Los lamas tibetanos insisten en lo preciosa que es la forma humana, porque sólo a través de ella podemos aspirar a la liberación suprema. Sin embargo, no somos conscientes de lo difícil que ha resultado adquirir una forma así. Para facilitarnos una idea relatan la historia de la tortuga y el aro.
Imagínate una sola tortuga en el inmenso océano. Imagina que esta tortuga saca la cabeza a la superficie una vez cada un millón de años para respirar.
Imagina un aro flotando sobre las aguas del inmenso océano. Pues más difícil que el que la tortuga introdujese la cabeza en el aro al respirar, es haber conseguido una forma humana.
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