miércoles, 13 de julio de 2016

Siempre existen más opciones de las que aparentan

Unos 200 candidatos para trabajar en una importante empresa se encontraban realizando las entrevistas y pruebas que la gerencia necesitaba para la selección definitiva. Uno de los test planteaba el siguiente problema:

Estás manejando un deportivo rojo dos puestos último modelo. Es de noche y llueve a cántaro desde hace más de seis horas. En buena parte de la ciudad se ha ido la luz y las telecomunicaciones no están funcionando. Cuando llegas a un semáforo, divisas que en la parada de autobús hay tres personas esperando, pero es más de media noche y el transporte público ya no trabaja más. Cuando te aproximas ves que se encuentra un viejo amigo tuyo que dos años atrás salvó tu vida de una muerte segura. A su lado está sentada una mujer anciana que se ve muy pálida, con escalofríos y una tos espantosa. No hay duda de que debe ir de inmediato al hospital o morirá. La tercera persona es el hombre (o mujer) de tu vida. Fue un flechazo a primera vista y sabes que si no aprovechas ese instante y la dejas ir, más nunca volverás a verla ni a conseguir otra persona igual. Entonces, tienes un solo puesto en carro, no puedes llevar sino a una persona ¿Qué haces?: (selecciona una sola opción)

  1. Te llevas al amigo que te salvó la vida
  2. Te llevas a la anciana para salvarle la vida
  3. Te llevas al hombre (o mujer) de tu vida
Cada una de los candidatos realizó su selección, algunos lo hicieron a conciencia, otros lo pensaron bien y pusieron lo que creían que era más adecuado para conseguir el trabajo. Unos pocos se quejaron de que eso era un caso extremo e irreal o una suerte de trampa emocional, a pesar de lo cual seleccionaron una de las opciones.

Solo una persona dejó las opciones en blanco y agregó una nota:

Yo le daría el carro a mi amigo para que llevara a la anciana a un hospital, y me quedarían en la parada de autobús junto a la mujer de mi vida.
Esta persona fue la que obtuvo el empleo

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