Hace
mucho tiempo, dos jóvenes monjes iniciaron un largo viaje para conocer a un
viejo monje cuya sabiduría se decía que era inmensa.
El
viaje, era largo y suponía tener que atravesar varias montañas y valles.
Durante
el viaje los dos jóvenes monjes hablaron
de lo contentos que estaban por haber tomado la decisión de dedicarse al
mundo espiritual y haber liberado el alma de pesadas cargas que le habían
acompañado hasta que decidieron ser monjes.
Aquél
viaje, no sólo era la búsqueda de su maestro espiritual, sino la confirmación de que habían dejado
atrás el mundo material para consagrarse de lleno a su fe.
Por eso,
para los dos jóvenes monjes, el viaje tenía un significado tan especial.
A lo
largo del viaje, pasaron la estación de las lluvias con lo que se encontraron
el camino lleno de barro y fango.
En uno
de los caminos se encontraron a dos hermosas y jóvenes muchahas en un paso
especialmente dificultoso. Era realmente dificil poder cruzarlo sin llenarse de
barro los ropajes.
Uno de
los monjes al ver a las muchachas dubitativas, le dijo: ” Ven, muchacha. Te
ayudaré a cruzar”. Y cogiéndola en brazos, la depositó suavemente al otro lado
del camino a salvo del barro.
El otro
monje, al ver lo que había hecho su amigo, decidió ayudar a la otra muchacha de
tal manera que pudiesen seguir su camino.
Aquella
noche, los dos monjes decidieron parar a descansar en un templo donde les
ofrecieron hospitalidad.
Cuando
estaban descansando, uno de ellos se dirigió al otro diciéndole: “¡Nosotros los
monjes no debemos acercarnos a las mujeres!. Especialmente si son jóvenes y
hermosas. ¿Por qué cogiste a esa muchacha en brazos?”.
“Vaya”,
le respondió el otro monje. “Yo dejé a esa muchacha al otro lado del lodazal
pero veo que tu todavía la llevas a cuestas”
¿Has
revisado ultimamente tu mochila? quizás haya llegado el momento de aligerarla
de peso.
Liberarse
de las cargas inútiles es una sabia decisión. Saber cómo liberarse de ellas, es
más sabio todavía.
Cuento
adaptado del publicado en el Libro “Cincuenta cuentos Zen” José J. de Olañeta,
Editor
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