Había
llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron
temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya
estaban todos reunidos junto al lago.
También
estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que
no quería ser amiga de los demás animales.
La
jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:
- Ja,
ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
- Jo,
jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
- Je,
je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
Y
entonces, llegó la hora de la largada.
El zorro
llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con
moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares
anaranjados.
La
tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a
punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada.
Es que
era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!
- Ahhh,
ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.
Y todos
los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le
dijo:
- Tú te
reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos
diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y
ayudarnos cuando lo necesitamos.
Entonces
la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las
hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.
Y por
fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas,
preparados, listos, ¡YA!
Cuando
terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que
además había aprendido lo que significaba la amistad.
Colorín,
colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario