En una
laguna, vivían tranquilamente unas ranas que se pasaban todo el día
chapoteando. Un día, una de las ranas dijo:
–
Necesitamos un rey que nos cuide
Entonces
todas las ranas fueron a pedirle a su Dios Zeus que les enviase un rey.
Zeus, al
oír esto, lanzó un rayo a un tronco viejo que estaba cerca al estanque. Las
ranas al oír tremendo ruido se zambullían en el agua asustadas, solo una se
acercó para conocer al rey que les habían concebido.
Pero al
darse cuenta de que solo era un tronco flotando en el agua, llamó a sus
compañeras e indignadas subían de una en una al tronco para ensuciarlo. Las
ranas muy molestas le reprocharon a Zeus por no haberles enviado un verdadero
rey.
Zeus al
oír a las atrevidas ranas, mandó a una cigüeña, quién empezó a deborarlas una
tras otra.
Las
ranas otra vez muy molestas le rogaron a Zeus que las librara de tal peligro.
– Sufran
las consecuencias de sus ruegos, ya tenían paz y armonía y quisieron un rey que
los gobernase, ahora la cigüeña gobernará sobre ustedes.
Y por eso las ranas se esconden cada vez que
ven a una cigüeña arrepintiéndose de haber pedido un rey.
Moraleja
del cuento: Si ya tienes paz y armonía no necesitaras más.
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