Había una vez un gusano que se había enamorado de una flor.
Era por supuesto, un amor imposible, pero el animalito no quería seducirla ni hacerla su pareja. Ni siquiera quería hablarle de amor. Él solamente soñaba con llegar hasta ella, y darle un beso. Un solo beso.
Cada día, y cada tarde, el gusano miraba a su amada, cada vez más alta, cada vez más lejos. Cada noche soñaba que, finalmente, llegaba a ella y la besaba.
Un día, el animalito decidió que no podía seguir soñando cada noche con la flor y no hacer nada para cumplir su sueño. Así que, valientemente, avisó a sus amigos, los escarabajos, las hormigas y las lombrices, que treparía por el tallo para besar a la flor.
Todos coincidieron en que estaba loco, y la mayoría intentó disuadirlo, pero no hizo caso. El gusano llegó arrastrándose hasta la base del tallo y comenzó la escalada.
Trepó toda la mañana y toda la tarde, pero cuando el sol se ocultó, sus músculos estaban exhaustos.
- "Pasaré la noche agarrado del tallo, y mañana seguiré subiendo. Estoy más cerca que ayer", pensó, aunque sólo había avanzado diez centímetros y la flor estaba a más de un metro y medio de altura.
Sin embargo, lo peor fue que, mientras el gusano dormía, su cuerpo viscoso y húmedo resbaló por el tallo, y por la mañana el gusano amaneció donde había comenzado un día antes.
Miró hacia arriba y pensó que debía redoblar los esfuerzos durante el día y aferrarse mejor durante la noche. De nada sirvieron las buenas intenciones. Cada día, el gusano trepaba, y cada noche, resbalaba otra vez hasta el piso. Sin embargo, cada noche, mientras descendía sin saberlo, seguía soñando con un beso deseado.
Sus amigos le pidieron que renunciara a su sueño, o que soñara otra cosa, pero el gusano sostuvo, con razón, que no podía cambiar lo que soñaba cuando dormía, y que si renunciaba a sus sueños, dejaría de ser quien era.
Todo siguió igual durante días, hasta que una noche que el gusano soñó tan intensamente con su flor, que sus sueños se transformaron en alas... y a la mañana el gusano despertó mariposa, desplegó las alas, voló a la flor... y la besó.
martes, 17 de diciembre de 2013
El Gusano y La Flor
miércoles, 13 de noviembre de 2013
El Labrador y sus Hijos
Tras
muchos años de duro trabajo, un viejo
labrador, comenzó a notar que sus fuerzas iban mermando cada vez más. Como no
quería que sus tierras fueran abandonadas tras su muerte, trazó un plan, para
que sus hijos aprendieran a cuidarlas, sin darse cuenta.
Cuando tuvo todo apunto, les llamó hasta su
presencia y les anunció:
-Queridos
hijos míos, siento que mi fin se está acercando; id a la viña que con tanto
amor llevo cultivando todos estos años y buscad aquello que escondí para cuando
llegara este día.
Pensando
que se trataba de un enorme tesoro, corrieron
raudos y veloces al lugar que su padre les había indicado. Allí, cavaron
y cavaron durante horas, hasta que no quedaba ni un solo centímetro de tierra
sin remover.
A pesar
de su empeño y del esfuerzo realizado, no encontraron nada que mereciera la
pena vender. Apesadumbrados por el engaño de su padre, se marcharon a su casa,
sin sospechar el verdadero propósito de su progenitor.
Meses
después, cuando uno de los hermano pasaba por allí, descubrió que todo su
trabajo no había sido en balde, ya que la viña estaba llena de apetitosos
frutos, con los que pudieron enriquecerse.
Moraleja:
El mejor de los tesoros, es el que se consigue con nuestro propio esfuerzo.
viernes, 8 de noviembre de 2013
Amar un Ser humano
mar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través
de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de su
abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle
saber y sentir cuánto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas
interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y
colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior;
es hacerlo sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta
contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su
posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro
que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una
experiencia más rica y más llena de sentido.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar
a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo
y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión humilde
del Hombre, como una manifestación humilde y palpable de esa esencia
trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cuál tú formas parte; es
reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana,
que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar
tanto sus facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros
y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su
totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto,
amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota
en la sinfonía de este mundo, aunque sea la más humilde de todas las notas
musicales.
jueves, 7 de noviembre de 2013
LA PARABOLA DE LA PARABOLA
Hace mucho tiempo andaba la Verdad por las calles, en los pueblos, tratando de hablar con la gente, pero la gente no la quería, la despreciaban solamente por las ropas que llevaba. La Verdad andaba con harapos, sin lujos, sin pretensiones, tan simple, pura y sencilla como la Verdad.
La Verdad siempre trataba de acercarse a la gente, de entrar en sus hogares, pero siempre fue despreciada y humillada, pues nadie la quería por sus vestiduras harapientas.
Un día la Verdad andaba caminando y llorando, muy triste por todo esto, hasta que de repente se encuentra a alguien muy alegre, divertido, vestido con colores muy llamativos y elegantes y toda la gente la saludaba!!!.....Era la Parábola!!!
...Y la Parábola ve a la Verdad y le dice: "Verdad, ¿por qué lloras?"
La Verdad le responde: "La gente me desprecia y me humilla! Nadie me quiere ni me aceptan en sus casas!"
La Parábola le dice: "Claro, Verdad... Te entiendo; lo que pasa es que tienes que vestirte como yo, con colores y bien elegante....y verás el cambio"
Parábola le prestó uno de sus vestidos a Verdad y desde ese día, como un milagro, de repente, la Verdad fue aceptada por la gente y era querida por todos...
Moraleja:
Nadie acepta la Verdad desnuda. Todos la prefieren disfrazada con ropas de Parábola.
viernes, 1 de noviembre de 2013
En Dia de Muertos
Personajes: Frijolito 5 años. Pepe 6 años. Juan 9 años. Escenario: En un bosque. Árboles enanos, de pequeña vegetación. Es de noche. Esta oscuro en el comienzo, solo una lámpara a modo de luna llena; va Iluminando a los actores. Es la luz de un nuevo día. Hay silencio mucho silencio 2 niños caminan erráticos, perdidos. Son hermanos uno le dicen Frijolito, escasos 5 años, su hermano mayor tiene 9 años. Se llama Juan. Frijolito- ¡hummm! Tengo frío... tengo hambre... tengo miedo. Pepe- ¡ya, ya Frijolito! No te apures. Frijolito- No se ve nada. ¡Esta muy oscuro! Pepe- No te separes de mí, no te vayas a perder. Frijolito- ¿Dónde se fueron los demás? De pronto sentado, meditubando encuentran a otro niño. Es Juan, esta distraído, absorto mira el horizonte; la tristeza se refleja en sus ojitos a punto del llanto. Frijolito- ¿Quién eres? Pepe- ¿Dónde estamos? Frijolito- ¿Qué haces? Los dos- ¿Qué esta pasando? Juan- ¡Cállense de una buena vez! Gritan como niñitos. Frijolito- Somos niños. Juan- ¿Dónde esta su grupo? Pepe-... Nos perdimos. Frijolito- ¿Nos perdimoos? Juan- ¿Es su primera vez, verdad? Pepe- Sí. Frijolito- ¿Sii? Juan-Ustedes los nuevos. Siempre es lo mismo; siempre acaban perdiéndose. ¡Que no les dijeron! Frijolito- ¿Decirnos que? Juan- ¿Pues que ha de ser? Que no se separaran del grupo, que siempre siguieran juntos. Pepe- Frijolito se sentía muy cansado, y pues nos paráramos un poco a descansar. Nos quedamos dormidos. Y se fueron sin nosotros... Frijolito- Fue mi culpa. Pepe- No. No Frijolito, no fue tu culpa yo también me sentía cansado. Juan, un tanto condescendiente ahora los mira. Se avergüenza de su bravuconada. Juan- Ya no se preocupen; les digo que eso les pasa siempre a los nuevos. ¿Desde cuando llegaron? Pepe mirando a su hermano, contesta con mucho desanimo, esta tan confundido, poco entiende de lo sucedido. Pepe- ¿No sé? Frijolito comparte la misma actitud de su hermano. Mas aun, solloza quedito. Frijolito- ¿Y nuestros papas? ¿Adónde se fueron? Tengo miedo; Pepe mucho miedo... Pepe- ¡No sé! No me acuerdo de nada frijolito. Solo de una cosa, una gran luz que estallo en el cielo, como cuando es la feria de la iglesia. Ahora el menor se dirige a Juan. Frijolito- ¿Y tus papas? Juan- ¡Yo no tengo papas! De que sirve tenerlos. Pepe- ¿De qué sirven? ¡De mucho! Verdad frijolito. Frijolito- Mi mama me quiere mucho. Siempre hace la comida que más me gusta. Pepe- Papá nos llevaba al circo, al parque. Frijolito- Además, nos dan dulces. Pepe- Y nos cuidan mucho... Juan-... Pues yo no tuve. Y bueno ya estuvo suave, sus platicas me aburren; así que ahuecando el ala... Pepe- ¿Pero a donde? Juan- Ustedes sabrán; eso es algo natural en estos casos... Frijolito- ¿Cazos? ¿Cuáles cazos? ¿Vamos a comer ya? Juan- ¡Casos! No cazos. Jajaja Frijolito- Tengo mucha hambre. ¿Cuándo comemos? Pepe- Frijolito no esta ni mamá, ni papá. Estamos solos. Frijolito-¿Dónde se fueron? ¿Por qué no están aquí con nosotros? Frijolito rompe en llanto. Su hermano lo abraza. Trata de animarlo. Pepe-No llores, por favor frijolito, pronto estaremos con ellos. Juan- Pues si no se apuran nunca van a llegar... Pepe-¿Adonde? Juan-¡Pues con sus familiares! No sean pazguastos. Frijolito- Dinos como; nosotros no sabemos como. En el horizonte un fulgor se enciende, se eleva lentamente al cielo, un grato olorcito se esparce en el escenario. Juan se conduele de la suerte de los niños. Juan- Esta bien. Pongan mucho atención. Miran allá, (señala la nítida luz del horizonte) es a donde tienen que ir. Pepe- ¿Eso es todo? Juan- ¡No, claro que no! Ahora concéntrense, ¿A qué huele? Frijolito- ¡Hee! ¿Cómo? Juan- ¡Si! ¿A que huele? Frijolito- ¡A la sopa de mamá! Pepe-¡a los dulces que nos traía papá! Juan- Eso es. Pelen bien los ojotes, abran requetemucho las narizotas; solo así podrán llegar a su destino. ¡Pero apúrense que solo tienen menos del día para ir con los suyos! Frijolito- ¿Pero como? Juan- Si serán burros, pues así solo con el olfato y la vista. Ven esa lucezota; pues los esta guiando. Hacia allá tienen que ir. Pero píquenle, que si no llegan a tiempo se van a perder para siempre. Y nunca van a poder regresar ni aquí, mucho menos allá. Pepe- ¡Entonces vamos! ¡Vamos Frijolito! ¡Que tengo hartas ganas de ver a papá, a mamá, a la abuelita Esperanza, a la tía Carmen. Frijolito- ¡Qué chido, vamos a ver a todos! Juan, que empezaba a simpatizarles los dos hermanos sabe que irremediablemente se quedara de nueva cuenta solo. Fiel a su modo, los apresura a marcharse. Las buenas personas del exterior les llaman Almas Solas. Juan- Ya, ya. Mejor se van de una buena vez. Me aburren sus tonterías. ¡Ya lárguense! Salen apresuradamente de la presencia de Juan. Un poco mas adelante detienen su marcha. Frijolito no suprime un hondo suspiro. Frijolito- ¡humm... pobre! Pepe- ¿Quién, el niño? Frijolito- Pues sí. Se quedo solo; solito, sin nadie más. Pepe- Es cierto... Creo que no tiene a donde ir, no tiene familiares. Frijolito se queda pensativo, reflexiona un poco; de pronto su rostro se ilumina en una gran sonrisa. ¡Ya sé, vamos por él! Traigámoslo a nuestra casa. Pepe- Pues de volada, antes que se haga mas tarde. Recuerda lo que nos dijo, que solo tenemos un día para ir y regresar. Hacen la carrera hacia donde dejaron al niño, esta exactamente donde lo encontraron. Inmóvil, impasible observa las nubes caminar por el cielo azul de la mañana; es principios de noviembre. Juan se vuelve a sorprender de verlos nuevamente. Juan- ¿Ora ustedes, que hacen? ¿A poco no dan? Si serán brutos. Pero si hasta acá llega el olor a pan, a calabaza dulce y cera derretida. Las luces juntas hacen otro sol que danza en el cielo, solo es cosa de... Pepe- ¿Quieres venir con nosotros? Juan- ¿Qué si quiero? Frijolito- Ven con nosotros y te presto mis juguetes. Pepe- ¿En serio quieren que vaya con Uds. Pepe y Frijolito- ¡Sí! ¿No se enojaran sus papas? Tal vez no nos vean pero si nos sienten. Frijolito- No lo creo, son muy buenos. Pepe- Tu eres nuestro único amigo aquí. Si no fuera por ti aun andaríamos vagando por ahí. Juan- me llamo Juan, no se los había dicho por que pensé que solo iban de pasada; a nadie le interesa esas cosas. Frijolito- Pues vamos andando Juan, que el día se acaba, Pepe- Ahora recuerdo, fue un choque, en el camión que íbamos... Pero ya no tengo miedo. Juan- Así pasa la primera vez, pero te acostumbras. Frijolito- Apúrense, que tengo hambre y hartas ganas de ver las caras de mis papas. Juan y pepe- ¡Vamos, vamos pues!. Se cierra el telón historia infantil Mario a. 11 de julio 2007 lo mejor es vivir, y lo demas es lo demas
Un cuento de dia de muertos
La
primera vez que escuché sobre la pequeña Mitli yo tenía 7 años y estaba
comiéndome a escondidas las mandarinas del altar del día de muertos; cuando mi
abuela me descubrió me dijo que si continuaba robándome la comida de los
difuntos Mitli aparecería en la noche y me robaría mis juguetes como venganza.
Claro está que yo no sabía quién era Mitli ni porqué querría vengarse de mi así
que mi abuelita tuvo que explicármelo pacientemente:
Mitli
era la hija de los señores del Mictlan. Sobre su nacimiento nadie estaba
seguro: Unos decían que había nacido de los pensamientos de sus padres, otros
que había florecido tal como lo hace la flor de cempasúchil y otros más afirmaban
que en realidad Mitli se había formado de la mezcla de gotas de mandarina con
la tierra; fuera como fuera lo cierto es que sus padres la querían y consentían
mucho ya que era su única hija. Mitli había conseguido que sus papás le dieran
dos compañeros de juego: Un pequeño
ajolote rosado llamado Coyolli y un xoloitzcuintle bicolor que se llamaba
Yohualli.
Como es
de imaginarse tanto Mitli como sus nuevos amigos volvían locos a todos en el
Mictlan. El cachorro correteaba por aquí y por allá entre los nueve niveles mordisqueando todo y a todos,
ni siquiera El Señor de la Muerte se salvó de una mordida en el chamorro; hecho
que lo hizo enojarse mucho debo aclarar.
Por su parte Yohualli distraía a todos los otros perros que cruzaban el
río, les hacía cosquillas con sus deditos hasta que terminaban por voltear a
los fantasmas que llevaban sobre sus espaldas. Mitli los miraba divertida desde
la orilla a pesar de la molestia de sus papás. Con el tiempo y después de
tantas travesuras realizadas por los tres el Señor y la Señora de la Muerte
decidieron poner orden en el Mictlan y le dieron a Mitli un tutor que se
encargaría de disciplinarla a ella y a sus compañeros cuando fuera necesario.
Su tutor era nada más y nada menos que Mazatzin, el espíritu de un hombre-venado.
Al
principio fue difícil para todos pues ninguno de ellos estaba acostumbrados a
recibir reprimendas de nadie pero lograron hacer un buen equipo y el Mictlan
volvió a ser el lugar de paz y tranquilidad que era desde siempre. Los padres
de Mitli estaban sorprendidos por ello y decididos a saber su secreto mandaron
a llamar a Mazatzin.
-¿Cómo
has convencido a nuestra pequeña Mitli de portarse bien? ¿Cómo has conseguido
que sus compañeros dejaran atrás sus travesuras? – preguntaron los padres-
-Señor y
Señora. Ellos siguen haciendo travesuras, pero no en este mundo. Les he
prometido que cada vez que se abra el portal con la tierra de los vivos ellos
podràn hacer de las suyas con los niños y las niñas que se coman nuestros
alimentos. Como saben, cada vez hay menos platillos completos que traer aquí
abajo, ya que la mayoría de las frutas, panes y dulces son mordisqueados por
los humanos pequeños.
Los
señores de la Muerte sonrieron al imaginarse a Mitli causando estragos en el
mundo de los vivos, agradecieron a Mazatzin su tenacidad y se retiraron a su
palacio.
Yo me
quedé pensativa y le pregunté a mi
abuela porqué se llevaban la comida en lugar de comerla sentados junto al
altar. Ella me respondió:
-¿Tu
podrías comerte la olla de mole entera, el pan, el atole, los tamales, la
calabaza, los dulces, el camote y el
café sola?
-No
-Bueno
pues ellos tampoco, aparte no son egoístas como lo somos los vivos. Ellos
comparten todo. ¿Has visto lo que hacen las hormigas todos los días?
-¿Buscar
comida para llevarla a su casa?
-Exactamente,
los fantasmas hacen lo mismo. Vienen el día de muertos y se llevan la comida al
Mictlan. La guardan en ollas de barro especiales y les dura hasta el siguiente
año.
-¿Y no
se les acaba?
-No,
porque hay muchos muertos y sus familias dejan comida para más de dos, aparte
ellos comen menos que nosotros porque ya están muertos, niña tonta. Ahora ve por unas mandarinas al mercado para
reponer las que te has robado del altar, si no lo haces Mitli, Coyolli y
Yohualli vendrán a molestarte y Mazatzin no se los impedirá porque te lo
mereces.
Corrí al
puesto de Luisito sin pensarlo dos veces y use mi domingo no solo para comprar
mandarinas, también compré dulces de más, un collar de piedras verdes para
Mitli y unos trozos de carne para Coyolli y Yohualli, a Mazatzin le conseguí
una pequeña canasta de hongos silvestres.
En verdad esperaba que con esto alcanzara para evitar que se enojaran
conmigo. Regresé a casa y puse todo en el altar; ya entrada la noche ayudé a mi
papá a prender las velas y hacer el camino con las flores de cempasúchil,
después me fui a dormir.
Un ruido
extraño me despertó en la madrugada, me levanté sin hacer ruido y desperté a mi
abuelita. Ella me hizo una seña para que guardara silencio y comenzamos a
caminar de puntitas hasta la sala, en donde se encontraba el altar.
¡Allí
estaba Mitli! era una niña chiquita quizá un poco más alta que los chaneques,
tenía su piel morena y sus cabellos negros y de su cuello colgaba el collar que
le dejé; Coyolli estaba sentado sobre su
hombro izquierdo y Yohualli parado junto a ella entre las flores naranjas,
moradas y amarillas. Mazatzin y los fantasmas de mi familia flotaban en el
camino de flores dispuestos a cargar con toda la comida para llenar la alacena
del Mictlan.
Mitli me
miró directamente a los ojos y me sonrió , todos desaparecieron entre la llama
de una de las velas y no los volví a ver hasta el año siguiente.
Cada día
de muertos les dejo un regalo en el altar y ellos dejan un regalo para mí debajo
de mi cama. Hasta la fecha tengo una
colección completa de huesos de dinosaurio, tres quijadas de víbora, un
colmillo de coyote y dos costillas de tlacuache.
jueves, 31 de octubre de 2013
El Fantasma Travieso
Anita
era una niña que creía firmemente en la existencia de los fantasmas y al
acercarse la Noche de Brujas o Halloween, solo quería al salir en busca de
golosinas, encontarse con un terrorífico fantasma para pasar un buen
"susto", ya que eso la divertiría.
Anita
era amante de los cuentos de terror.
La noche
del 31 de Octubre, Anita se disfrazó y junto a sus amiguitas se dirigió a
recorrer su barrio con la ilusión de conseguir muchos dulces, pero siempre
comentaba cuánto le emocionaría el encuentro con algo del mas allá.
De
regreso en casa, la cual estaba muy bien decorada para la ocasión, procedió a
cenar con su familia y luego se retiró a su habitación, no sin antes quitarse
el maquillaje y el consabido disfraz.
Luego, y
procurando que nadie la observara, buscó un buen escondite donde guardar todas
las golosinas que había recolectado.
Pronto
se durmió.
Como a
medianoche, un pequeño ruidito la despertó, ya que con todo lo que su pequeña
barriga había comido, su sueño no era muy profundo.
Miró por
sobre las sábanas y cual sería su sorpresa al observar levemente iluminada por
la luz que se filtraba por las persianas de su habitación,
¡¡¡ Un
Fantasma !!!
Todo de
blanco, se deslizaba como flotando, una imagen difusa, que en la penumbra
parecía subir y bajar.
Anita
obserbava atentamente, apenas asomada bajo las cobijas de su cama y casi sin
respirar, los movimientos de aquella entidad.
Luego de
unos instantes que a ella le parecieron eternos, la figura espectral salió de
su vista.
Fue tan
grande el miedo que Anita sintió, que no pudo reaccionar y solo escuchando los
fuertes latidos de su pequeño corazón, al fin se quedó dormida.
Por la
mañana, luego de despertar, corrió escaleras abajo a contar a su familia lo
ocurrido la noche anterior.
Su madre
intentaba en vano convencerla de lo absurdo de su relato, amenazándola con que
en la próxima noche de Brujas no la dejaría salir a pedir golosinas, ya que eso
le hacía ver cosas que no existían, pero Anita fue tan convincente en su relato
que sus padres subieron con ella hasta su cuarto.
Una vez
allí, Anita les mostró los lugares donde el fantasma se había paseado, pero
¡oh, sorpresa!, su escondite había sido saqueado y ya no estaban allí ni sus
caramelos, ni sus chocolates, ni sus galletas, conseguidas con tanto esfuerzo
la tarde anterior.
En eso
estaban cuando aparece Carlos, el hermano mayor de Anita, quejándose de un
fuerte dolor de barriga.
Los
padres de Anita se asustaron mucho, pensando en que quizá Carlos tenía un
ataque de apendicitis y rápidamente salieron con él rumbo al Hospital, dejando
a Anita al cuidado de una vecina.
Luego de
tres horas, regresaron a casa Carlos y sus padres, quienes estaban bastante
enojados.
Lo que
el hermano de Anita tenía solo era una gran indigestión, producto de comerse
todas las golosinas de Anita.
Efectivamente,
Carlos, conocedor del anhelo de Anita, se cubrió con una sábana y entrando a la
habitación de su hermana robó y comió todo lo recolectado.
Este sí
que fue un fantasma muy travieso...
Monstruos en la Oscuridad
Era la
noche de Halloween y como es costumbre, los niños salieron a pedir sus
golosinas.
Al
llegar a una casa en la que se decía habitaban fantasmas, todos quisieron pasar
de largo, bueno, todos menos
tres
amiguitos que dándoselas de valientes se atrevieron a golpear.
Luego de
esperar unos minutos, ante el asombro de los chicos, la puerta se habrió muy
lentamente...
Apareció
una anciana, de esas a quienes no se puede adivinar su edad, ya que pareciesen
tener todos los años del mundo.
La
viejecita los invitó a pasar, ante lo cual los tres amiguitos luego de dudar
unos segundos, aceptaron.
Los
otros niños huyeron del lugar, mientras la viejecita con mirada triste los
observaba con sus ojillos blanqueados
por las
cataratas que en ella resultaban realmente escalofriantes.
Luego de
adentrarse en la antigua casona, la anciana pidió a los tres amiguitos que se
sentaran a la mesa y procedió
a traer
unas bandejas llenas de golosinas.
Ella les
relató que sus hijos y su esposo habían fallecido algunos años atrás y que
desde entonces la gente había
hecho
correr el rumor acerca de los fantasmas que allí habitaban, pero que eso no era
verdad y que la pena y el
dolor
habían hecho de ella una persona solitaria y aislada.
Estaban
escuchando el relato de la mujer cuando sus miradas se fijaron en unas sombras
que a traves de los
cristales
de un ventanal que daba a un patio interior se movían sombras que a la luz
tenue de la vela, que estaba
sobre la
mesa, semejaban monstruos.
Muy
asustados, cogieron presurosos las golosinas y sin siquiera agradecer, salieron
de la casa dejando a la
ancianita
sola y mucho más triste.
Al día
siguiente relataron a sus madres, vecinas entre si, lo ocurrido en la vieja
casona. Ellas les reprendieron por
haber
entrado, sabiendo las cosas horribles que se decían de aquel lugar, sin
embargo, algo las movió a dirigirse a
verificar
si la anciana había tenido malas intenciones con sus hijos.
Llamaron
insistentemente a la puerta, pero nadie salía a abrir, entonces alarmadas,
pidieron permiso en la casa
vecina y
pasaron a la propiedad por el patio trasero, donde colgaban de viejos cordeles,
algunas prendas de ropa
que al
parecer habían sido lavadas y tendidas por la vieja mujer.
Adentráronse
en la casona y al llegar al comedor, encontraron a la ancianita, sola y triste,
mirando antiguas
fotografías
de su esposo e hijos fallecidos.
Las
mujeres, compadeciéndose de ella, la llevaron a un hospital para luego acogerla
en la casa de uno de los
muchachos,
en donde al fin llegó el día en que fue a
reunirse con su antigua familia.
Hoy que
nuevamente es Halloween, otros muchachos pasarán frente a la vieja casona,
medio destruída por el paso
de los
años, pero en esta ocasión nadie los invitará a pasar, ni les regalará
golosinas, porque ahora sí en ella existen
fantasmas...
La Calabaza Siniestra
Cuentan
que dos noches antes de Halloween, dos hombres transitaban por un viejo camino
rumbo al pueblo cercano.
Para
llegar a él debían cruzar por un campo que generalmente estaba sembrado de
calabazas.
Sabiendo
que el dueño del predio cuidaba mucho de su sembradío, tenían cuidado de no
hacerse notar, guardaban
silencio
y ni siquiera el espantoso espantapájaros que allí había, debía hacer que de
sus labios saliera un solo sonido.
En eso
estaban cuando su mirada se posó en una hermosa y gran calabaza que para su
familia sería un regalo especial para tallar en la noche de Brujas.
Luego de
llegar al pueblo, planearon el modo de robar la mentada calabaza y quedaron en
acuerdo que la siguiente noche irían al sembradío a cumplir su misión.
Y así lo
hicieron.
La noche
siguiente llevaron una carretilla, de esas que se ocupan para la construcción y
en absoluto silencio buscaron en la oscuridad su preciado regalo.
Buscaron
la calabaza por muchas horas, sin poder encontrarla, cuando de pronto la
vieron.
Allí se encontraba, grande y hermosa, pero, no recordaban que aquel hubiese sido el
sitio, ya que como esa noche no había
luna, el lugar no les pareció para nada familiar.
Mas, el
trabajo debían realizarlo y pusieron manos a la obra.
Mientras
uno vigilaba el lugar, el otro sacó un gran cuchillo, pero al instante de
acercarse a ella, la calabaza dando un
gruñido, cambió de lugar.
Muy
asustados, corrieron sin acordarse siquiera de la vieja carretilla, la cual
dejaron olvidada en el campo.
Llegaron
a su casa con el corazón a punto de salirse por sus bocas.
Sus
hijos al verlos así preguntaron la razón y los hombres les relataron lo
sucedido.
Hicieron
acuerdo y los hombres regresaron al lugar junto a sus hijos.
Buscaron
la carretilla esperando encontrar junto a ella la calabaza, pero, no había
ningún rastro.
Regresaron
a casa muy intrigados y al entrar en el corredor escucharon el mismo gruñido
que habían oído saliendo de la calabaza.
Miraron
a su alrededor y ¡ oh, sorpresa !, allí estaba la calabaza.
Primero
se aterraron, pero luego trataron de tomarla, pero cada vez que se acercaban a
ella, esta se escabullía otra vez. Hasta que al fin entre los cuatro pudieron
atraparla.
Imaginan
ustedes lo que encontraron?
La
hermosa calabaza estaba medio vacía por uno de sus lados y dentro de ella había
un pequeño cerdito que al parecer se le había perdido a su madre cerda, quedando atrapado dentro de la calabaza al
intentar comérsela
Un Halloween diferente
Hace mucho tiempo, la mayoría de los monstruos eran seres simpáticos y
golosos, tontorrones y peludos que vivían felizmente en su monstruoso mundo.
Hablaban y jugaban con los niños y les contaban cuentos por las noches. Pero un
día, algunos monstruos tuvieron una gran discusión por un caramelo, y uno se
enfadó tanto que sus furiosos gritos hubieran asustado a cualquiera. Y entre
todos los que quedaron terriblemente asustados, las letras más miedosas, como la
L, la T y la D, salieron corriendo de aquel lugar. Como no dejaron de gritar,
las demás letras también huyeron de allí, y cada vez se entendían menos las
palabras de los monstruos. Finalmente, sólo se quedaron unas pocas letras
valientes, como la G y la R , de forma que en el mundo de los monstruos no había
forma de encontrar letras para conseguir decir algo distinto de " GRRR!!!",
"AAAARG!!!" u "BUUUUH!!!". A partir de aquello, cada vez que iban a visitar a
alguno de sus amigos los niños, terminaban asustándoles; y con el tiempo, se
extendió la idea de que los monstruos eran seres terribles que sólo pensaban en
comernos y asustarnos.
Un día, una niña que paseaba por el mundo de los monstruos buscando su pelota, encontró escondidas bajo unas hojas a todas las letras, que vivían allí dominadas por el miedo. La niña, muy procupada, decidió hacerse cargo de ellas y cuidarlas, y se las llevó a casa. Aquella era una niña especial, pues aún conservaba un amigo monstruo muy listo y simpático, que al ver que nada de lo que decía salía como quería, decidió hacerse pasar por mudo, así que nunca asustó a nadie y hablaba con la niña utilizando gestos. Cuando aquella noche fue a visitar a su amiga y encontró las letras, se alegró tanto que le pidió que se las dejara para poder hablar, y por primera vez la niña oyó la dulce voz del monstruo.
Juntos se propusieron recuperan las voces de los demás monstruos, y uno tras otro los fueron visitando a todos, dejándoles las letras para que pudieran volver a decir cosas agradables. Los monstruos, agradecidos, les entregaban las mejores golosinas que guardaban en sus casas, y así, finalmente, fueron a ver a aquel primer monstruo gruñón que organizó la discusión. Estaba ya muy viejecito, pero al ver las letras, dio un salto tan grande de alegría que casi se le saltan los huesos. Y mirando con ternura las asustadas letras, escogió las justas para decir "perdón". Debía llevar esperando años aquel momento, porque enseguida animó a todos a entrar en su casa, donde todo estaba preparado para grandísima fiesta, llena de monstruos, golosinas y caramelos. Como que las que se hacen en Halloween hoy día; qué coincidencia, ¿verdad?
Un día, una niña que paseaba por el mundo de los monstruos buscando su pelota, encontró escondidas bajo unas hojas a todas las letras, que vivían allí dominadas por el miedo. La niña, muy procupada, decidió hacerse cargo de ellas y cuidarlas, y se las llevó a casa. Aquella era una niña especial, pues aún conservaba un amigo monstruo muy listo y simpático, que al ver que nada de lo que decía salía como quería, decidió hacerse pasar por mudo, así que nunca asustó a nadie y hablaba con la niña utilizando gestos. Cuando aquella noche fue a visitar a su amiga y encontró las letras, se alegró tanto que le pidió que se las dejara para poder hablar, y por primera vez la niña oyó la dulce voz del monstruo.
Juntos se propusieron recuperan las voces de los demás monstruos, y uno tras otro los fueron visitando a todos, dejándoles las letras para que pudieran volver a decir cosas agradables. Los monstruos, agradecidos, les entregaban las mejores golosinas que guardaban en sus casas, y así, finalmente, fueron a ver a aquel primer monstruo gruñón que organizó la discusión. Estaba ya muy viejecito, pero al ver las letras, dio un salto tan grande de alegría que casi se le saltan los huesos. Y mirando con ternura las asustadas letras, escogió las justas para decir "perdón". Debía llevar esperando años aquel momento, porque enseguida animó a todos a entrar en su casa, donde todo estaba preparado para grandísima fiesta, llena de monstruos, golosinas y caramelos. Como que las que se hacen en Halloween hoy día; qué coincidencia, ¿verdad?
miércoles, 30 de octubre de 2013
Vuestra Riqueza
Un genio tomó forma de mendigo y le dijo a un zapatero:
"Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado, aunque no tengo ni
una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder
caminar".
"¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado de todo el mundo q viene a pedir pero nadie quiere dar!", contestó el zapatero
El genio le ofreció entonces lo q él quisiera.
"¿Dinero inclusive?", preguntó el tendero
El genio le respondió: "Yo puedo darte 10 millones, pero a cambio de tus piernas" "¿Para qué quiero yo 10 millones si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero.
Entonces el genio replicó: "Está bien, te podría dar 100 millones, a cambio de tus brazos".
El zapatero le contestó: "¿Para qué quiero yo 100 millones si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, etc.?.
Entonces el genio le ofreció: "En ese caso, te puedo dar 1000 millones a cambio de tus ojos".
El zapatero respondió asustado: "¿Para qué me sirven 1000 millones si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?".
Entonces, el genio, le dijo: "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".
"¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado de todo el mundo q viene a pedir pero nadie quiere dar!", contestó el zapatero
El genio le ofreció entonces lo q él quisiera.
"¿Dinero inclusive?", preguntó el tendero
El genio le respondió: "Yo puedo darte 10 millones, pero a cambio de tus piernas" "¿Para qué quiero yo 10 millones si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero.
Entonces el genio replicó: "Está bien, te podría dar 100 millones, a cambio de tus brazos".
El zapatero le contestó: "¿Para qué quiero yo 100 millones si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos, etc.?.
Entonces el genio le ofreció: "En ese caso, te puedo dar 1000 millones a cambio de tus ojos".
El zapatero respondió asustado: "¿Para qué me sirven 1000 millones si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?".
Entonces, el genio, le dijo: "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".
martes, 7 de mayo de 2013
El Duende Feliz
En una casita de árbol vivía un duende llamado Iris. Este duende era muy bonito, su vestimenta era como de un arco iris porque su traje era de todos los colores.
Era un duende muy feliz y quería que todos los niños del munto también fueran felices como él.
Un día, el duende Iris decidió salir de su casita para ir en busca de niños que estuvieran tristes. Para su sorpresa encontró a muchos niños así, con mucha tristeza en su carita.
Muchos niños estaban tristes porque no tenían que comer, otros porque tenían
frío y otros porque no tenían a su mamá.
Entonces el duende Iris decidió hablarles, pero pensó:-¿Y si se asustan en vez de darles alegría verme? ?Cómo lo podría hacer?
-¡Ya sé!, dijo Iris. Voy a decirles que soy un payasito enano y que vengo de un gran circo, así no me tendrán miedo.
Y así lo hizo, se empezó a acercar a todos aquellos niños que estaban sufriendo y se los llevó a conocer su mundo de arco iris.
Pero eso no fue todo, les dio muchos regalos para que los compartieran con sus familias.
Los niños estaban felices, pensaron que el duende iris era un ángel que les había caído del cielo.
Iris estaba mucho más feliz por haber hecho de aquellos niños que volvieran a sonreír.
FIN
Adopcion
Una maestra estaba estudiando con su grupo de
primer grado la pintura de una familia. En la pintura había un niño que tenía el
cabello de color diferente al resto de los miembros de la familia. Uno de los
niños del grupo sugirió que el niño de la pintura era adoptado. Entonces, una
niña del grupo le dijo: Yo sé todo de adopciones porque soy adoptada.
¿Qué significa ser adoptado? Preguntó otro niño.
Significa - dijo la niña - que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre.
¿Qué significa ser adoptado? Preguntó otro niño.
Significa - dijo la niña - que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre.
lunes, 6 de mayo de 2013
Los zapatos del campesino
Un estudiante universitario salió un día a dar
un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su
bondad para quienes seguían sus instrucciones. Mientras caminaban, vieron en el
camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que
trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.
El alumno dijo al profesor: "Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y
ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre".
Mi querido amigo - le dijo el profesor - nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre. Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre. El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió: "Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir".
Mi querido amigo - le dijo el profesor - nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre. Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda. Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre. El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora, dijo el profesor ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió: "Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir".
El Hada Triste
Erase una vez, un hada triste, vivía en el mundo
de los hielos eternos,
y no le gustaba, sabia que existieron lugares
donde el sol brillaba cada
día y donde las flores tenían todos los colores
del arco iris.
Su corazón añoraba esas cosas, aunque no las
había visto nunca.
Añoraba el calor y el color, añoraba sentir la
yerba bajo sus pies
descalzos y añoraba el vuelo brillante de las
mariposas.
Se sentía tan infeliz que no podía pensar en otra
cosa y ni siquiera
salia a ver sus dominios.
Una noche en el que el hada aún no dormía, un
resplandor especial
aparecen en el cielo. Al principio era solo una
pequeña mancha
luminosa, que creció y creció y bien pronto todo
el espacio se lleno
de color, verdes, violetas, azules, amarillos y
rojos se entremezclaban
armoniosamente, y su luz arrancaba destellos del
suelo helado como
un espejo, y el hada miro al cielo y vio
estrellas fugaces y luceros
ardiendo, estelas de cometas y nubes
transparentes.
Por primera vez en mucho tiempo, el hada se
sintió feliz, y entendió
que aquel era su lugar; que cada rincón del mundo
contiene
sorpresas maravillosas, y que le gustaba la
aurora boreal y el cielo
estrellado de su país de
hielo.
Comprendío que muchas hadas jamas serán todo eso
como ella
no vería las flores, pero ya no le importaba.
Ahora sabia que las
estrellas fugaces son mariposas celestes y que
los cometas se llevan
muy lejos las añoranzas de las hadas
tristes.
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