En un pueblo, un día se organizó una gran prueba. Se instalaron cincuenta mástiles de madera lisos de 10 metros de altura que luego se cubrieron de grasa. El reto para los participantes consistía en llegar a lo alto de la cucaña alzando una carga adicional equivalente al peso de cada individuo.
Viendo la dificultad de la prueba, los habitantes del pueblo miraban a los participantes y comentaban en voz alta: “eso es imposible, ninguno lo puede conseguir, no pasarán de dos metros”.
A medida que los 50 candidatos intentaban desesperados trepar por el palo y no conseguían elevarse, las afirmaciones del público cogían más fuerza: “veis, no lo va a conseguir nadie, esta prueba es imposible”.
Rápidamente, la mayoría de los participantes dejó de intentarlo. Pero un grupo de una decena conseguía muy poco a poco elevarse con su pesada carga a lo largo del mástil resbaladizo.
Viendo el tremendo esfuerzo de los que seguían, el público volvió a hablar. “Apenas han ganado terreno. Se están cansando para nada. Estos mástiles son demasiado largos. Nadie lo puede conseguir”.
A los pocos minutos, casi todos los candidatos que quedaban se desanimaron y abandonaron. Solo quedo un hombre. Bajo las miradas atónitas del público, un señor de pequeña complexión avanzaba poco a poco y con gran esfuerzo hacia la cima.
Cuando llegó a mitad de camino, mostrando un gran cansancio, los espectadores comentaban: “Ha demostrado ser valiente. Que pena que no le vaya a servir para nada. Ya está muy cansado. Debería dejarlo ya. Mejor abandonar ahora que cuando este totalmente agotado y se arriesgue a caer y herirse”.
Pero el hombre siguió, y después de un tremendo sacrificio, consiguió llegar a lo alto del mástil. Cogió la bandera que representaba su logro y se dejó deslizar hacia abajo.
Enseguida la muchedumbre le rodeó y le preguntó: “¿Cómo lo ha hecho?”
El hombre no respondió. Era sordo.
Enseñanza:
No dejes que los demás te digan lo que puede hacer y lo que no puedes. Recuerda este videode “La búsqueda de la felicidad”. Los emprendedores saben muy bien a que nos referimos. Cuando quieras lanzar tu proyecto muchas de tus personas más cercanas intentarán desanimarte, con buena fe, porque piensan que no lo puedes conseguir. Haz un ejercicio de autoconocimiento y valora si te sientes preparado o no, pero no hagas caso a los demás.
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