lunes, 18 de mayo de 2015

Nuestro Tiempo


Jaime tenía un campo en Entre Ríos. Cada dos meses, allí se reunía toda la familia.Siempre dedicaba la tarde del sábado a cabalgar con sus nietos, que tenían diez y doce años. Pero ya no podía, por lo que se sentó con ellos y les explicó:
-Chicos, lamentablemente, debido a mi edad, tengo problemas de columna, por lo que no podré cabalgar más. No obstante, pueden ir con su padre o, incluso, si él se los permite y van con cuidado, pueden hacerlo solos.-Si no es con vos, no cabalgaremos más -dijeron los dos.-Pero, si les gusta tanto.

-En realidad no nos gusta -le dijo uno de ellos.-Lo que pasa es que por el trabajo, compromisos y problemas, no tenés mucho tiempo para dedicarnos, sin embargo, cuando cabalgamos, pasamos toda la tarde juntos y ni siquiera el teléfono nos interrumpe -le aclaró el mayor.Su abuelo los abrazó y les dijo:-Caminando no llegaremos tan lejos, pero compartiremos toda la tarde solos y juntos.

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