Cierto
día, un caracol cuyo caparazón era blanco como una nube, acostumbraba a pasear
por los jardines.
Se
sentía triste porque su caparazón no era colorido; no le gustaba mirarse en los
espejos, le pesaba ver a las mariposas con alas multicolor y las flores con sus
hermosos tonos, como si fueran acuarelas.
Una
tarde, mientras caminaba en el jardín, el caracol se cruzó con unos pinceles
que le preguntaron:
– “¿Por
qué lloras, por qué estas tan apenado?
El caracol
respondió:
– “Es
por mi caparazón, es pálido; a nadie le llamó la atención, nadie se enamoraría
de mi”.
Al
escuchar ésto, los pinceles lo consolaron con un abrazo y les dijeron al
caracol:
– ”
Pintaremos tu caparazón con los mas bellos colores, te gustará verte distinto
en los espejos y cualquiera se enamorará de ti”.
Los
pinceles le dieron vida al caparazón del caracol.
Al día
siguiente, el caracol salió a pasear al atardecer por el jardín.Una flor lo
miró con asombro, le dijo:
– “Que
hermoso que eres”
Y el
caracol contempló sus pétalos radiantes. Ambos se enamoraron a primera vista.
En la
noche, el caracol y la flor bailaron juntos hasta el amanecer y fueron felices
para siempre.
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