En la vida hemos encontrado, o vamos a encontrar, personas de actitud muy negativa que sólo se sienten cómodas cuando las demás ven las cosas con la misma negrura que ellas.
Disfrutan minusvalorando los éxitos y los logros de otras personas y gustan de hablar sólo de lo que está mal y lo hacen de una forma que lleva a pensar que lo que está mal sólo puede llegar a estar peor.
Siempre se están quejando y compadeciendo.
Es una actitud vital que se extiende a la totalidad de lo existente y no sólo a una parcela de las cosas.
Son como agujeros negros que aspiran la energía que hay a su alrededor.
Las relaciones con estas personas son tóxicas porque hunden anímicamente. Son compañías limitadoras, que hacen sentir mal, generan mal humor y pesimismo y abren las puertas al agotamiento psicológico e incluso a la depresión. Son, además, causantes de serios daños a la autoestima y frenan el potencial de desarrollo como personas.
Estas personas están "resignadas" a vivir con su forma de ser y terminan produciendo un rechazo generalizado porque, mientras no cambien de mentalidad, junto a ellas no puede haber vitalidad ni alegría.
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