así:
"Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."
Esta leyenda está tan arraigada en las culturas orientales que millones de personas llevan unidas a ellas un hilo rojo verdadero. Aunque no hay claridad sobre si el origen es chino o japonés, se dice que la leyenda comenzó al conocer que la arteria ulnar conecta el dedo meñique (otras fuentes hablan del anular, lo que tiene más tradición en nuestra cultura) con el corazón, fuente de vida y eternamente concebido como el hogar del amor…
Un hilo rojo al que no podremos imponer nuestros caprichos ni nuestra ignorancia, un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar. Un hilo rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los profundos, esos que simbolizan el antes y por los que no hay después. El amor de una madre, de un padre, de un hermano, de un niño, de un amigo, de un hombre o de una mujer… Un hilo rojo que simboliza el amor y el interés común… Cada uno que lo interprete como quiera pero lo que está claro es que, en ocasiones, las casualidades son tan fuertes que no dejan lugar a dudas… Almas gemelas se llaman, corazones entrelazados con una o varias eternidades por vivir…

viernes, 8 de julio de 2016

El Turbante


Hace mucho tiempo, un hombre rebuscando entre antiguos objetos de su desván, descubrió un pequeño arcón que guardaba una pieza de tela que perteneció a sus antepasados.
Como en su familia era constumbre usar turbante, pensó que qué mejor manera de honrar a sus ancestros que usando esa maravillosa tela para hacerse uno.
Tras varios intentos se dió cuenta que el trozo de tela no era suficiente para hacerse un turbante. Preocupado pensó “O mi cabeza es muy grande o mis antepasados tenían “poca cabeza”.
Dado el poco éxito que tuvo para hacerse el turbante, decidió sacarle partido a la pieza de tela y vender su herencia en la habitual subasta de los sábados del mercado.
Tras empezar la subasta, el hombre se dió cuenta, con creciente malestar, que el subastador iba cada vez más incrementando el precio de la tela, hablando de su belleza y maravillosa tela
Su desasosigo llegó al límite cuando se dió cuenta que la tela había recibido una de las mayores pujas por parte de un erudito profesor muy conocido por ser una de las personas más intelectuales de la comunidad.
“Seguro que este hombre tendrá una cabeza más grande que la mía”, pensó “con lo que tampoco podrá hacerse un turbante con la tela”.
Preocupado ante la posibilidad de que el profesor le acusase de intentar engañarle con el verdadero valor de la tela, se acercó a él furtivamente y le susurró al oido: “No vale la pena comprar esa tela”. “¡Es demasiado corta para hacerse un turbante!”.
El profesor, sorprendido al escuchar tal afirmación, se giró y le dijó “¿En qué cabeza cabe que quiera hacerme un turbante con esa reliquia?”.
“Voy a enmarcar ese maravilloso tapiz y colocarlo en un lugar destacado de mi morada para tener siempre presente la leyenda que lleva bordada”:

Todo tiene su valor, pero hay que saber reconocerlo

miércoles, 6 de julio de 2016

Nahuel quiere cantar

‘¡Vete y no vengas más! La música no es para ti’. Al escuchar a su profesora Nahuel se puso muy triste y, completamente confundido y frustrado, abandonó la clase de canto. No hay nada más triste para un niño que oír de labios de un mayor en el que confía que justo lo único que desea hacer en su vida no es para él.
Por suerte, Nahuel era un niño muy seguro de sí mismo; y la negativa de su profesora de canto de seguir enseñándole le sirvió como impulso para buscar su propio camino. Le esperaban momentos de mucha desesperación que sabría enfrentar con todas sus energías. Comenzó escuchando todo lo que llegaba a sus manos y entrenando su oído con disciplina. Una tarde se dijo ‘si aprendemos a hablar imitando, ¿por qué no hacer lo mismo con la música?’ Así fue como empezó a imitar a sus cantantes favoritos. Pero tampoco conseguía demasiado con ello; podía imitarlos pero algo había en su voz que sonaba sumamente raro y descontrolado.
Una tarde, mientras dejaba pasar el día sentado en el banco de un parque, se le acercó un joven que traía un inmenso armatoste en una mano, su contrabajo. Se pusieron a conversar; Nahuel no perdía un sólo momento para aprender más cosas relacionadas con el mundo de la música del que se sentía totalmente enamorado.
En un momento el joven le dijo ‘Tú tienes una voz maravillosa. Tu problema es que no confías en ti e intentas hacer lo que hacen otros; no dejas fluir tu propia voz. Sería bueno que tomaras clases para aprender cuestiones importantes respecto a la técnica, pero antes de ello tienes que encontrar tu voz’.
Desde ese día la vida de Nahuel cambió para siempre. Comenzó a soltarse y lo que encontró que era capaz de hacer con su voz lo dejó asombrado. Atrás había quedado ese día en que la profesora lo echó de la clase; pero no en vano.
Una tarde mientras ella disfrutaba de un concierto importante que se realizaba en su ciudad descubrió que Nahuel era uno de los cantantes principales. Al finalizar el concierto se le acercó y le pidió disculpas por haberlo tratado tan duramente aquella tarde. Nahuel ya había andado demasiado y se sentía a gusto consigo mismo; le dijo que lo sentía muchísimo pero que no la recordaba, ‘pero le agradezco que haya venido a verme’, le dijo. Y ella abandonó el teatro cabizbaja mientras él continuaba saludando a la gente y haciéndose fotos con el público.