Cuentan
que se produjo un gran cuchicheo en la Corte cuando Cristóbal Colón regresó a
España después de haber descubierto lo que entonces se pensaba que era una
nueva ruta para llegar a las Indias. Cada quién tenía su propia opinión sobre
lo que había ocurrido y la diversidad de puntos de vista formaba el menú
principal de las tertulias a media voz. Los más envidiosos y celosos no dudaban
en afirmar que lo que había hecho Colón no era ninguna proeza, que en realidad
no era difícil encontrar nuevas rutas en la inmensidad del mar.
En
cierta ocasión, uno de ellos no tuvo reparo en dejarle saber su opinión al
célebre Almirante, minimizando su hazaña al calificarla como algo muy fácil de
realizar. Entonces, ante la extrañeza de todos, Colón pidió que le trajeran un
huevo. Unos minutos después, Colón lo colocó sobre la mesa central y les
preguntó:
- ¿Quién
puede parar este huevo sobre la mesa sin que se caiga cuando lo suelte?
Varios
lo intentaron, pero no había forma de colocar el huevo en posición vertical sin
que inmediatamente cayera a un costado. Finalmente Colón tomó nuevamente el
huevo, eligió uno de los extremos y con suavidad lo golpeó hasta que la cáscara
se grietó y se aplanó ligeramente, sin que llegara a salir algo de su
contenido. Entonces colocó el huevo en posición vertical sobre la mesa y allí
permaneció inmóvil ante el asombro de todos. Dirigió su mirada hacia quién lo
había interpelado y le dijo:
- Ahora
todos ustedes serán capaces de hacerlo y de decir que es muy fácil. Pero hace
un instante dijeron que era imposible. Lo difícil no es repetir lo que ya otra
persona ha resuelto, lo difícil es idear la solución por primera vez, cuando
todavía nadie ha resuelto el problema.
Cuántas
veces hemos juzgado los logros y triunfos de los demás bajo la misma óptica de
los envidiosos y celosos de esta historia. Cuántas veces hemos dejado de
apreciar el esfuerzo de los demás cobijados en la excusa que es “muy fácil”.
Verdaderamente es muy fácil criticar, es muy fácil decir a los demás cómo hay
que hacer las cosas, es muy fácil decir que ya lo habíamos pensado o que ya lo
sabíamos. El problema es justamente que “es muy fácil”, y por eso nunca lo
hicimos nosotros mismos…