Hay personas que no cambian, no cambian porque no quieren, no cambian porque no sienten que esten equivocados, no cambian porque no conocen lo que es la empatía y ponerse en el lugar de los demás, no dejan la violencia porque va con su naturaleza.Este cuento se lo dedico a tantas mujeres que un día actuaron como la rana dando una oportunidad al escorpión y a las que me puedan leer porque nunca se fien de su agresor.
Un escorpión, que deseaba atravesar el río, le dijo a una rana:-Llévame a tu espalda.-¡Qué te lleve a mi espalda! -contestó la rana- Ni pensarlo. Te conozco. Si te llevo a mi espalda, me picarás y me matarás.-No seas estúpida-le dijo entonces el escorpión- No ves que si te pico te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré.Los dos animales siguieron discutiendo hasta que la rana fue persuadida. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró y empezaron la travesía.Cuando estaban en medio del gran río, allí donde se crean los remolinos, de repente el escorpión picó a la rana. Ésta sintió que el veneno mortal se extendía por su cuerpo y, mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le gritó:- ¿Por qué lo has hecho? Es irracional…-No pude evitarlo-contestó el escorpión antes de desaparecer en las aguas- Es mi naturaleza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario