Cuentan
que dos noches antes de Halloween, dos hombres transitaban por un viejo camino
rumbo al pueblo cercano.
Para
llegar a él debían cruzar por un campo que generalmente estaba sembrado de
calabazas.
Sabiendo
que el dueño del predio cuidaba mucho de su sembradío, tenían cuidado de no
hacerse notar, guardaban
silencio
y ni siquiera el espantoso espantapájaros que allí había, debía hacer que de
sus labios saliera un solo sonido.
En eso
estaban cuando su mirada se posó en una hermosa y gran calabaza que para su
familia sería un regalo especial para tallar en la noche de Brujas.
Luego de
llegar al pueblo, planearon el modo de robar la mentada calabaza y quedaron en
acuerdo que la siguiente noche irían al sembradío a cumplir su misión.
Y así lo
hicieron.
La noche
siguiente llevaron una carretilla, de esas que se ocupan para la construcción y
en absoluto silencio buscaron en la oscuridad su preciado regalo.
Buscaron
la calabaza por muchas horas, sin poder encontrarla, cuando de pronto la
vieron.
Allí se encontraba, grande y hermosa, pero, no recordaban que aquel hubiese sido el
sitio, ya que como esa noche no había
luna, el lugar no les pareció para nada familiar.
Mas, el
trabajo debían realizarlo y pusieron manos a la obra.
Mientras
uno vigilaba el lugar, el otro sacó un gran cuchillo, pero al instante de
acercarse a ella, la calabaza dando un
gruñido, cambió de lugar.
Muy
asustados, corrieron sin acordarse siquiera de la vieja carretilla, la cual
dejaron olvidada en el campo.
Llegaron
a su casa con el corazón a punto de salirse por sus bocas.
Sus
hijos al verlos así preguntaron la razón y los hombres les relataron lo
sucedido.
Hicieron
acuerdo y los hombres regresaron al lugar junto a sus hijos.
Buscaron
la carretilla esperando encontrar junto a ella la calabaza, pero, no había
ningún rastro.
Regresaron
a casa muy intrigados y al entrar en el corredor escucharon el mismo gruñido
que habían oído saliendo de la calabaza.
Miraron
a su alrededor y ¡ oh, sorpresa !, allí estaba la calabaza.
Primero
se aterraron, pero luego trataron de tomarla, pero cada vez que se acercaban a
ella, esta se escabullía otra vez. Hasta que al fin entre los cuatro pudieron
atraparla.
Imaginan
ustedes lo que encontraron?
La
hermosa calabaza estaba medio vacía por uno de sus lados y dentro de ella había
un pequeño cerdito que al parecer se le había perdido a su madre cerda, quedando atrapado dentro de la calabaza al
intentar comérsela
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