En Valle
Miel habían dos hermanas abejas a las cuales eran conocidas como Tristeza a la
más delgada y Alegría a la gordita, ¿pero porque Tristeza?. Bueno esta abejita
era demasiado tranquila para trabajar, hablar y comer, ya que siempre se sentía
cansada y sin ganas de hacer nada, su rostro parecía enfermo.
En
cambio Alegría era muy rápida recolectando la miel y siempre andaba cantando,
saludando a todos los que encontraba. Alegría invitaba a su hermana a visitar a
los animales enfermos; pero Tristeza decía que era aburrido y prefería dormir y
por eso nunca tenía amigos, ya que hablar le daba pereza.
Una
tarde, Tristeza se encontró un conejo atrapado en una red colgando de un árbol
y éste le pidió ayuda, pero ella contesto:
– “No
sirve de nada perder mi tiempo, ya te cazaron y pronto te comerán!”
Después
paso Alegría, el conejo pidió ayuda y ésta rápidamente le pidió a una ardilla
que cortaran el cordel, el conejo le dio las gracias. Mientras tristeza recogía
con su pelaje
el
polen, escuchó una vocecita:
–
“¡Ayuda!”
Entre el
tallo de las flores había una telaraña en donde estaba atrapada una abejita,
Tristeza movió la cabeza y se fue pensando en silencio:
– “Hoy
no fue mi día, todos creen que tengo ganas de ayudar ¿Cómo si a mí me ayudaran
los demás?”
La
abejita siguió gritando cuando Alegría le escuchó y la buscó algo para
apoyarla, le tiró un pistilo para que se sujetase, y la abejita le dio las
gracias pidiéndole que la acompañase a su panal, y Alegría dijo:
– “Pero
ya estoy retrasada en mi trabajo por ayudar a un conejo, pero no importa, más
vale ayudar a una abeja hermana”.
Cuando
llegaron a la colmena su sorpresa fue que resultó ser hija de la abeja Reyna,
la cual le estaba agradecida y como recompensa le otorgó el trabajo como
vigilante de la colonia.
Mientras;
ese mismo día, Tristeza se encontraba en medio de una tormenta y sus alas se
mojaban provocando que no pudiera volar y cayó al suelo, el conejo al cual no
quiso ayudar pasaba por ahí y ella le pidió ayuda, a lo que éste le contestó:
–
“Recuerda que yo para ti ya estaba muerto, no me ayudaste cuando te necesité”.
Así que
Tristeza terminó devorada por un sapo. Mientras que Alegría vivía en el reino
como vigilante de la colonia por sus buenos actos.
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