martes, 27 de abril de 2010

Hoy Toca ser Feliz

Esta es de Mago de Oz

Cuando un sueño se te muera
o entre en coma una ilusión,
no lo entierres ni lo llores, resucítalo.

Y jamás des por perdida
la partida, cree en ti.
y aunque duelan, las heridas curarán.

Hoy el día ha venido a buscarte
y la vida huele a besos de jazmín,
la mañana esta recién bañada,
el Sol la ha traído a invitarte a vivir.

Y verás que tú puedes volar,
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.

Si las lágrimas te nublan
la vista y el corazón,
haz un trasvase de agua
al miedo, escúpelo.

Y si crees que en el olvido
se anestesia un mal de amor,
no hay peor remedio
que la soledad.

Deja entrar en tu alma una brisa
que avente las dudas y alivie tu mal.
Que la pena se muera de risa,
cuando un sueño se muere
es porque se ha hecho real.

Y verás que tú puedes volar
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor,
hoy te toca ser feliz.

Las estrellas en el cielo
son solo migas de pan
que nos dejan nuestros sueños
para encontrar
el camino, y no perdernos
hacia la Tierra de Oz,
donde habita la ilusión.

Y verás que tú puedes volar,
y que tu cuerpo es el viento,
porque hoy tú vas a sonreír,
hoy te toca ser feliz.

El castillo Rosa

Una vez, en un pueblo cercano, el reinado organizaba eventos y fiestas que mantuvieran al pueblo animado. Uno de ellos era el concurso de la mejor y mas grande hortaliza.
Joan, tuvo la fortuna de producir el mas grande zapallo de la comarca, así que con una enorme fiesta local, con banda de música y todo, lo pusieron dentro de un vagón de ferrocarril, que lo llevaría al castillo del Rey, para recibir su premio. Por haber cosechado el mas grande zapallo de la región, que lo había quitado del anonimato.
Banda de música, lamía sus oídos. Allá fue Joan. Hinchado el corazón y el pecho de orgullo. Vería al castillo, vería al Rey y contaría todo a sus pobres vecinos que no tenían su inmensa suerte.
Cuando llego al castillo, entro por una puerta lateral, después de preguntar a un guardia. Y a un asistente en una pequeña mesa en un salón rosado, se presentó y preguntó que debería hacer.
-Esperar, le dijo el amanuense.
Y eso fue lo que Joan hizo. Esperar. Durante el primer dia la sed y el hambre, lo acosó. Durmió en la banca que le tocó en suerte encontrar liberada. Durante el segundo y tercer día, ya había hecho migas con un compatriota, con el cual se turnaban para conseguir algún emparedado fuera del castillo, y algo de beber. Los asistentes llamaban continuamente a personas que esperaban para efectuar tramites, firmas y esas cosas administrativas.
Joan, ya había desesperado de ser recibido por el Rey, pero se mantuvo firmem, aunque desencantado.
Finalmente, lo llamaron. Le hicieron firmar un papel sobre una tablilla, le entregaron una medalla de mediano tamaño, y ni siquiera lo despidieron. El asistente dió rápidamente media vuelta y se alejó.
Joan, parado en medio de esa nave, rodeado de cientos de personas, se encamínó hacia el transporte que lo llevaría de vuelta a su pueblo. Viajó en silencio, apesadumbrado, pero se animó un poco cuando llegando a la estación de su localidad escuchò, .asi a lo lejos - una musica que lo esperaba. Eran sus vecinos que sabian -no se porque motivo- que Joan volvia al pueblo.
Lo recibieron con halago -que Joan escucho no muy convencido- y entonces el alcalde le preguntó delante de todos: ---Y, Joan...¿Cómo es el castillo de Rey.?
Joan, sacó débilmente un poco de pecho, y respondió:
El castillo ?...Es todo color rosa.
Eso es lo que Joan vio. La antesala de un castillo. Sin conocer todo lo que conlleva si uno se adentra en èl.
Como la vida. Como las nuevas amistades. Los nuevos trabajos. Las nuevas ciudades. Los nuevos amores.

Esposas mentales

Un habitante de un pequeño pueblo descubrió un día que sus manos estaban aprisionadas por unas esposas. Cómo llegó a estar esposado es algo que carece de importancia. Tal vez lo esposó un policía, quizás su mujer, tal vez era esa la costumbre en aquella época. Lo importante es que de pronto se dio cuenta de que no podía utilizar libremente sus manos, de que estaba prisionero.
Durante algún tiempo forcejeó con las esposas y la cadena que las unía intentando liberarse.
Trató de sacar las manos de aquellos aros metálicos, pero todo lo que logró fueron magulladuras y heridas. Vencido y desesperado salió a las calles en busca de alguien que pudiese liberarlo. Aunque la mayoría de los que encontró le dieron consejos y algunos incluso intentaron soltarle las manos, sus esfuerzos sólo generaron mayores heridas, agravando su dolor, su pena y su aflicción. Muy pronto sus muñecas estuvieron tan inflamadas y ensangrentadas que dejó de pedir ayuda, aunque no podía soportar el constante dolor, ni tampoco su esclavitud.
Recorrió las calles desesperado hasta que, al pasar frente a la fragua de un herrero, observó cómo éste forjaba a martillazos una barra de hierro al rojo. Se detuvo un momento en la puerta mirando. Tal vez aquel hombre podría...
Cuando el herrero terminó el trabajo que estaba haciendo, levantó la vista y viendo sus esposas le dijo: "Ven amigo, yo puedo liberarte". Siguiendo sus instrucciones, el infortunado colocó las manos a ambos lados del yunque, quedando la cadena sobre él.
De un solo golpe, la cadena quedó partida. Dos golpes más y las esposas cayeron al suelo. Estaba libre, libre para caminar hacia el sol y el cielo abierto, libre para hacer todas las cosas que quisiera hacer. Podrá parecer extraño que nuestro hombre decidiese permanecer en aquella herrería, junto al carbón y al ruido. Sin embargo, eso es lo que hizo. Se quedó contemplando a su libertador. sintió hacia él una profunda reverencia y en su interior nació un enorme deseo de servir al hombre que lo había liberado tan fácilmente. Pensó que su misión era permanecer allí y trabajar. Así lo hizo, y se convirtió en un simple ayudante.
Libre de un tipo de cadenas, adoptó otras más profundas y permanentes: puso esposas a su mente. Sin embargo, había llegado allí buscando la libertad.

Historia de aquel que cavó su fosa.

Hace mucho tiempo hubo un rey que detestaba las luces por la noche, por lo que decía:
-Allah nos ha dado las estrellas y la luna y en la noche hace desaparecer el sol para que podamos dormir. Y, ¿durmiendo quién necesita luz? Por lo tanto esta misma noche no habrá ninguna luz prendida por el hombre en toda mi ciudad. Y si alguien encendiera una, morirá.
Esa misma noche, cuando oscureció, el rey miró hacia fuera desde una de las ventanas de su palacio y vio que toda la ciudad estaba a oscuras. Llamó a su visir y le ordenó que trajera disfraces diciendo:
-Saldremos a la ciudad y miraremos si alguien ha sido capaz de desobedecer nuestra orden.
Caminaron por todos los lugares y no vieron ninguna luz, pero cuando llegaron a la periferia de la ciudad vieron un débil brillo de luz y se dirigieron hacia él. Descubrieron que provenía de un café y que la luz no era más que una mecha sobre un plato de aceite. El rey y su visir entraron, se sentaron y pidieron café. Un joven se los trajo y era la única persona que había en el lugar.
El rey tomó su café, bebió un vaso de agua y le preguntó al joven:
-¿Te gusta el rey de este país?
El joven respondió:
-Para algunos será suficientemente bueno, pero para nosotros no lo es, y no me gusta.
Entonces el monarca dijo:
-Pienso que el rey es bueno y es el mejor de los gobernantes. Y desde su sabiduría ha prohibido la luz. ¿Cómo es que tienes una luz en tu negocio?
El joven respondió:
-¿Viene alguien a tomar café en la oscuridad? ¿Usted habría encontrado este lugar y estaría aquí ahora tomando café si no hubiera visto la luz? En este lugar nos ganamos la vida mi madre y yo y comeremos con lo que hemos ganado con su café. El rey no piensa en nosotros y no le importamos. Él sólo se sienta en su palacio y hace leyes tontas aconsejado por un malvado visir, cuyo único interés es hacer dinero con la expansión del reino.
El visir llevó la mano a su daga, pero el rey le hizo señas para que no hiciera nada. El muchacho prosiguió:
-Pero no le digan al rey que tengo luz aquí y no le cuenten mis palabras. Recuerden que aquel que cava una fosa para su hermano cae él mismo en ella.
Entonces el rey dijo:
-¿Qué es lo que has dicho?
El joven respondió:
-Dije, que aquel que cava una fosa para su hermano, cae él mismo en ella.
El rey quedó muy complacido con las palabras del muchacho, entonces le dijo:
-Sabes que yo soy el mismo rey y él es el visir. Te perdono por la luz dado que la necesitas para tu café. Y te perdono tus palabras dado que has dicho lo que estaba en tu corazón. Y como los reyes estamos necesitados de consejos sabios, vendrás todos los días a verme a mi corte y me dirás este mismo sabio consejo y yo te premiaré dándote oro.
El joven quedó muy complacido con las palabras del rey, pero el visir no, porque pensó que este joven volvería contra él el favor del rey. Todos los días el joven iba al palacio y decía esas palabras al rey y el rey lo premiaba con oro. Al rey le gustaba el joven y le concedió un manto de honor , tierras y riquezas.
Pero un día el visir se presentó delante del rey y le dijo:
-¡Oh!, mi maestro, hay algo que no me gustaría hablar.
-¿Qué es?, -preguntó el Rey.
El Visir contestó:
-El joven que viene a verte todos los días me habló diciendo; dile al rey que un olor feo sale de su boca, tiene un aliento horrible. Dile por favor que vuelva su cabeza cuando me hable para que no me enferme con semejante olor.
El rey se puso negro de furia y dijo:
-¡Qué vuelva la cabeza! Yo soy el rey y prefiero cortar cabezas. ¡Envíamelo!
Entonces el visir fue a buscar al joven y le dijo:
-El rey reclama tu presencia. Y me pidió que te dijera que un olor muy feo sale de tu boca. Por lo que es mejor que te cubras el rostro con tu manto cuando entres y vuelvas tu cabeza cuando hables.
Y el joven fue al rey y lo saludó. Se cubrió el rostro con su manto y desvió hacia un lado su rostro. Esto hizo que el rey se encolerizara y concibió cortarle la cabeza, cuando vio que el joven se volvía hacia un lado.
El rey le dijo al joven:
-Tengo la intención de hacerte el más feliz de todos mis súbditos. Entonces cogió papel y pluma y escribió una carta al capitán de la guardia del tesoro, la selló para que no pudiera ser abierta y se la entregó al joven diciéndole:
-Esto es una orden para que el capitán de la guardia del tesoro pague al portador la suma de cien mil dinares de oro. Ve y toma tu oro.
El visir se fue detrás del joven y había oído las palabras del Rey, sin saber cual era su plan, pensó:
-Mi plan ha fallado dado que le rey debe amar a este joven y no se ha enfurecido por su insulto. Ahora este joven será el más rico del país. Y empezó a pensar en la peor villanía posible. El no sabía que el rey había escrito “corte la cabeza al portador de esta carta”. Por lo que el visir fue detrás del joven y le dijo:
-Felicidades por tu buena suerte y te propongo ahora que eres rico me permitas ser tu sirviente. Seguro que los tesoros te engañaran, porque ¿sabes acaso contar semejante suma de oro? Por lo que dame tu carta y yo cobraré el dinero y te lo llevaré a tu casa con mis propios sirvientes.
El joven que era confiado le dio la carta y se fue a su casa a esperar al visir. El visir fue a al capitán del tesoro, le dio la carta éste la abrió y la leyó, al momento mandó a sus soldados que lo detuvieron y a pesar de sus gritos le cortaron la cabeza con una espada.
El rey que esperaba a su visir, al ver que no llegaba, mandó buscarle y así supo lo que había pasado. Quedó estupefacto por la noticia sin comprender qué había sucedido, de modo que mandó llamar al joven para le explicara. El joven le contó todo lo concerniente al visir y agregó:
-Vuestro aliento es dulce, pero el visir me dijo que mi aliento era pestilente.
El Rey complacido premió al joven y le convirtió en su visir de confianza en lugar de aquel que había cavado su fosa.

SI ALGUNA VEZ...

Si alguna vez te sientes sólo y no sabes qué hacer, mira al cielo y busca una estrella, y así nunca más te sentirás en soledad pues tendrás a tu alrededor a millones de estrellas que son esas personas que sintieron lo mismo que tú.
Si alguna vez sientes ganas de llorar, llora Deja salir tus lágrimas y con ellas todas las cosas que te hacen sentir mal; no dejes que se acumulen en tu ser, porque sólo darán paso a otro tipo de sentimientos que te hieren aún más.
Si alguna vez te sientes mal contigo mismo, busca en lo más profundo de tu ser, date cuenta de que nadie es perfecto, tampoco tú, pero aún con todos tus defectos y cualidades, eres una persona única en el universo, por eso eres especial.
Si alguna vez sientes que nadie te quiere, olvídalo, pues eso no es cierto; si te encuentras en esta tierra es porque alguien allá arriba lo quiso así, Él te hizo único y especial porque te ama y nunca te abandona porque eres lo máximo para Él; pero además de Él, hay personas a tu alrededor que te quieren, aunque a veces estamos ocupados en nuestros problemas y no les abrimos las puertas de nuestro corazón para demostrárnoslo.
Si alguna vez necesitas de alguien que te comprenda, que te escuche, que te ayude, en fin, si necesitas de un amigo, quiero que sepas que cuentas conmigo para que nunca te sientas sólo, para que llores en mi hombro, para hacerte sentir bien, y sobre todo para demostrarte cuánto te aprecio...

La ley del terreno firme

LA CONFIANZA, FUDNAMENTO DEL LIDERAZGO

Confianza proviene de la palabra fianza denotando garantía, asegurar
cumplimientos. La historia de éxitos y fracasos de un líder hace una gran
diferencia en su credibilidad. Es algo así como ganar y gastar el cambio
que lleva en el bolsillo. Cada vez que usted toma una buena decisión de
liderazgo, pone una moneda en su bolsillo. Cada vez que toma una mala,
tiene que usar su cambio para pagarle a alguien. Cada líder tiene una
cierta cantidad de cambio en el bolsillo cuando inicia una nueva posición
de liderazgo. De allí en adelante su dinero aumenta o disminuye… Para
crear confianza, el líder debe ser ejemplo en las siguientes cualidades:
1 - Competencias: Se gana confianza cuando la gente sabe que podrá
recurrir al líder para encontrar respuestas.
2 - Conexión: Se gana confianza cuando la gente experimenta la empatía
y la escucha activa del líder como evidencia de estar verdaderamente
interesado en uno.
3 - Carácter: El carácter es aquello que nos identifica. El líder ganará
confianza en la medida que sus reacciones y hábitos sean predecibles
y primen en respeto por su prójimo.
Esta confianza se hace extensiva en los procesos de transformación
organizacional o ejecución de estrategias. Tener las competencias para
saber llevar a una organización hacia el destino que se ha propuesto es
elemental para mantener la credibilidad y la confianza. Tener conexión
con el equipo para motivarlos, escucharlos, darles retroalimentación y
saber crear un clima para la acción es clave para aumentar la confianza
y por último; La gente olvidará los errores ocasionales basados en la
habilidad, especialmente si pueden ver que todavía está creciendo como
líder. Pero no confiarán en alguien que tiene fallas en el carácter. En esa
área aun las caídas ocasionales pueden ser fatales… Ningún líder puede
con su Carácter quebrantar la confianza de su gente y esperar seguir
influyendo de la misma manera sobre ellos… La confianza hace posible
el liderazgo.

Sabiduria

Hace ya mucho tiempo, en las afueras de una aldea, entre perros y malezas, vivía una anciano ciego del que de comentaba era portador de una gran sabiduría.

Unos muchachos que habían llegado a la aldea, hacían gala de su gran picardía y apostaron a los pobladores del lugar que podrían con el viejo ciego, que lograrían hacerlo caer con tan solo una prueba que consistía en lo siguiente:

- Vamos a ir a su encuentro con un pajarito en las manos, le preguntaremos si el pájaro esta vivo o muerto... si responde que está vivo lo apretamos, lo matamos y lo dejamos caer, si responde que está muerto, abrimos la mano y lo dejamos volar...

Cuando encontraron al viejo sabio, se acercaron y le preguntaron...

- Tu que todo lo sabes, puedes respondernos rápidamente una pregunta...?

- Dime muchacho...,- contestó el viejo.-

- En mi mano tengo un pajarito... tu que sabes el secreto... dime, está vivo o está muerto...?

El viejo sonrió en silencio, se apoyó en su vara, se levantó y con sabiduría respondió:

- Muchacho, la respuesta es ésta... el secreto está en tus manos.

jueves, 8 de abril de 2010

El Tesoro

¿Es realmente el hecho en sí mismo el que lo hace ser malo, o el poder que tu le otorgas a esos pensamientos?.
Esta historia te dará otras lecciones, pero sobre todo la recordarte ese poder que tienes en cada momento de cambiar tus pensamientos de negativos a positivos. [...]
Un labrador oyó un ruido bajo la rueda del rastrillo de su arado. Miró con curiosidad y descubrió desenterrado un cofre lleno de monedas de oro.
¡Qué suerte! Lo tomó y lo entierró profundamente en su jardín.
"¿Qué hacer con eso?" se preguntó. Se imaginó todo lo que podría comprar y decidió... cualquier cosa, finalmente para resolverse. Este cofre lleno de monedas de oro sería su seguridad en caso de una dura temporada. Y tal seguridad cambió su carácter: de precavido llegó a ser relajado, de gruñón pasó a ser agradable y eliminó su intolerancia, de hecho,vislumbró una vida hermosa y feliz, sabiendo que aunque llegaran tiempos duros, podría hacerles frente.
Sus últimas horas llegaron y antes de morir, reunió a sus hijos y les reveló su secreto.Murió instantes después.
El día siguiente, sus hijos cavaron en el lugar indicado, encontraron el cofre, pero ¡qué sorpresa, estaba VACÍO! Pues las monedas habían sido robadas al labrador desde hace más de 10 años.
¿Qué es entonces lo interesante de esta historia? Es ver que no es el hecho de ser rico lo que le dio seguridad y felicidad, sino la IDEA de que tal riqueza y felicidad existían. No es el hecho en sí mismo sino su interpretación.
P.D.: Sólo por hoy elige pensamientos y emociones positivas. Notarás la diferencia.

La recompensa del desierto

Hace mucho tiempo había un joven comerciante llamado Kirzai, cuyos negocios lo obligaron a viajar un día al pueblo de Tchigan, situado a doscientos kilómetros de distancia. Por lo común, el habría tomado la ruta que seguía el borde de las montañas, lo que le habría permitido hacer la mayor parte del viaje protegido del sol.
Pero en esta ocasión, Kirzai sufría la presión del tiempo. Era urgente que llegara a Tchigan lo mas pronto posible, de modo que decidió tomar el camino directo a través del desierto de Sry Darya. El desierto de Sry Darya es conocido por la intensidad de su sol y muy pocos se atreven a correr el riesgo de cruzarlo. No obstante, Kirzai dio de beber a su camello, lleno sus alforjas y emprendió el viaje.
Varias horas después de partir empezó a levantarse el viento del desierto. Kirzai refunfuño para sus adentros y apuro el paso del camello. De repente se detuvo, estupefacto. A unos cien metros delante de el se levanto un gigantesco remolino de viento. Kirzai nunca había visto nada semejante. El remolino arrojaba todo en derredor de una extraña luz purpúrea y hasta el color de la arena había cambiado. Kirzai titubeó. ¿Debía hacer un largo rodeo a fin de evitar esa extraña aparición o debía seguir siempre derecho? Kirzai tenia mucha prisa, sentía que no disponía de tiempo para tomar el camino más lento, de modo que agachó la cabeza, encorvó los hombros y avanzó.
Para su sorpresa, en el momento en que penetró en la tormenta todo se volvió mucho más calmo. El viento no azotaba ya con tanta fuerza contra su cara. Se sintió contento de haber tomado la decisión correcta. Pero de pronto se vio obligado a detenerse otra vez. Un poco más adelante, un hombre yacía estirado sobre el suelo junto a su camello acuclillado. Kirzai desmonto de inmediato para ver que pasaba. La cabeza del hombre estaba envuelta en una chalina, pero Kirzai vio que era viejo. El hombre abrió los ojos, miró con atención a Kirzai durante un instante y después habló con un susurro ronco.
-¿Eres .... tú? Kirzai rió y sacudió la cabeza. -¿Qué? ¡No me digas que sabes quien soy! ¿Mi fama se ha extendido hasta el desierto de Sry Darya? Pero tu anciano, ¿quién eres? El hombre no dijo nada. -De todos modos -continuó Kirzai- , Tú no estas bien. ¿Adonde vas? -A Givah -suspiró el viejo-, pero no tengo más agua.
Kirzai reflexionó. Sin duda podía compartir un poco de su agua con el anciano, pero si lo hacia se arriesgaba a quedarse sin agua él mismo. Sin embargo, no podía dejarlo así. No se puede dejar morir a un hombre sin echar una mirada atrás. "Al diablo con mis planes -pensó Kirzai- , sólo necesito encontrar mi camino hasta el sendero que corre a lo largo de las montañas, en caso de necesitar más agua. ¡Una vida humana vale mucho más que un compromiso de negocios!" Ayudó al viejo a tomar un poco de agua, llenó una de sus cantimploras y después lo ayudó a montar su camello.
-Sigue derecho por ese camino -le recomendó mientras apuntaba con el dedo- y en dos horas estarás en Givah. El anciano hizo una señal de agradecimiento con las manos y antes de irse miró un largo rato a Kirzai y pronunció estas extrañas palabras: -Algún día el desierto te recompensará. Entonces acicateo a su camello en la dirección que Kirzai le había indicado. Kirzai continuó su viaje. La oportunidad que lo esperaba en Tchigan sin duda estaba perdida, pero se sentía en paz consigo mismo.
Paso el tiempo. Treinta años después, los negocios llevan a viajar a Kirzai de continuo de una parte a otra entre Givah y Tchigan. No se había hecho rico, pero lo que ganaba era suficiente para proporcionar una buena vida a su familia. Kirzai no pedía mas que eso.
Un día, mientras vendía cueros en la plaza del mercado de Tchigan, se enteró de que su hijo estaba enfermo de gravedad. Era urgente que fuera a verlo de inmediato. Kirzai no vacilo. Recordó el atajo a través del desierto que había tomado treinta años atrás. Dio agua a su camello, llenó sus cantimploras y partió.
A lo largo del camino libró una batalla contra el tiempo, azuzando sin cesar a su camello. No se detuvo ni disminuyo la marcha mientras bebía agua, y por esas razón ocurrió el accidente. La cantimplora se le cayo de pronto de las manos y antes que pudiera bajarse para recuperarla, el agua desapareció en la arena. Kirzai profirió una maldición. Con una sola cantimplora llena era imposible cruzar el desierto. Pero al pensar en su hijo, el viejo se obligo a seguir adelante.
-¡Tengo que hacerlo! ¡Lo haré!
El sol del desierto de Sry Darya es despiadado. Le importa poco por qué o para qué fines un hombre trata de desafiar sus rayos, arde inexorablemente siempre con la misma fuerza e intensidad. Kirzai pronto comprendió que había cometido un gran error. Se le resecó la lengua y la piel le quemaba. La única cantimplora restante ya estaba vacía. Y ahora, para su desazón, vio que empezaba una tormenta de arena. Kirzai se envolvió la cabeza con su chalina, cerro los ojos y dejo que el camello lo llevara adelante a donde fuera. Ya no era conciente de nada. Un gigantesco remolino de viento se levantó frente a él. Despedía una suave luz purpúrea, pero Kirzai seguía inconsciente y no vio nada. Su camello entró en el remolino de viento, avanzó unos pocos pasos y entonces, en forma abrupta, se sentó. Kirzai cayo al suelo. "Estoy terminado -pensó- ¡Mi hijo nunca volverá a verme!"
De repente, sin embargo, dio un grito de alegría. Un hombre montado en un camello avanzaba hacia él. Pero cuanto más se acercaba el hombre, tanto más la alegría de Kirzai se convertía en estupefacción. Este hombre que ahora desmontaba de su camello .... ¡Kirzai lo conocía! Reconoció su propio rostro juvenil, sus ropas .... ¡y hasta el camello que montaba! Un camello que el mismo había comprado por dos valiosos jarrones muchos años antes.
Kirzai estaba seguro: ¡ el joven que venia a ayudarlo era él mismo ! ¡ Era el mismo Kirzai tal como era treinta años antes !
-¿Eres .... tú? -balbuceo Kirzai con un susurro ronco. El joven lo miro y rió. -¿Qué? ¡No me digas que sabes quien soy! ¿Mi fama se ha extendido hasta el desierto de Sry Darya? Pero tú, anciano, ¿quién eres? Kirzai no contestó. No sabia que hacer. ¿Debía decirle al joven quien era, o no decir nada? Mientras tanto el joven continuo: -De todos modos, tú no estas bien. ¿Adonde vas?
-A Givah -respondió Kirzai-. Pero no tengo mas agua.
Kirzai vio que el joven reflexionaba en silencio acerca de la situación y supo con exactitud lo que pasaba por su mente: ¿debía ayudar a Kirzai o continuar para atender sus propios asuntos? Pero Kirzai también supo cual seria la decisión y sonrió al observar que el joven le ofrecía un trago de agua. Después, el joven le lleno la cantimplora vacía, lo ayudo a montar su camello y apunto con un dedo.
-Sigue derecho por ese camino y en dos horas estarás en Givah.
El viejo Kirzai miro un largo rato al joven que alguna vez había sido él mismo y le hizo una señal de agradecimiento. Hubiera deseado hablar con él de muchas cosas, pero solo logro encontrar estas palabras: -Algún día el desierto te recompensará. Y entonces partió de prisa hacia Givah, donde lo esperaba su hijo. Kirzai llego a ser un hombre sabio, respetado por todos. Y cuando contaba este extraño cuento, todos los que lo escuchaban le creían. Desde aquellos tiempos, el desierto de Sry Darya ha sido conocido con el nombre de Samavstrecha, que quiere decir:
El desierto donde Uno se encuentra a Sí Mismo.

LA LEY DE LA ADICION

En un mundo donde los líderes políticos disfrutan de poder y prestigio y los ejecutivos tienen ingresos astronómicos, viven en lujos y se preocupan más por sus ganancias, Jim Sinegal, es una contradicción.
Es el Co-fundador y presidente ejecutivo de Costco, la cuarta cadena de supermercados más grandes de Estados Unidos y la novena a nivel mundial. Con una modesta oficina de sillas y mesas plegables, Jim atiende sus llamados, baja a recibir a sus invitados, usa gafete como cualquier empleado y está entre el 10% de los ejecutivos que perciben menor salario por parte de las grandes corporaciones. Él entiende que el liderazgo es agregar valor a su gente. "No es correcto que una sola persona reciba el mérito cuando se necesitan muchas personas para crear una organización exitosa", afirma Jim Sinegal. "Cuando uno intenta ser el más importante, no está creando lealtad. Si no puede dar el mérito a los demás se desvanecerá en su incapacidad de inspirarlos". El verdadero liderazgo esta en qué tan lejos ayudemos a los demás a avanzar. 90% de quienes disminuyen o quitan valor a las personas no se dan cuenta de que lo están haciendo. En contraste, el 90% de las
personas que añaden valor a los demás lo hacen de manera intencional.
Si uno piensa en las personas que han ganado los premios Nobel de la Paz, estaban más interesados en un impacto positivo en los demás que en su propia posición. A un líder se le preguntó "¿Cómo puedes pasar frente de nosotros sin saludar?" respondió: "Es que tengo mucho trabajo", entonces le replicaron: "Acabas de pasar frente a tu trabajo. No olvides que el liderazgo tiene que ver con las personas".
Tomando palabras de Niels Pflaeging, "Debemos transformar jefes en líderes”. Muchas organizaciones tienen enormes desperdicios de talento por la incapacidad de transformar a sus directores en consejeros, mentores y servidores. Son más fáciles las funciones de autoridad y control. La estructura está más orientada a responder a las necesidades y expectativas de la organización vertical que a tomar decisiones de manera horizontal, orientadas al cliente que se encuentra en la periferia de la organización. Recuerde que estamos en una economía basada en el conocimiento. No inimice a sus colaboradores.