viernes, 13 de marzo de 2015

Belleza Para Vivir


Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre. Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.

Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:

- “¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.


- “Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”

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