Muy temprano, aquella mañana, un anciano llego a la clinica. Necesitaba curarse una pequeña herida en la mano.
Mientras el doctor de turno lo atendia, noto que el hombre estaba muy inquieto, como con prisa.
Asi que le pregunto que era eso tan urgente que tenia que hacer a esas primeras horas del dia.
Para su sorpresa, le dijo que tenia que ir, como todos los dias, a la residencia de ancianos para desayunar con su esposa que vivia alli.
Le conto que ella llevaba algun tiempo en ese lugar porque tenia un Alzheimer muy avanzado.
El doctor penso en lo cruel de esta enfermedad, que en forma progresiva hace perder la memoria a quien la padece. El sabia que eso hace sufrir mucho al resto de la familia.
Mientras finalizaba de vendar la herida, le pregunto si ella se alarmaria en caso de que el llegara tarde esa mañana.
No, contesto el hombre, ella no sabe ya quien soy yo. Hace unos 5 años que no me reconoce.
Entonces, le pregunto el medico extrañado, si ya no sabe quien es usted por que acude para estar con ella todas las mañanas?
El anciano sonrio. Mientras le daba una palmada en la mano al doctor, le confio:
“Ella no sabe ya quien soy yo, pero yo se muy bien quien es ella”.
El doctor tuvo que contener las lagrimas mientras salia de su asombro.
Penso en que esta pareja tenia esa clase de amor que trasciende lo fisico e incluso lo romantico.
Esa clase de amor que acepta al otro tal como es. Que lo acepta por lo que ha sido, por lo que sera, e incluso por lo que ya nunca podra ser.
El medico penso que esa clase de amor es la que hace falta hoy en dia. Penso que esa es la clase de amor con que todos deberiamos ser bendecidos en nuestro hogar.
lunes, 11 de enero de 2010
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