Cuentan
que una persona muy deprimida, le propuso a un amigo pagarle una gran suma de
dinero si lo llevaba a un sitio donde la gente no tuviera problemas. El amigo
aceptó, con la condición de que le pagara por adelantado. La persona aceptó la
oferta y, al día siguiente, lo llevó a un cementerio.
Como
bien se desprende de esta pequeña historia, los problemas forman parte de la
vida. Nosotros, como seres humanos no tenemos la capacidad de impedir que
surjan. Sin embargo, tenemos la libertad de definir es cómo reaccionamos ante
ellos.
De ti
depende sumergirte en las profundidades del abismo o bien, visualizar cada
dificultad a la que te enfrentes en la vida como una oportunidad disfrazada.
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