El gran objetivo en esta vida es luchar cada día para ser mejor persona y ayudar a los demás. Esa es la única manera de tener una vida plena y gratificante. Decir esto es fácil. El mérito está en la lucha diaria por conseguirlo.
A continuación se sugieren propósitos que se pueden poner en práctica a partir de hoy:
- Disfruta con todo lo que haces, con el trabajo, con el estudio, conduciendo, juagando al tenis, en una reunión, caminando, en el metro… El truco no consiste en hacer lo que te gusta sino en que te guste lo que haces. Haz todo lo que esté en tus manos para hacer lo que te apasiona; si no lo haces, no te quejes.
- Sé agradecido. No valoramos lo que tenemos. Muchas veces no sabemos lo privilegiados que somos. Levántate por la mañana y piensa en tres cosas por las que tienes que dar gracias a Dios. Te levantarás alegre.
- No te quejes. La vida está llena de llorones, de quejicas. Si algo no te gusta, cámbialo. Si no puedes, serénate y céntrate en algo que sí dependa de ti. No te quejes ni critiques y aléjate de los cenizos porque son contagiosos. El mérito está en hacer lo que toca pero con buena cara.
- Ponte ilusiones. Busca ilusiones: compra un libro, organiza una cena con tus amistades, vete un fin de semana a un lugar que te guste, juega con niños, escucha sus conversaciones… Vete a pasear por un bosque. Pasear por la naturaleza es fantástico. Aprende a pasear: con calma, sin prisa, no lleves tus preocupaciones contigo. Sé consciente del paisaje, los sonidos y los olores.
- Ayuda a los demás. No hay nada que llene tanto como ayudar y hacer favores a los demás. Muchas personas necesitan ayuda. Dedica tiempo, es el regalo más preciado porque es lo que más valoramos.
- Reparte alegría. Desarrolla en sentido del humor. ¿Qué hay mejor que hacer felices a los demás? La Madre Teresa de Calcuta decía: “Nadie debería alejarse de ti sin sentirse mejor y más feliz”.
- Cuida a las personas que más quieres. Dedícales tiempo, repíteles cuanto las quieres, ten detalles con ellas, sé amable con ellas.
A continuación se sugieren propósitos que se pueden poner en práctica a partir de hoy:
- Disfruta con todo lo que haces, con el trabajo, con el estudio, conduciendo, juagando al tenis, en una reunión, caminando, en el metro… El truco no consiste en hacer lo que te gusta sino en que te guste lo que haces. Haz todo lo que esté en tus manos para hacer lo que te apasiona; si no lo haces, no te quejes.
- Sé agradecido. No valoramos lo que tenemos. Muchas veces no sabemos lo privilegiados que somos. Levántate por la mañana y piensa en tres cosas por las que tienes que dar gracias a Dios. Te levantarás alegre.
- No te quejes. La vida está llena de llorones, de quejicas. Si algo no te gusta, cámbialo. Si no puedes, serénate y céntrate en algo que sí dependa de ti. No te quejes ni critiques y aléjate de los cenizos porque son contagiosos. El mérito está en hacer lo que toca pero con buena cara.
- Ponte ilusiones. Busca ilusiones: compra un libro, organiza una cena con tus amistades, vete un fin de semana a un lugar que te guste, juega con niños, escucha sus conversaciones… Vete a pasear por un bosque. Pasear por la naturaleza es fantástico. Aprende a pasear: con calma, sin prisa, no lleves tus preocupaciones contigo. Sé consciente del paisaje, los sonidos y los olores.
- Ayuda a los demás. No hay nada que llene tanto como ayudar y hacer favores a los demás. Muchas personas necesitan ayuda. Dedica tiempo, es el regalo más preciado porque es lo que más valoramos.
- Reparte alegría. Desarrolla en sentido del humor. ¿Qué hay mejor que hacer felices a los demás? La Madre Teresa de Calcuta decía: “Nadie debería alejarse de ti sin sentirse mejor y más feliz”.
- Cuida a las personas que más quieres. Dedícales tiempo, repíteles cuanto las quieres, ten detalles con ellas, sé amable con ellas.
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