Pinto
era un pino de Oregón que, desde pequeño, soñaba con ser grande. Su especie
llegaba a alcanzar los sesenta metros.
Le
habían dicho que la vista desde las grandes alturas era maravillosa. Sus amigos
le mostraban distintas bellezas naturales, pequeñas plantas, flores, insectos,
grandes animales y hasta personas, pero no les prestaba atención; iba creciendo
y siempre sucedía lo mismo, lo único que le interesaba era lograr una gran
altura.
Al
llegar a la estatura deseada, confirmó que el panorama desde tan alto era
espectacular. En las conversaciones con sus amigos, escuchaba cosas muy
extrañas para él, hablaban de chicos jugando a la pelota, de perros que
corrían, de abejas que se posaban sobre las flores, y cantidades de comentarios
sobre seres que no llegaba a distinguir desde allá arriba.
Pero ya
no pudo bajar para conocerlos, se los había perdido mientras esperaba llegar
bien alto. El futuro es para soñar; el presente, para disfrutar.
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