miércoles, 13 de noviembre de 2013

El Labrador y sus Hijos


Tras muchos años de duro trabajo, un  viejo labrador, comenzó a notar que sus fuerzas iban mermando cada vez más. Como no quería que sus tierras fueran abandonadas tras su muerte, trazó un plan, para que sus hijos aprendieran a cuidarlas, sin darse cuenta.
Cuando  tuvo todo apunto, les llamó hasta su presencia y les anunció:
-Queridos hijos míos, siento que mi fin se está acercando; id a la viña que con tanto amor llevo cultivando todos estos años y buscad aquello que escondí para cuando llegara este día.
Pensando que se trataba de un enorme tesoro, corrieron  raudos y veloces al lugar que su padre les había indicado. Allí, cavaron y cavaron durante horas, hasta que no quedaba ni un solo centímetro de tierra sin remover.
A pesar de su empeño y del esfuerzo realizado, no encontraron nada que mereciera la pena vender. Apesadumbrados por el engaño de su padre, se marcharon a su casa, sin sospechar el verdadero propósito de su progenitor.
Meses después, cuando uno de los hermano pasaba por allí, descubrió que todo su trabajo no había sido en balde, ya que la viña estaba llena de apetitosos frutos, con los que pudieron enriquecerse.
Moraleja: El mejor de los tesoros, es el que se consigue con nuestro propio esfuerzo.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Amar un Ser humano


mar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de su abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerlo sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.

Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.
Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión humilde del Hombre, como una manifestación humilde y palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cuál tú formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto sus facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo, aunque sea la más humilde de todas las notas musicales.

jueves, 7 de noviembre de 2013

LA PARABOLA DE LA PARABOLA


Hace mucho tiempo andaba la Verdad por las calles, en los pueblos, tratando de hablar con la gente, pero la gente no la quería, la despreciaban solamente por las ropas que llevaba. La Verdad andaba con harapos, sin lujos, sin pretensiones, tan simple, pura y sencilla como la Verdad.
La Verdad siempre trataba de acercarse a la gente, de entrar en sus hogares, pero siempre fue despreciada y humillada, pues nadie la quería por sus vestiduras harapientas.
Un día la Verdad andaba caminando y llorando, muy triste por todo esto, hasta que de repente se encuentra a alguien muy alegre, divertido, vestido con colores muy llamativos y elegantes y toda la gente la saludaba!!!.....Era la Parábola!!!
...Y la Parábola ve a la Verdad y le dice: "Verdad, ¿por qué lloras?"
La Verdad le responde: "La gente me desprecia y me humilla! Nadie me quiere ni me aceptan en sus casas!"
La Parábola le dice: "Claro, Verdad... Te entiendo; lo que pasa es que tienes que vestirte como yo, con colores y bien elegante....y verás el cambio"
Parábola le prestó uno de sus vestidos a Verdad y desde ese día, como un milagro, de repente, la Verdad fue aceptada por la gente y era querida por todos...
 
Moraleja:

Nadie acepta la Verdad desnuda. Todos la prefieren disfrazada con ropas de Parábola.

viernes, 1 de noviembre de 2013

En Dia de Muertos


Personajes: Frijolito 5 años. Pepe 6 años. Juan 9 años. Escenario: En un bosque. Árboles enanos, de pequeña vegetación. Es de noche. Esta oscuro en el comienzo, solo una lámpara a modo de luna llena; va Iluminando a los actores. Es la luz de un nuevo día. Hay silencio mucho silencio 2 niños caminan erráticos, perdidos. Son hermanos uno le dicen Frijolito, escasos 5 años, su hermano mayor tiene 9 años. Se llama Juan. Frijolito- ¡hummm! Tengo frío... tengo hambre... tengo miedo. Pepe- ¡ya, ya Frijolito! No te apures. Frijolito- No se ve nada. ¡Esta muy oscuro! Pepe- No te separes de mí, no te vayas a perder. Frijolito- ¿Dónde se fueron los demás? De pronto sentado, meditubando encuentran a otro niño. Es Juan, esta distraído, absorto mira el horizonte; la tristeza se refleja en sus ojitos a punto del llanto. Frijolito- ¿Quién eres? Pepe- ¿Dónde estamos? Frijolito- ¿Qué haces? Los dos- ¿Qué esta pasando? Juan- ¡Cállense de una buena vez! Gritan como niñitos. Frijolito- Somos niños. Juan- ¿Dónde esta su grupo? Pepe-... Nos perdimos. Frijolito- ¿Nos perdimoos? Juan- ¿Es su primera vez, verdad? Pepe- Sí. Frijolito- ¿Sii? Juan-Ustedes los nuevos. Siempre es lo mismo; siempre acaban perdiéndose. ¡Que no les dijeron! Frijolito- ¿Decirnos que? Juan- ¿Pues que ha de ser? Que no se separaran del grupo, que siempre siguieran juntos. Pepe- Frijolito se sentía muy cansado, y pues nos paráramos un poco a descansar. Nos quedamos dormidos. Y se fueron sin nosotros... Frijolito- Fue mi culpa. Pepe- No. No Frijolito, no fue tu culpa yo también me sentía cansado. Juan, un tanto condescendiente ahora los mira. Se avergüenza de su bravuconada. Juan- Ya no se preocupen; les digo que eso les pasa siempre a los nuevos. ¿Desde cuando llegaron? Pepe mirando a su hermano, contesta con mucho desanimo, esta tan confundido, poco entiende de lo sucedido. Pepe- ¿No sé? Frijolito comparte la misma actitud de su hermano. Mas aun, solloza quedito. Frijolito- ¿Y nuestros papas? ¿Adónde se fueron? Tengo miedo; Pepe mucho miedo... Pepe- ¡No sé! No me acuerdo de nada frijolito. Solo de una cosa, una gran luz que estallo en el cielo, como cuando es la feria de la iglesia. Ahora el menor se dirige a Juan. Frijolito- ¿Y tus papas? Juan- ¡Yo no tengo papas! De que sirve tenerlos. Pepe- ¿De qué sirven? ¡De mucho! Verdad frijolito. Frijolito- Mi mama me quiere mucho. Siempre hace la comida que más me gusta. Pepe- Papá nos llevaba al circo, al parque. Frijolito- Además, nos dan dulces. Pepe- Y nos cuidan mucho... Juan-... Pues yo no tuve. Y bueno ya estuvo suave, sus platicas me aburren; así que ahuecando el ala... Pepe- ¿Pero a donde? Juan- Ustedes sabrán; eso es algo natural en estos casos... Frijolito- ¿Cazos? ¿Cuáles cazos? ¿Vamos a comer ya? Juan- ¡Casos! No cazos. Jajaja Frijolito- Tengo mucha hambre. ¿Cuándo comemos? Pepe- Frijolito no esta ni mamá, ni papá. Estamos solos. Frijolito-¿Dónde se fueron? ¿Por qué no están aquí con nosotros? Frijolito rompe en llanto. Su hermano lo abraza. Trata de animarlo. Pepe-No llores, por favor frijolito, pronto estaremos con ellos. Juan- Pues si no se apuran nunca van a llegar... Pepe-¿Adonde? Juan-¡Pues con sus familiares! No sean pazguastos. Frijolito- Dinos como; nosotros no sabemos como. En el horizonte un fulgor se enciende, se eleva lentamente al cielo, un grato olorcito se esparce en el escenario. Juan se conduele de la suerte de los niños. Juan- Esta bien. Pongan mucho atención. Miran allá, (señala la nítida luz del horizonte) es a donde tienen que ir. Pepe- ¿Eso es todo? Juan- ¡No, claro que no! Ahora concéntrense, ¿A qué huele? Frijolito- ¡Hee! ¿Cómo? Juan- ¡Si! ¿A que huele? Frijolito- ¡A la sopa de mamá! Pepe-¡a los dulces que nos traía papá! Juan- Eso es. Pelen bien los ojotes, abran requetemucho las narizotas; solo así podrán llegar a su destino. ¡Pero apúrense que solo tienen menos del día para ir con los suyos! Frijolito- ¿Pero como? Juan- Si serán burros, pues así solo con el olfato y la vista. Ven esa lucezota; pues los esta guiando. Hacia allá tienen que ir. Pero píquenle, que si no llegan a tiempo se van a perder para siempre. Y nunca van a poder regresar ni aquí, mucho menos allá. Pepe- ¡Entonces vamos! ¡Vamos Frijolito! ¡Que tengo hartas ganas de ver a papá, a mamá, a la abuelita Esperanza, a la tía Carmen. Frijolito- ¡Qué chido, vamos a ver a todos! Juan, que empezaba a simpatizarles los dos hermanos sabe que irremediablemente se quedara de nueva cuenta solo. Fiel a su modo, los apresura a marcharse. Las buenas personas del exterior les llaman Almas Solas. Juan- Ya, ya. Mejor se van de una buena vez. Me aburren sus tonterías. ¡Ya lárguense! Salen apresuradamente de la presencia de Juan. Un poco mas adelante detienen su marcha. Frijolito no suprime un hondo suspiro. Frijolito- ¡humm... pobre! Pepe- ¿Quién, el niño? Frijolito- Pues sí. Se quedo solo; solito, sin nadie más. Pepe- Es cierto... Creo que no tiene a donde ir, no tiene familiares. Frijolito se queda pensativo, reflexiona un poco; de pronto su rostro se ilumina en una gran sonrisa. ¡Ya sé, vamos por él! Traigámoslo a nuestra casa. Pepe- Pues de volada, antes que se haga mas tarde. Recuerda lo que nos dijo, que solo tenemos un día para ir y regresar. Hacen la carrera hacia donde dejaron al niño, esta exactamente donde lo encontraron. Inmóvil, impasible observa las nubes caminar por el cielo azul de la mañana; es principios de noviembre. Juan se vuelve a sorprender de verlos nuevamente. Juan- ¿Ora ustedes, que hacen? ¿A poco no dan? Si serán brutos. Pero si hasta acá llega el olor a pan, a calabaza dulce y cera derretida. Las luces juntas hacen otro sol que danza en el cielo, solo es cosa de... Pepe- ¿Quieres venir con nosotros? Juan- ¿Qué si quiero? Frijolito- Ven con nosotros y te presto mis juguetes. Pepe- ¿En serio quieren que vaya con Uds. Pepe y Frijolito- ¡Sí! ¿No se enojaran sus papas? Tal vez no nos vean pero si nos sienten. Frijolito- No lo creo, son muy buenos. Pepe- Tu eres nuestro único amigo aquí. Si no fuera por ti aun andaríamos vagando por ahí. Juan- me llamo Juan, no se los había dicho por que pensé que solo iban de pasada; a nadie le interesa esas cosas. Frijolito- Pues vamos andando Juan, que el día se acaba, Pepe- Ahora recuerdo, fue un choque, en el camión que íbamos... Pero ya no tengo miedo. Juan- Así pasa la primera vez, pero te acostumbras. Frijolito- Apúrense, que tengo hambre y hartas ganas de ver las caras de mis papas. Juan y pepe- ¡Vamos, vamos pues!. Se cierra el telón historia infantil Mario a. 11 de julio 2007 lo mejor es vivir, y lo demas es lo demas

Un cuento de dia de muertos


La primera vez que escuché sobre la pequeña Mitli yo tenía 7 años y estaba comiéndome a escondidas las mandarinas del altar del día de muertos; cuando mi abuela me descubrió me dijo que si continuaba robándome la comida de los difuntos Mitli aparecería en la noche y me robaría mis juguetes como venganza. Claro está que yo no sabía quién era Mitli ni porqué querría vengarse de mi así que mi abuelita tuvo que explicármelo pacientemente:

Mitli era la hija de los señores del Mictlan. Sobre su nacimiento nadie estaba seguro: Unos decían que había nacido de los pensamientos de sus padres, otros que había florecido tal como lo hace la flor de cempasúchil y otros más afirmaban que en realidad Mitli se había formado de la mezcla de gotas de mandarina con la tierra; fuera como fuera lo cierto es que sus padres la querían y consentían mucho ya que era su única hija. Mitli había conseguido que sus papás le dieran dos compañeros de juego:  Un pequeño ajolote rosado llamado Coyolli y un xoloitzcuintle bicolor que se llamaba Yohualli.

Como es de imaginarse tanto Mitli como sus nuevos amigos volvían locos a todos en el Mictlan. El cachorro correteaba por aquí y por allá entre los  nueve niveles mordisqueando todo y a todos, ni siquiera El Señor de la Muerte se salvó de una mordida en el chamorro; hecho que lo hizo enojarse mucho debo aclarar.  Por su parte Yohualli distraía a todos los otros perros que cruzaban el río, les hacía cosquillas con sus deditos hasta que terminaban por voltear a los fantasmas que llevaban sobre sus espaldas. Mitli los miraba divertida desde la orilla a pesar de la molestia de sus papás. Con el tiempo y después de tantas travesuras realizadas por los tres el Señor y la Señora de la Muerte decidieron poner orden en el Mictlan y le dieron a Mitli un tutor que se encargaría de disciplinarla a ella y a sus compañeros cuando fuera necesario. Su tutor era nada más y nada menos que Mazatzin, el espíritu de un hombre-venado.

Al principio fue difícil para todos pues ninguno de ellos estaba acostumbrados a recibir reprimendas de nadie pero lograron hacer un buen equipo y el Mictlan volvió a ser el lugar de paz y tranquilidad que era desde siempre. Los padres de Mitli estaban sorprendidos por ello y decididos a saber su secreto mandaron a llamar a Mazatzin.

-¿Cómo has convencido a nuestra pequeña Mitli de portarse bien? ¿Cómo has conseguido que sus compañeros dejaran atrás sus travesuras? – preguntaron los padres-

-Señor y Señora. Ellos siguen haciendo travesuras, pero no en este mundo. Les he prometido que cada vez que se abra el portal con la tierra de los vivos ellos podràn hacer de las suyas con los niños y las niñas que se coman nuestros alimentos. Como saben, cada vez hay menos platillos completos que traer aquí abajo, ya que la mayoría de las frutas, panes y dulces son mordisqueados por los humanos pequeños.

Los señores de la Muerte sonrieron al imaginarse a Mitli causando estragos en el mundo de los vivos, agradecieron a Mazatzin su tenacidad y se retiraron a su palacio.

Yo me quedé pensativa y  le pregunté a mi abuela porqué se llevaban la comida en lugar de comerla sentados junto al altar. Ella me respondió:

-¿Tu podrías comerte la olla de mole entera, el pan, el atole, los tamales, la calabaza, los dulces, el camote  y el café sola?

-No

-Bueno pues ellos tampoco, aparte no son egoístas como lo somos los vivos. Ellos comparten todo. ¿Has visto lo que hacen las hormigas todos los días?

-¿Buscar comida para llevarla a su casa?

-Exactamente, los fantasmas hacen lo mismo. Vienen el día de muertos y se llevan la comida al Mictlan. La guardan en ollas de barro especiales y les dura hasta el siguiente año.

-¿Y no se les acaba?

-No, porque hay muchos muertos y sus familias dejan comida para más de dos, aparte ellos comen menos que nosotros porque ya están muertos, niña tonta.  Ahora ve por unas mandarinas al mercado para reponer las que te has robado del altar, si no lo haces Mitli, Coyolli y Yohualli vendrán a molestarte y Mazatzin no se los impedirá porque te lo mereces.

Corrí al puesto de Luisito sin pensarlo dos veces y use mi domingo no solo para comprar mandarinas, también compré dulces de más, un collar de piedras verdes para Mitli y unos trozos de carne para Coyolli y Yohualli, a Mazatzin le conseguí una pequeña canasta de hongos silvestres.  En verdad esperaba que con esto alcanzara para evitar que se enojaran conmigo. Regresé a casa y puse todo en el altar; ya entrada la noche ayudé a mi papá a prender las velas y hacer el camino con las flores de cempasúchil, después me fui a dormir.

Un ruido extraño me despertó en la madrugada, me levanté sin hacer ruido y desperté a mi abuelita. Ella me hizo una seña para que guardara silencio y comenzamos a caminar de puntitas hasta la sala, en donde se encontraba el altar.

¡Allí estaba Mitli! era una niña chiquita quizá un poco más alta que los chaneques, tenía su piel morena y sus cabellos negros y de su cuello colgaba el collar que le dejé;  Coyolli estaba sentado sobre su hombro izquierdo y Yohualli parado junto a ella entre las flores naranjas, moradas y amarillas. Mazatzin y los fantasmas de mi familia flotaban en el camino de flores dispuestos a cargar con toda la comida para llenar la alacena del Mictlan.

Mitli me miró directamente a los ojos y me sonrió , todos desaparecieron entre la llama de una de las velas y no los volví a ver hasta el año siguiente.


Cada día de muertos les dejo un regalo en el altar y ellos dejan un regalo para mí debajo de mi cama. Hasta la fecha tengo  una colección completa de huesos de dinosaurio, tres quijadas de víbora, un colmillo de coyote y dos costillas de tlacuache.