Dice un viejo cuento sufí que cuando un niño está en el seno de su madre tiene todo el conocimiento del mundo. Sabe cuántas estrellas hay en el firmamento, cuántas gotas hay en el mar y cuántos granos de arena en el desierto. Conoce los misterios del cielo y las estrellas, y conoce hasta la última letra de la Torah. No hay misterio sobre la faz de la tierra que desconozca, ni misterio en el cielo o en el mar que no pueda resolver.
Pero cuando está a punto de nacer, su ángel de la guarda baja del cielo y colocando un dedo sobre sus labios sella todo su conocimiento dentro de él, y le susurra una sola palabra
— “Aprende.” (Cuento Sufí)
Solo cabe complementarle a esta version que por eso es que tenemos la "marca" divisioria en los labios como muestra de que nuestro conocimiento ha sido sellado....
domingo, 20 de septiembre de 2009
¡Baila, baila, muñequita!
-Sí, es una canción para las niñas muy pequeñas -aseguró tía Malle-. Yo, con la mejor voluntad del mundo, no puedo seguir este «¡Baila, baila, muñequita mía!» -Pero la pequeña Amalia si la seguía; sólo tenía 3 años, jugaba con muñecas y las educaba para que fuesen tan listas como tía Malle.
Venía a la casa un estudiante que daba lecciones a los hermanos y hablaba mucho con Amalita y sus muñecas, pero de una manera muy distinta a todos los demás. La pequeña lo encontraba muy divertido, y, sin embargo, tía Malle opinaba que no sabía tratar con niños; sus cabecitas no sacarían nada en limpio de sus discursos. Pero Amalita sí sacaba, tanto, que se aprendió toda la canción de memoria y la cantaba a sus tres muñecas, dos de las cuales eran nuevas, una de ellas una señorita, la otra un caballero, mientras la tercera era vieja y se llamaba Lise. También ella oyó la canción y participó en ella.
¡Baila, baila, muñequita,
qué fina es la señorita!
Y también el caballero
con sus guantes y sombrero,
calzón blanco y frac planchado
y muy brillante calzado.
Son bien finos, a fe mía.
Baila, muñequita mía.
Ahí está Lisa, que es muy vieja,
aunque ahora no semeja,
con la cera que le han dado,
que sea del año pasado.
Como nueva está y entera.
Baila con tu compañera,
serán tres para bailar.
¡Bien nos vamos a alegrar!
Baila, baila, muñequita,
pie hacia fuera, tan bonita.
Da el primer paso, garbosa,
siempre esbelta y tan graciosa.
Gira y salta sin parar,
que muy sano es el saltar.
¡Vaya baile delicioso!
¡Son un grupo primoroso!
Y las muñecas comprendían la canción; Amalita también la comprendía, y el estudiante, claro está. Él la había compuesto, y decía que era estupenda. Sólo tía Malle no la entendía; no estaba ya para niñerías.
-¡Es una bobada! -decía. Pero Amalita no es boba, y la canta. Por ella es por quien la sabemos.
FIN
Hans Christian Andersen
Venía a la casa un estudiante que daba lecciones a los hermanos y hablaba mucho con Amalita y sus muñecas, pero de una manera muy distinta a todos los demás. La pequeña lo encontraba muy divertido, y, sin embargo, tía Malle opinaba que no sabía tratar con niños; sus cabecitas no sacarían nada en limpio de sus discursos. Pero Amalita sí sacaba, tanto, que se aprendió toda la canción de memoria y la cantaba a sus tres muñecas, dos de las cuales eran nuevas, una de ellas una señorita, la otra un caballero, mientras la tercera era vieja y se llamaba Lise. También ella oyó la canción y participó en ella.
¡Baila, baila, muñequita,
qué fina es la señorita!
Y también el caballero
con sus guantes y sombrero,
calzón blanco y frac planchado
y muy brillante calzado.
Son bien finos, a fe mía.
Baila, muñequita mía.
Ahí está Lisa, que es muy vieja,
aunque ahora no semeja,
con la cera que le han dado,
que sea del año pasado.
Como nueva está y entera.
Baila con tu compañera,
serán tres para bailar.
¡Bien nos vamos a alegrar!
Baila, baila, muñequita,
pie hacia fuera, tan bonita.
Da el primer paso, garbosa,
siempre esbelta y tan graciosa.
Gira y salta sin parar,
que muy sano es el saltar.
¡Vaya baile delicioso!
¡Son un grupo primoroso!
Y las muñecas comprendían la canción; Amalita también la comprendía, y el estudiante, claro está. Él la había compuesto, y decía que era estupenda. Sólo tía Malle no la entendía; no estaba ya para niñerías.
-¡Es una bobada! -decía. Pero Amalita no es boba, y la canta. Por ella es por quien la sabemos.
FIN
Hans Christian Andersen
El chelín de plata
Érase una vez un chelín. Cuando salió de la ceca, pegó un salto y gritó, con su sonido metálico «¡Hurra! ¡Me voy a correr mundo!». Y, efectivamente, éste era su destino.
El niño lo sujetaba con mano cálida, el avaro con mano fría y húmeda; el viejo le daba mil vueltas, mientras el joven lo dejaba rodar. El chelín era de plata, con muy poco cobre, y llevaba ya todo un año corriendo por el mundo, es decir, por el país donde lo habían acuñado. Pero un día salió de viaje al extranjero. Era la última moneda nacional del monedero de su dueño, el cual no sabía ni siquiera que lo tenía, hasta que se lo encontró entre los dedos.
-¡Toma! ¡Aún me queda un chelín de mi tierra! -exclamó- ¡Hará el viaje conmigo!
Y la pieza saltó y cantó de alegría cuando la metieron de nuevo en el bolso. Y allí estuvo junto a otros compañeros extranjeros, que iban y venían, dejándose sitio unos a otros mientras el chelín continuaba en su lugar. Era una distinción que se le hacía.
Llevaban ya varias semanas de viaje, y el chelín recorría el vasto mundo sin saber fijamente dónde estaba. Oía decir a las otras monedas que eran francesas o italianas. Una explicaba que se encontraban en tal ciudad, pero el chelín no podía formarse idea. Nada se ve del mundo cuando se permanece siempre metido en el bolso, y esto le ocurría a él. Pero un buen día se dio cuenta de que el monedero no estaba cerrado, por lo que se asomó a la abertura, para echar una mirada al exterior. Era una imprudencia, pero pudo más la curiosidad, y esto se paga. Resbaló y cayó al bolsillo del pantalón, y cuando, a la noche, fue sacado de él el monedero, nuestro chelín se quedó donde estaba y fue a parar al vestíbulo con las prendas de vestir; allí se cayó al suelo, sin que nadie lo oyera ni lo viese. A la mañana siguiente volvieron a entrar las prendas en la habitación; el dueño se las puso y se marchó, pero el chelín se quedó atrás. Alguien lo encontró y lo metió en su bolso, para que tuviera alguna utilidad.
«Siempre es interesante ver el mundo -pensó el chelín-, conocer a otras gentes, otras costumbres».
¿Qué moneda es ésta? -exclamó alguien-. No es del país. Debe ser falsa, no vale.
Y aquí empieza la historia del chelín, tal y como él la contó más tarde.
-¡Falso! ¡Que no valgo! Aquello me hirió hasta lo más profundo -dijo el chelín-. Sabía que era de buena plata, que tenía buen sonido, y el cuño auténtico.
«Esta gente se equivoca -pensé- o tal vez no hablan de mí». Pero sí, a mí se referían: me llamaban falso e inútil. «Habrá que pasarlo a oscuras», dijo el hombre que me había encontrado; y me pasaron en la oscuridad, y a la luz del día volví a oír pestes: «¡Falso, no vale! Tendremos que arreglarnos para sacárnoslo de encima».
Y el chelín temblaba entre los dedos cada vez que lo colaban disimuladamente, haciéndolo pasar por moneda del país.
-¡Mísero de mí! ¿De qué me sirve mi plata, mi valor, mi cuño, si nadie los estima? Para el mundo nada vale lo que uno posee, sino sólo la opinión que los demás se han formado de ti. Debe ser terrible tener la conciencia cargada, haber de deslizarse por caminos tortuosos, cuando yo, que soy inocente, sufro tanto sólo porque tengo las apariencias en contra. Cada vez que me sacaban, sentía pavor de los ojos que iban a verme. Sabía que me rechazarían, que me tirarían sobre la mesa, como si fuese mentira y engaño.
Una vez fui a parar a manos de una mujer vieja y pobre, en pago de su duro trabajo del día; y ella no encontraba medio de sacudírseme; nadie quería aceptarme, era una verdadera desgracia para la pobre.
-No tengo más remedio que colarlo a alguien -decía-; no puedo permitirme el lujo de guardar un chelín falso. El rico panadero se lo tragará; no le hace tanta falta como a mí; pero, sea como fuere, es una mala acción de mi parte.
-¡Vaya! ¡Encima voy a ser una carga sobre la conciencia de esta vieja! -suspiró el chelín-. ¿Tanto he cambiado en estos últimos tiempos?
La mujer se fue a la tienda del rico panadero, pero el hombre era perito en materia de monedas buenas y falsas. No me quiso, y hube de sufrir que me arrojaran a la cara de la vieja, la cual tuvo que volverse sin pan. Mi corazón sangraba, pues sólo me habían acuñado para causar disgustos a los demás. ¡Yo, que de joven tanta confianza había merecido y había estado tan seguro y orgulloso de mi valor y de la autenticidad de mi cuño! Me invadió una melancolía tal como sólo un pobre chelín puede sentir cuando nadie lo quiere.
Pero la mujer se me llevó nuevamente a su casa y me miró con cariño, con dulzura y bondad. «¡No, no engañaré a nadie más contigo! -dijo-. Voy a agujerearte para que todo el mundo vea que eres falso; y, no obstante - se me ocurre una idea -, tal vez eres una moneda de la suerte. Se me acaba de ocurrir este pensamiento, y quiero creer en él. Haré un agujero en el chelín, le pasaré un cordón y lo colgaré del cuello del pequeñuelo de la vecina como moneda de la suerte».
Y me agujereó, operación nada agradable, pero que uno soporta cuando se hace con buena intención. Me pasaron un cordón por el orificio, y quedé convertido en una especie de medallón. Me colgaron del cuello del niño, que me sonrió y me besó; y toda la noche descansé sobre el pecho calentito e inocente de la criatura.
A la mañana siguiente, la madre me cogió entre sus dedos y me examinó; pronto comprendí que traía alguna intención. Cogiendo las tijeras, cortó la cuerdecita que me ataba.
-¿El chelín de la suerte? -dijo-. Pronto lo veremos.
Me puso en vinagre, con lo que muy pronto estuve completamente verde. Luego taponó el agujero y, tras haberme frotado un poco, al atardecer se fue conmigo a la administración de loterías para comprar un número, que debía ser el de la suerte.
¡Qué mal lo pasé! Me sentía oprimido como si fuese a romperme; sabía que me calificarían de falso y me rechazarían, y ello en presencia de todo aquel montón de monedas, todas con su cara y su inscripción, de que tan orgullosas podían sentirse. Pero me fue ahorrada aquella vergüenza; había tanta gente en el despacho de loterías, y el hombre estaba tan atareado, que fui a parar a la caja junto con las demás piezas. Si luego salió premiado el billete, es cosa que ignoro; lo que sí sé es que al día siguiente fui reconocido por falso, puesto aparte y destinado a seguir engañando, siempre engañando. Esto es insoportable cuando se tiene una personalidad real y verdadera, y nadie puede negar que yo la tengo.
Durante mucho tiempo fui pasando de mano en mano, de casa en casa, recibido siempre con improperios, y siempre mal visto. Nadie fiaba en mí; yo había perdido toda confianza en mí mismo y en el mundo. ¡Fueron duros aquellos tiempos!
Un día llegó un viajero; me pusieron en sus manos, y el hombre fue lo bastante cándido para aceptarme como moneda corriente. Pero cuando llegó el momento de pagar conmigo, volví a oír el sempiterno insulto: «No vale. Es falso».
-Pues yo lo tomé por bueno -dijo el hombre, examinándome con detenimiento. Y, de repente, se dibujé una amplia sonrisa en su cara, cosa que no se había producido en ninguna de cuantas me habían mirado.
-¡Qué es esto! -exclamó-. Pero si es una moneda de mi país, un bueno y auténtico chelín de casa, que agujerearon y ahora tienen por falso. ¡Vaya caso divertido! Me lo guardaré y me lo llevaré a mi tierra.
Me estremecí de alegría al oírme llamar chelín bueno y legítimo. Volvería a mi patria, donde todos me conocerían, y sabrían que soy de buena plata y de auténtico cuño. Habría echado chispas de puro gozo, pero eso de despedir chispas no me va, lo hace el acero, pero no la plata.
Me envolvieron en un papel fino y blanco para no confundirme con las demás monedas y pasarme por descuido. Y sólo me sacaban en ocasiones solemnes, cuando acertaban a encontrarse paisanos míos, y siempre hablaban muy bien de mí. Decían que era interesante; es chistoso eso de ser interesante sin haber pronunciado una sola palabra. Y al fin volví a mi patria. Mis penalidades tocaron a su fin y comenzó mi dicha. Era de buena ley, llevaba el cuño legitimo, y el haber sido agujereado para marcarme como falso no suponía desventaja alguna. Con tal de no serlo, la cosa no tiene importancia. Hay que tener paciencia y perseverar, que con el tiempo se hace justicia. Ésta es mi creencia - terminó el chelín.
FIN
Hans Christian Andersen
El niño lo sujetaba con mano cálida, el avaro con mano fría y húmeda; el viejo le daba mil vueltas, mientras el joven lo dejaba rodar. El chelín era de plata, con muy poco cobre, y llevaba ya todo un año corriendo por el mundo, es decir, por el país donde lo habían acuñado. Pero un día salió de viaje al extranjero. Era la última moneda nacional del monedero de su dueño, el cual no sabía ni siquiera que lo tenía, hasta que se lo encontró entre los dedos.
-¡Toma! ¡Aún me queda un chelín de mi tierra! -exclamó- ¡Hará el viaje conmigo!
Y la pieza saltó y cantó de alegría cuando la metieron de nuevo en el bolso. Y allí estuvo junto a otros compañeros extranjeros, que iban y venían, dejándose sitio unos a otros mientras el chelín continuaba en su lugar. Era una distinción que se le hacía.
Llevaban ya varias semanas de viaje, y el chelín recorría el vasto mundo sin saber fijamente dónde estaba. Oía decir a las otras monedas que eran francesas o italianas. Una explicaba que se encontraban en tal ciudad, pero el chelín no podía formarse idea. Nada se ve del mundo cuando se permanece siempre metido en el bolso, y esto le ocurría a él. Pero un buen día se dio cuenta de que el monedero no estaba cerrado, por lo que se asomó a la abertura, para echar una mirada al exterior. Era una imprudencia, pero pudo más la curiosidad, y esto se paga. Resbaló y cayó al bolsillo del pantalón, y cuando, a la noche, fue sacado de él el monedero, nuestro chelín se quedó donde estaba y fue a parar al vestíbulo con las prendas de vestir; allí se cayó al suelo, sin que nadie lo oyera ni lo viese. A la mañana siguiente volvieron a entrar las prendas en la habitación; el dueño se las puso y se marchó, pero el chelín se quedó atrás. Alguien lo encontró y lo metió en su bolso, para que tuviera alguna utilidad.
«Siempre es interesante ver el mundo -pensó el chelín-, conocer a otras gentes, otras costumbres».
¿Qué moneda es ésta? -exclamó alguien-. No es del país. Debe ser falsa, no vale.
Y aquí empieza la historia del chelín, tal y como él la contó más tarde.
-¡Falso! ¡Que no valgo! Aquello me hirió hasta lo más profundo -dijo el chelín-. Sabía que era de buena plata, que tenía buen sonido, y el cuño auténtico.
«Esta gente se equivoca -pensé- o tal vez no hablan de mí». Pero sí, a mí se referían: me llamaban falso e inútil. «Habrá que pasarlo a oscuras», dijo el hombre que me había encontrado; y me pasaron en la oscuridad, y a la luz del día volví a oír pestes: «¡Falso, no vale! Tendremos que arreglarnos para sacárnoslo de encima».
Y el chelín temblaba entre los dedos cada vez que lo colaban disimuladamente, haciéndolo pasar por moneda del país.
-¡Mísero de mí! ¿De qué me sirve mi plata, mi valor, mi cuño, si nadie los estima? Para el mundo nada vale lo que uno posee, sino sólo la opinión que los demás se han formado de ti. Debe ser terrible tener la conciencia cargada, haber de deslizarse por caminos tortuosos, cuando yo, que soy inocente, sufro tanto sólo porque tengo las apariencias en contra. Cada vez que me sacaban, sentía pavor de los ojos que iban a verme. Sabía que me rechazarían, que me tirarían sobre la mesa, como si fuese mentira y engaño.
Una vez fui a parar a manos de una mujer vieja y pobre, en pago de su duro trabajo del día; y ella no encontraba medio de sacudírseme; nadie quería aceptarme, era una verdadera desgracia para la pobre.
-No tengo más remedio que colarlo a alguien -decía-; no puedo permitirme el lujo de guardar un chelín falso. El rico panadero se lo tragará; no le hace tanta falta como a mí; pero, sea como fuere, es una mala acción de mi parte.
-¡Vaya! ¡Encima voy a ser una carga sobre la conciencia de esta vieja! -suspiró el chelín-. ¿Tanto he cambiado en estos últimos tiempos?
La mujer se fue a la tienda del rico panadero, pero el hombre era perito en materia de monedas buenas y falsas. No me quiso, y hube de sufrir que me arrojaran a la cara de la vieja, la cual tuvo que volverse sin pan. Mi corazón sangraba, pues sólo me habían acuñado para causar disgustos a los demás. ¡Yo, que de joven tanta confianza había merecido y había estado tan seguro y orgulloso de mi valor y de la autenticidad de mi cuño! Me invadió una melancolía tal como sólo un pobre chelín puede sentir cuando nadie lo quiere.
Pero la mujer se me llevó nuevamente a su casa y me miró con cariño, con dulzura y bondad. «¡No, no engañaré a nadie más contigo! -dijo-. Voy a agujerearte para que todo el mundo vea que eres falso; y, no obstante - se me ocurre una idea -, tal vez eres una moneda de la suerte. Se me acaba de ocurrir este pensamiento, y quiero creer en él. Haré un agujero en el chelín, le pasaré un cordón y lo colgaré del cuello del pequeñuelo de la vecina como moneda de la suerte».
Y me agujereó, operación nada agradable, pero que uno soporta cuando se hace con buena intención. Me pasaron un cordón por el orificio, y quedé convertido en una especie de medallón. Me colgaron del cuello del niño, que me sonrió y me besó; y toda la noche descansé sobre el pecho calentito e inocente de la criatura.
A la mañana siguiente, la madre me cogió entre sus dedos y me examinó; pronto comprendí que traía alguna intención. Cogiendo las tijeras, cortó la cuerdecita que me ataba.
-¿El chelín de la suerte? -dijo-. Pronto lo veremos.
Me puso en vinagre, con lo que muy pronto estuve completamente verde. Luego taponó el agujero y, tras haberme frotado un poco, al atardecer se fue conmigo a la administración de loterías para comprar un número, que debía ser el de la suerte.
¡Qué mal lo pasé! Me sentía oprimido como si fuese a romperme; sabía que me calificarían de falso y me rechazarían, y ello en presencia de todo aquel montón de monedas, todas con su cara y su inscripción, de que tan orgullosas podían sentirse. Pero me fue ahorrada aquella vergüenza; había tanta gente en el despacho de loterías, y el hombre estaba tan atareado, que fui a parar a la caja junto con las demás piezas. Si luego salió premiado el billete, es cosa que ignoro; lo que sí sé es que al día siguiente fui reconocido por falso, puesto aparte y destinado a seguir engañando, siempre engañando. Esto es insoportable cuando se tiene una personalidad real y verdadera, y nadie puede negar que yo la tengo.
Durante mucho tiempo fui pasando de mano en mano, de casa en casa, recibido siempre con improperios, y siempre mal visto. Nadie fiaba en mí; yo había perdido toda confianza en mí mismo y en el mundo. ¡Fueron duros aquellos tiempos!
Un día llegó un viajero; me pusieron en sus manos, y el hombre fue lo bastante cándido para aceptarme como moneda corriente. Pero cuando llegó el momento de pagar conmigo, volví a oír el sempiterno insulto: «No vale. Es falso».
-Pues yo lo tomé por bueno -dijo el hombre, examinándome con detenimiento. Y, de repente, se dibujé una amplia sonrisa en su cara, cosa que no se había producido en ninguna de cuantas me habían mirado.
-¡Qué es esto! -exclamó-. Pero si es una moneda de mi país, un bueno y auténtico chelín de casa, que agujerearon y ahora tienen por falso. ¡Vaya caso divertido! Me lo guardaré y me lo llevaré a mi tierra.
Me estremecí de alegría al oírme llamar chelín bueno y legítimo. Volvería a mi patria, donde todos me conocerían, y sabrían que soy de buena plata y de auténtico cuño. Habría echado chispas de puro gozo, pero eso de despedir chispas no me va, lo hace el acero, pero no la plata.
Me envolvieron en un papel fino y blanco para no confundirme con las demás monedas y pasarme por descuido. Y sólo me sacaban en ocasiones solemnes, cuando acertaban a encontrarse paisanos míos, y siempre hablaban muy bien de mí. Decían que era interesante; es chistoso eso de ser interesante sin haber pronunciado una sola palabra. Y al fin volví a mi patria. Mis penalidades tocaron a su fin y comenzó mi dicha. Era de buena ley, llevaba el cuño legitimo, y el haber sido agujereado para marcarme como falso no suponía desventaja alguna. Con tal de no serlo, la cosa no tiene importancia. Hay que tener paciencia y perseverar, que con el tiempo se hace justicia. Ésta es mi creencia - terminó el chelín.
FIN
Hans Christian Andersen
Duerme negrito
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...*
Te va a traer codornices para ti,
te va a traer rica fruta para ti,
te va a traer carne de cerdo para ti.
te va a traer muchas cosas para ti.
Y si negro no se duerme,
viene diablo blanco
y ¡zas! le come la patita,
¡chacapumba, chacapún…!
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...
Trabajando,
trabajando duramente, trabajando sí,
trabajando y no le pagan, trabajando sí,
trabajando y va tosiendo, trabajando sí,
trabajando y va de luto, trabajando sí,
pa'l negrito chiquitito, trabajando sí,
pa'l negrito chiquitito, trabajando sí,
no le pagan sí, va tosiendo sí
va de luto sí, duramente sí.
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...
que tu mama está en el campo, negrito...
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...*
Te va a traer codornices para ti,
te va a traer rica fruta para ti,
te va a traer carne de cerdo para ti.
te va a traer muchas cosas para ti.
Y si negro no se duerme,
viene diablo blanco
y ¡zas! le come la patita,
¡chacapumba, chacapún…!
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...
Trabajando,
trabajando duramente, trabajando sí,
trabajando y no le pagan, trabajando sí,
trabajando y va tosiendo, trabajando sí,
trabajando y va de luto, trabajando sí,
pa'l negrito chiquitito, trabajando sí,
pa'l negrito chiquitito, trabajando sí,
no le pagan sí, va tosiendo sí
va de luto sí, duramente sí.
Duerme, duerme negrito,
que tu mama está en el campo, negrito...
El Amor y la Pasión
Había una princesa que estaba locamente enamorada de un capitán de su guardia y, aunque sólo tenía 17 años, no tenía ningún otro deseo que casarse con él, aún a costa de lo que pudiera perder. Su padre que tenía fama de sabio no cesaba de decirle:
-No estás preparada para recorrer el camino del amor. El amor es renuncia y así como regala, crucifica. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa, si buscas en el amor sólo la paz y el placer, no es este el momento de casarte.
-Pero, padre, ¡sería tan feliz junto a él!, que no me separaría ni un solo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más profundo de nuestros sueños.
Entonces el rey reflexionó y se dijo:
-Las prohibiciones hacen crecer el deseo y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por él crecerá desesperado. Además los sabios dicen: “Cuando el amor os llegue, seguidlo, aunque sus senderos son arduos y penosos”.
De modo que al fin le dijo a su hija:
-Hija mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él cuarenta días y cuarenta noches. Si al final siguen queriéndose casar es que estás preparada y entonces tendrás mi consentimiento.
La princesa, loca de alegría, aceptó la prueba y abrazó a su padre. Todo marchó perfectamente los primeros días, pero tras la excitación y la euforia no tardó en presentarse la rutina y el aburrimiento. Lo que al principio era música celestial para la princesa se fue tornando ruido y así comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, la alegría y la tristeza. Así, antes de que pasaran dos semanas ya estaba suspirando por otro tipo de compañía, llegando a repudiar todo lo dijera o hiciese su amante. A las tres semanas estaba tan harta de aquel hombre que chillaba y aporreaba la puerta de su recinto. Cuando al fin pudo salir de allí, se echó en brazos de su padre agradecida de haberle librado de aquel a quién había llegado a aborrecer.
Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, le dijo a su padre:
-Padre, háblame del matrimonio.
Y su padre, el rey, le dijo:
-Escucha lo que dicen los poetas de nuestro reino:
“Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.
Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma.
Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo.
Y permaneced juntos, más no demasiados juntos,
pues ni el roble ni el ciprés, crecen uno a la sombra del otro”.
-No estás preparada para recorrer el camino del amor. El amor es renuncia y así como regala, crucifica. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa, si buscas en el amor sólo la paz y el placer, no es este el momento de casarte.
-Pero, padre, ¡sería tan feliz junto a él!, que no me separaría ni un solo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más profundo de nuestros sueños.
Entonces el rey reflexionó y se dijo:
-Las prohibiciones hacen crecer el deseo y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por él crecerá desesperado. Además los sabios dicen: “Cuando el amor os llegue, seguidlo, aunque sus senderos son arduos y penosos”.
De modo que al fin le dijo a su hija:
-Hija mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él cuarenta días y cuarenta noches. Si al final siguen queriéndose casar es que estás preparada y entonces tendrás mi consentimiento.
La princesa, loca de alegría, aceptó la prueba y abrazó a su padre. Todo marchó perfectamente los primeros días, pero tras la excitación y la euforia no tardó en presentarse la rutina y el aburrimiento. Lo que al principio era música celestial para la princesa se fue tornando ruido y así comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, la alegría y la tristeza. Así, antes de que pasaran dos semanas ya estaba suspirando por otro tipo de compañía, llegando a repudiar todo lo dijera o hiciese su amante. A las tres semanas estaba tan harta de aquel hombre que chillaba y aporreaba la puerta de su recinto. Cuando al fin pudo salir de allí, se echó en brazos de su padre agradecida de haberle librado de aquel a quién había llegado a aborrecer.
Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, le dijo a su padre:
-Padre, háblame del matrimonio.
Y su padre, el rey, le dijo:
-Escucha lo que dicen los poetas de nuestro reino:
“Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios.
Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión.
Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma.
Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo.
Y permaneced juntos, más no demasiados juntos,
pues ni el roble ni el ciprés, crecen uno a la sombra del otro”.
La marioneta de trapo
Lo dice una marioneta de trapo:
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría mas, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón.... escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres.....
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad esta en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...."
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría mas, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón.... escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuan equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres.....
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad esta en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...."
Menos tu vientre
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo es postrero
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo
Miguel Hernandez
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo es postrero
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo
Miguel Hernandez
El Jardinero Sabio
Nasrudín, el monje Sufí, había decidido plantar flores en su jardín. Para eso preparó el suelo, sembró semillas de las flores que le parecían más bellas. Cuando las flores comenzaron a nacer, observó con enfado que su jardín se iba llenando de flores que él no había elegido, especialmente de margaritas.
Nasrudín fue en busca de consejo especializado. Habló con todos los jardineros que conocía y leyó las instrucciones para librarse de las margaritas. Todo fue en vano.
Las margaritas crecían cada vez más fuertes, se mezclaban con los claveles, con las dalias y con otras flores.
Por fin, decidió ir a la capital y entrevistarse con el jardinero real, jefe del jardín del palacio del Rey. El sabio jardinero ya había aconsejado a muchos otros de cómo librarse de flores y plantas indeseables.
Nasrudín contó su esfuerzo por librarse de las margaritas que crecían en su jardín. El viejo jardinero lo escuchó atentamente y después de un largo silencio dijo:
- Por lo visto, tienes que cambiar tu decisión y aprender a amar a las margaritas
Nasrudín fue en busca de consejo especializado. Habló con todos los jardineros que conocía y leyó las instrucciones para librarse de las margaritas. Todo fue en vano.
Las margaritas crecían cada vez más fuertes, se mezclaban con los claveles, con las dalias y con otras flores.
Por fin, decidió ir a la capital y entrevistarse con el jardinero real, jefe del jardín del palacio del Rey. El sabio jardinero ya había aconsejado a muchos otros de cómo librarse de flores y plantas indeseables.
Nasrudín contó su esfuerzo por librarse de las margaritas que crecían en su jardín. El viejo jardinero lo escuchó atentamente y después de un largo silencio dijo:
- Por lo visto, tienes que cambiar tu decisión y aprender a amar a las margaritas
3 CONSEJOS
Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa:
'Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida mas cómoda y digna. No se cuanto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa,
que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mi, pues yo te seré fiel a ti.'
Así, siendo joven aun. Camino muchos días a pie, hasta encontrar un acendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda.
El joven llego y se ofreció para trabajar y fue aceptado.
Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también.
El pacto fue el siguiente:
'Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que
debo irme , el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hasta
el día en que me vaya.
El día que yo salga. usted me dará el dinero que yo haya ganado.'
Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajo durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acerco a su patrón y le dijo:
'Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa.'
El patrón le respondió: 'Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una opuesta, esta bien?
Yo te doy tu dinero y tu te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa.
Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta.'
El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: 'QUIERO LOS TRES CONSEJOS'
El patrón le recordó: 'Si te doy los consejos, no te doy el dinero.'
Y el empleado respondió: 'Quiero los consejos'
EL patrón entonces le aconsejo:
1.. 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos mas cortos y desconocidos te pueden costar la vida.
2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad
por el mal puede ser fatal.
3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues
puedes arrepentirte demasiado tarde.
Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así:
'AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante en viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa.'
El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba.
Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludo y le pregunto:
'Para donde vas?'
El le respondió: 'Voy para un camino muy distante que queda a mas de veinte días de caminata por esta carretera.'
La persona le dijo entonces: 'Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días'.
El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo, 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MAS CORTOS Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA'
Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal.
Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada!
Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer malencarada le abrió la puerta y lo atendió.
Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador.
Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. 'NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL'
Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y el le contesto que si lo había escuchado. El dueño de la posada de pregunto: Y no sintió curiosidad? El le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Usted
ha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el
huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.
El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.
Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzo a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco mas y vio que ella tenia en sus piernas, un hombre al que estaba acariciando los cabellos.
Cuando vio aquella escena, su corazón se lleno de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad.
Respiro profundo, apresuro sus pasos, cuando recordó el tercer consejo.
'NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE'
Entonces se paro y reflexiono, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, el dijo: 'NO VOY A MATAR A MI ESPOSA'. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella.'
Se dirigió a la puerta de la casa y toco. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza afectuosamente.
El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue.
Entonces con lágrimas en los ojos le dice:
'Yo te fui fiel y tu me traicionaste...
Ella espantada le responde: '¿Como? yo nunca te traicione, te espere durante veinte años. El entonces le pregunto: '¿Y quien era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?
Y ella le contesto: 'AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad.
Entonces el marido entro, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el ultimo pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el pan y al abrirlo, se encontró un cheque con todo su dinero, el
pago de sus veinte años de dedicación...
'Querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida mas cómoda y digna. No se cuanto tiempo voy a estar lejos, solo te pido una cosa,
que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mi, pues yo te seré fiel a ti.'
Así, siendo joven aun. Camino muchos días a pie, hasta encontrar un acendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda.
El joven llego y se ofreció para trabajar y fue aceptado.
Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también.
El pacto fue el siguiente:
'Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que
debo irme , el señor me libera de mis obligaciones: Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorro hasta
el día en que me vaya.
El día que yo salga. usted me dará el dinero que yo haya ganado.'
Estando ambos de acuerdo. Aquel joven trabajo durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso. Después de veinte años se acerco a su patrón y le dijo:
'Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa.'
El patrón le respondió: 'Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una opuesta, esta bien?
Yo te doy tu dinero y tu te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa.
Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta.'
El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo: 'QUIERO LOS TRES CONSEJOS'
El patrón le recordó: 'Si te doy los consejos, no te doy el dinero.'
Y el empleado respondió: 'Quiero los consejos'
EL patrón entonces le aconsejo:
1.. 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos mas cortos y desconocidos te pueden costar la vida.
2. NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad
por el mal puede ser fatal.
3. NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues
puedes arrepentirte demasiado tarde.
Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tan joven, así:
'AQUÍ TIENES TRES PANES, dos para comer durante en viaje y el tercero es para comer con tu esposa cuando llegues a tu casa.'
El hombre entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba.
Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludo y le pregunto:
'Para donde vas?'
El le respondió: 'Voy para un camino muy distante que queda a mas de veinte días de caminata por esta carretera.'
La persona le dijo entonces: 'Joven, este camino es muy largo, yo conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días'.
El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo, 'NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. CAMINOS MAS CORTOS Y DESCONOCIDOS TE PUEDEN COSTAR LA VIDA'
Entonces se alejó de aquel atajo y volvió a seguir por el camino normal.
Dos días después se enteró de otro viajero que había tomado el atajo, y lo asaltaron, lo golpearon, y le robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada!
Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera. Era muy tarde en la noche y parecía que todos dormían, pero una mujer malencarada le abrió la puerta y lo atendió.
Como estaba tan cansado, tan solo le pagó la tarifa del día sin preguntar nada, y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador.
Se puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. 'NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL PUES LA CURIOSIDAD POR EL MAL PUEDE SER FATAL'
Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y el le contesto que si lo había escuchado. El dueño de la posada de pregunto: Y no sintió curiosidad? El le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: Usted
ha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el
huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma.
El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.
Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa, camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzo a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco mas y vio que ella tenia en sus piernas, un hombre al que estaba acariciando los cabellos.
Cuando vio aquella escena, su corazón se lleno de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad.
Respiro profundo, apresuro sus pasos, cuando recordó el tercer consejo.
'NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, PUES PUEDES ARREPENTIRTE DEMASIADO TARDE'
Entonces se paro y reflexiono, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer ya con la cabeza fría, el dijo: 'NO VOY A MATAR A MI ESPOSA'. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a ella.'
Se dirigió a la puerta de la casa y toco. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza afectuosamente.
El trata de quitársela de arriba, pero no lo consigue.
Entonces con lágrimas en los ojos le dice:
'Yo te fui fiel y tu me traicionaste...
Ella espantada le responde: '¿Como? yo nunca te traicione, te espere durante veinte años. El entonces le pregunto: '¿Y quien era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?
Y ella le contesto: 'AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad.
Entonces el marido entro, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el ultimo pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, el partió el pan y al abrirlo, se encontró un cheque con todo su dinero, el
pago de sus veinte años de dedicación...
domingo, 2 de agosto de 2009
EL TENEDOR
Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida.
Así que empezó a poner sus cosas "en orden".
Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo cuáles canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.
La mujer también solicitó ser enterrada con su libro favorito.
Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella.
- "Hay algo más", dijo ella exaltada.
- "¿Qué es?" respondió el sacerdote.
- "Esto es muy importante", continuó la mujer. "Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha."
El sacerdote se quedó confundido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir.
- "Eso lo sorprende, ¿o no?" preguntó la mujer.
- "Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud", dijo el sacerdote.
La mujer explicó:
- "En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, 'Quédate con tu tenedor'. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o pay de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten '¿Porque tiene ese tenedor?'. Después quiero que usted les diga: 'Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir'."
Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose.
Él sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Cielo que él mismo.
Ella sabía que algo mejor estaba por venir.
En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su libro favorito y el tenedor puesto en su mano derecha.
Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué cosa con el tenedor?" y una y otra vez él sonrió.
Durante su mensaje el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera.
También les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella.
El sacerdote les confesó a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor. También que de seguro ellos tampoco podrían dejar de pensar en el tenedor. El sacerdote estaba en lo correcto. Todos pensaban en el tenedor.
Así que la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir..
Así que empezó a poner sus cosas "en orden".
Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. Le dijo cuáles canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.
La mujer también solicitó ser enterrada con su libro favorito.
Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella.
- "Hay algo más", dijo ella exaltada.
- "¿Qué es?" respondió el sacerdote.
- "Esto es muy importante", continuó la mujer. "Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha."
El sacerdote se quedó confundido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir.
- "Eso lo sorprende, ¿o no?" preguntó la mujer.
- "Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud", dijo el sacerdote.
La mujer explicó:
- "En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, 'Quédate con tu tenedor'. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o pay de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso! Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten '¿Porque tiene ese tenedor?'. Después quiero que usted les diga: 'Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir'."
Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose.
Él sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Cielo que él mismo.
Ella sabía que algo mejor estaba por venir.
En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su libro favorito y el tenedor puesto en su mano derecha.
Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué cosa con el tenedor?" y una y otra vez él sonrió.
Durante su mensaje el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera.
También les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella.
El sacerdote les confesó a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor. También que de seguro ellos tampoco podrían dejar de pensar en el tenedor. El sacerdote estaba en lo correcto. Todos pensaban en el tenedor.
Así que la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir..
EL NUEVO JEFE INDIO
Los indios de una remota reserva preguntaron a su nuevo jefe si el próximo invierno iba a ser frío o apacible.
Dado que el jefe había sido educado en una sociedad moderna, no tenía los conocimientos de la naturaleza como los tenían sus ancestros.
Así que se vio incapaz de observar la naturaleza y pronosticar qué iba a suceder con el tiempo...
De cualquier manera, para no perder el respeto de su tribu, respondió que el invierno iba a ser frío, y que la tribu debía recoger leña para estar preparados.
No obstante, como también era un dirigente práctico, a los pocos días telefoneó al Servicio Nacional de meteorología.
-¿El próximo invierno será muy frío? - preguntó.
-Sí, parece que el próximo invierno será bastante frío - respondió el meteorólogo.
De modo que el jefe indio se reunió con la tribu y les dijo que recogieran todavía más leña, para estar aún más preparados.
Una semana después, el jefe llamó otra vez al Servicio Nacional de Meteorología y preguntó:
-¿Seguro que será un invierno muy frío?
-Sí - respondió el meteorólogo- va a ser un invierno muy frío.
Aun mas preocupado por su gente, el jefe volvió al campamento y ordenó a sus hermanos que recogiesen toda la leña posible, ya que parecía que el invierno iba a ser verdaderamente crudo.
Dos semanas más tarde, el jefe llamó nuevamente al Servicio Nacional de Meteorología:
-¿Están ustedes absolutamente seguros de que el próximo invierno habrá de ser muy frío.
-Absolutamente, sin duda alguna - respondió el meteorólogo - va a ser uno de los inviernos más fríos que se hayan conocido.
-¿Y cómo pueden estar ustedes tan seguros?
¡Muy fácil! ¡Porque los indios están recogiendo leña como locos!
Dado que el jefe había sido educado en una sociedad moderna, no tenía los conocimientos de la naturaleza como los tenían sus ancestros.
Así que se vio incapaz de observar la naturaleza y pronosticar qué iba a suceder con el tiempo...
De cualquier manera, para no perder el respeto de su tribu, respondió que el invierno iba a ser frío, y que la tribu debía recoger leña para estar preparados.
No obstante, como también era un dirigente práctico, a los pocos días telefoneó al Servicio Nacional de meteorología.
-¿El próximo invierno será muy frío? - preguntó.
-Sí, parece que el próximo invierno será bastante frío - respondió el meteorólogo.
De modo que el jefe indio se reunió con la tribu y les dijo que recogieran todavía más leña, para estar aún más preparados.
Una semana después, el jefe llamó otra vez al Servicio Nacional de Meteorología y preguntó:
-¿Seguro que será un invierno muy frío?
-Sí - respondió el meteorólogo- va a ser un invierno muy frío.
Aun mas preocupado por su gente, el jefe volvió al campamento y ordenó a sus hermanos que recogiesen toda la leña posible, ya que parecía que el invierno iba a ser verdaderamente crudo.
Dos semanas más tarde, el jefe llamó nuevamente al Servicio Nacional de Meteorología:
-¿Están ustedes absolutamente seguros de que el próximo invierno habrá de ser muy frío.
-Absolutamente, sin duda alguna - respondió el meteorólogo - va a ser uno de los inviernos más fríos que se hayan conocido.
-¿Y cómo pueden estar ustedes tan seguros?
¡Muy fácil! ¡Porque los indios están recogiendo leña como locos!
La otra mejilla
Existía un monasterio que estaba ubicado en lo alto de la montaña. Sus monjes
eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy
piadosos. Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las
limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres
rollos, únicos en el mundo. Eran viejos papiros, con fama universal de
importantes y profundos pensamientos.
En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y se fugó por la ladera. Los
monjes avisaron con rapidez al abad. El superior, como un rayo, buscó la parte
que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:
"¿Qué has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir
a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O
me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra
completa." "Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos
escritos santos".El abad le dijo "Bueno, toma el tercer rollo. Si no se va a
perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz." y lo dejó ir
con el tesoro.
Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. Estimaron que se había
comportado débil con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido.
Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.
Cuenta la historia que a la semana , el ladrón regresó. Pidió hablar con el
Padre Superior: " Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido
en cambio que me permitas ingresar como monje. Cuando me alcanzaste, todo me
esperaba menos que tuvieras la generosidad como para darme el tercer rollo, la
confianza en mí como para creer el valor de mi necesidad y que todavía me
dijeras que estábamos en paz, perdonándome con mucha sinceridad. Eso me ha hecho
cambiar. Mi vida se ha transformado".
Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la
generosidad excelente. El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del
monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del
resarcimiento. Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda
prueba.
El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No
sospecha, la conmoción, del poder incalculable de poner la otra mejilla
eran pobres, pero conservaban en una vitrina tres manuscritos antiguos, muy
piadosos. Vivían de su esforzado trabajo rural y fundamentalmente de las
limosnas que les dejaban los fieles curiosos que se acercaban a conocer los tres
rollos, únicos en el mundo. Eran viejos papiros, con fama universal de
importantes y profundos pensamientos.
En cierta oportunidad un ladrón robó dos rollos y se fugó por la ladera. Los
monjes avisaron con rapidez al abad. El superior, como un rayo, buscó la parte
que había quedado y con todas sus fuerzas corrió tras el agresor y lo alcanzó:
"¿Qué has hecho? Me has dejado con un solo rollo. No me sirve. Nadie va a venir
a leer un mensaje que está incompleto. Tampoco tiene valor lo que me robaste. O
me das lo que es del templo o te llevas también este texto. Así tienes la obra
completa." "Padre, estoy desesperado, necesito urgente hacer dinero con estos
escritos santos".El abad le dijo "Bueno, toma el tercer rollo. Si no se va a
perder en el mundo algo muy valioso. Véndelo bien. Estamos en paz." y lo dejó ir
con el tesoro.
Los monjes no llegaron a comprender la actitud del abad. Estimaron que se había
comportado débil con el rapaz, y que era el monasterio el que había perdido.
Pero guardaron silencio, y todos dieron por terminado el episodio.
Cuenta la historia que a la semana , el ladrón regresó. Pidió hablar con el
Padre Superior: " Aquí están los tres rollos, no son míos. Los devuelvo. Te pido
en cambio que me permitas ingresar como monje. Cuando me alcanzaste, todo me
esperaba menos que tuvieras la generosidad como para darme el tercer rollo, la
confianza en mí como para creer el valor de mi necesidad y que todavía me
dijeras que estábamos en paz, perdonándome con mucha sinceridad. Eso me ha hecho
cambiar. Mi vida se ha transformado".
Nunca ese hombre, había sentido la grandeza del perdón, la presencia de la
generosidad excelente. El abad recuperó los tres manuscritos para beneficio del
monasterio, ahora mucho más concurrido por la leyenda del robo y del
resarcimiento. Y además consiguió un monje trabajador y de una honestidad a toda
prueba.
El agresor espera agresión, no una respuesta creativa, inesperada, insólita. No
sospecha, la conmoción, del poder incalculable de poner la otra mejilla
El juego de las escondidas
Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso: "¡Vamos a jugar a las escondidas!".
La intriga levantó la ceja y la curiosidad, sin poder contenerse preguntó: "¿A las escondidas?" ¿Cómo es eso?.
"Es un juego --explicó la locura-- en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde 1 hasta 1,000,000 mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego".
El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar. La verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final, siempre la encuentran.
La soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiera sido de ella), y la cobardía prefirió no arriesgarse.
"Uno, dos, tres,..... comenzó a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza que se dejó caer tras la primera piedra del camino.
La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos.
¿Qué tal un lago cristalino?. Ideal para la belleza.¿La rendija de un árbol? Perfecto para la timidez. El vuelo de la mariposa, lo mejor para la voluptuosidad. ¿Una ráfaga de viento? Magnifico para la libertad.
Así la generosidad terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él.
La mentira se escondió en el fondo de los océanos (en realidad se escondió detrás del arco iris).
La pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido...se me olvidó... ¿dónde?. Cuando la locura contaba 999,999 el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal, y estremecido decidió esconderse entre sus flores.
"¡Un millón!"-- contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y al deseo los sintió vibrar desde el fondo de los volcanes.
En un descuido descubrió a la envidia y pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había sido un nido de avispas.
De tanto caminar la locura sintió sed, y al alcanzar el lago descubrió a la belleza. Con la duda le resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: al talento entre la hierba fresca; a la angustia en una oscura cueva; a la mentira detrás del arco iris y hasta al olvido que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.
Sólo el amor no aparecía por ningún lado. La locura buscó detrás de cada árbol, debajo de cada piedra, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse vencida, divisó un rosal....y comenzó a mover las ramas.
Cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó......¡Las espinas habían herido los ojos del amor!..... La locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que, por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña
La intriga levantó la ceja y la curiosidad, sin poder contenerse preguntó: "¿A las escondidas?" ¿Cómo es eso?.
"Es un juego --explicó la locura-- en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde 1 hasta 1,000,000 mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego".
El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar. La verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final, siempre la encuentran.
La soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiera sido de ella), y la cobardía prefirió no arriesgarse.
"Uno, dos, tres,..... comenzó a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza que se dejó caer tras la primera piedra del camino.
La fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos.
¿Qué tal un lago cristalino?. Ideal para la belleza.¿La rendija de un árbol? Perfecto para la timidez. El vuelo de la mariposa, lo mejor para la voluptuosidad. ¿Una ráfaga de viento? Magnifico para la libertad.
Así la generosidad terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él.
La mentira se escondió en el fondo de los océanos (en realidad se escondió detrás del arco iris).
La pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido...se me olvidó... ¿dónde?. Cuando la locura contaba 999,999 el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal, y estremecido decidió esconderse entre sus flores.
"¡Un millón!"-- contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de una piedra.
Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y al deseo los sintió vibrar desde el fondo de los volcanes.
En un descuido descubrió a la envidia y pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había sido un nido de avispas.
De tanto caminar la locura sintió sed, y al alcanzar el lago descubrió a la belleza. Con la duda le resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en qué lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: al talento entre la hierba fresca; a la angustia en una oscura cueva; a la mentira detrás del arco iris y hasta al olvido que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas.
Sólo el amor no aparecía por ningún lado. La locura buscó detrás de cada árbol, debajo de cada piedra, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse vencida, divisó un rosal....y comenzó a mover las ramas.
Cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó......¡Las espinas habían herido los ojos del amor!..... La locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que, por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña
La libreta de nuestra vida
¿Has contado el tiempo de tu felicidad? En la libreta de nuestra vida.
Un día un hombre llegó a un lugar bello pero también misterioso que le llamó mucho la atención. El hombre entró a aquella colina y caminó lentamente entre los árboles y unas piedras blancas. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.
Sobre una de las piedras, descubrió aquella inscripción: “Aquí yace Abdul Tareg, vivió cinco años, seis meses, dos semanas y tres días”.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estuviera enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta que la piedra de al lado tenía también una inscripción. Se acercó a leerla; decía: “Aquí yace Yamin Kalib”, vivió tres años, ocho meses y tres semanas.
El hombre se sintió terriblemente abatido. Ese hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una leyó las lápidas; todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que más le conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los seis años.
Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio, que pasaba por ahí, se acercó. "¿Qué pasa con este pueblo? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar?”, le preguntó al cuidador.
El anciano respondió: "Puede usted serenarse. Lo que sucede es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta. Y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y comience a anotar en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado en los pequeños y grandes detalles... a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo interior, la felicidad, a pesar de las adversidades. Las tumbas que usted ve aquí, no son de niños, sino de adultos; y el tiempo de vida que dice la inscripción de la lápida, se refiere a la suma de los momentos que duró la verdadera felicidad de cada una de las personas que descansan en este lugar”.
“Así pues –prosiguió el anciano dando una palmada en la espalda de su interlocutor-, cuando alguien muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque es, amigo caminante, el único y verdadero tiempo vivido”.
En cada detalle, en los buenos y amargos momentos, el tiempo que vivimos llenos de gozo por sabernos amados por Dios, por descansar nuestra alma en la esperanza que nos ofrece, es el tiempo que dura nuestra felicidad, y es el tiempo que dura la verdadera plenitud de nuestra vida.
Tu vida es como esa libreta en tus manos, ¡comienza a llenarla con lo mejor de ti y no dejes de hacerlo!
Un día un hombre llegó a un lugar bello pero también misterioso que le llamó mucho la atención. El hombre entró a aquella colina y caminó lentamente entre los árboles y unas piedras blancas. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.
Sobre una de las piedras, descubrió aquella inscripción: “Aquí yace Abdul Tareg, vivió cinco años, seis meses, dos semanas y tres días”.
Se sobrecogió un poco al darse cuenta que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estuviera enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta que la piedra de al lado tenía también una inscripción. Se acercó a leerla; decía: “Aquí yace Yamin Kalib”, vivió tres años, ocho meses y tres semanas.
El hombre se sintió terriblemente abatido. Ese hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una leyó las lápidas; todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que más le conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los seis años.
Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio, que pasaba por ahí, se acercó. "¿Qué pasa con este pueblo? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar?”, le preguntó al cuidador.
El anciano respondió: "Puede usted serenarse. Lo que sucede es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta. Y es tradición entre nosotros que a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y comience a anotar en ella: a la izquierda, qué fue lo disfrutado en los pequeños y grandes detalles... a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo interior, la felicidad, a pesar de las adversidades. Las tumbas que usted ve aquí, no son de niños, sino de adultos; y el tiempo de vida que dice la inscripción de la lápida, se refiere a la suma de los momentos que duró la verdadera felicidad de cada una de las personas que descansan en este lugar”.
“Así pues –prosiguió el anciano dando una palmada en la espalda de su interlocutor-, cuando alguien muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque es, amigo caminante, el único y verdadero tiempo vivido”.
En cada detalle, en los buenos y amargos momentos, el tiempo que vivimos llenos de gozo por sabernos amados por Dios, por descansar nuestra alma en la esperanza que nos ofrece, es el tiempo que dura nuestra felicidad, y es el tiempo que dura la verdadera plenitud de nuestra vida.
Tu vida es como esa libreta en tus manos, ¡comienza a llenarla con lo mejor de ti y no dejes de hacerlo!
Beethoven
Una historia sobre la defensa de la vida
Un grupo de jóvenes estaban reunidos deliberando sobre las circunstancias en las que el aborto podría ser permitido. Su guía, al ver lo polarizada que estaba la discusión intervino diciendo: "Hace tiempo una mujer planteó el siguiente caso: todos mis hijos manifiestan cierto retraso mental, mi marido es alcohólico y tengo problemas de salud, y ahora estoy embarazada, ¿debo abortar o no?"
De inmediato, los jóvenes empezaron a polemizar sobre el caso, y al final el grupo quedó fuertemente dividido: los que apoyaban el aborto, quienes argumentaron que no era conveniente que la mujer corriera el riesgo de traer un ser anormal al mundo y era preferible conservar su salud en beneficio de toda su familia; y los que no, quienes sostenían que todo ser humano tiene derecho a la vida, por más adversa y difícil que puedan resultar las circunstancias que lo rodea.
El guía de los jóvenes, entonces contestó: "Si esta mujer abortaba, hubiese asesinado a Beethoven, pues esa era precisamente la circunstancia familiar en que este gigante de la música universal encontró al llegar a la vida".
Sandra Lubreto
Un grupo de jóvenes estaban reunidos deliberando sobre las circunstancias en las que el aborto podría ser permitido. Su guía, al ver lo polarizada que estaba la discusión intervino diciendo: "Hace tiempo una mujer planteó el siguiente caso: todos mis hijos manifiestan cierto retraso mental, mi marido es alcohólico y tengo problemas de salud, y ahora estoy embarazada, ¿debo abortar o no?"
De inmediato, los jóvenes empezaron a polemizar sobre el caso, y al final el grupo quedó fuertemente dividido: los que apoyaban el aborto, quienes argumentaron que no era conveniente que la mujer corriera el riesgo de traer un ser anormal al mundo y era preferible conservar su salud en beneficio de toda su familia; y los que no, quienes sostenían que todo ser humano tiene derecho a la vida, por más adversa y difícil que puedan resultar las circunstancias que lo rodea.
El guía de los jóvenes, entonces contestó: "Si esta mujer abortaba, hubiese asesinado a Beethoven, pues esa era precisamente la circunstancia familiar en que este gigante de la música universal encontró al llegar a la vida".
Sandra Lubreto
La mariposita
Un relato sobre la importancia del esfuerzo y el sacrificio en nuestra vida
Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas y como ella se esforzaba para que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño espacio. Entonces parecía que se había dado por vencida pues no se veía ningún movimiento y no parecía hacer ningún progreso. Por el contrario, parecía que había hecho más de lo que podía y aun así no conseguía salir.
Entonces el hombre decidió ayudarla. Tomo una tijera y con ella cortó el capullo para que la mariposa pudiese salir. La mariposa salió con una gran facilidad. Pero su cuerpo estaba atrofiado, muy pequeño y con las alas maltratadas. El hombre continuó observando a la mariposa porque esperaba que en cualquier momento sus alas se fortalecieran, se abrieran con fuerza y fueran capaces de soportar su peso afirmándose con el tiempo.
Pero nada pasó. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo atrofiado y con las alas maltratadas y encogidas. Nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre en su gentileza y deseo de ayudar, no comprendía era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para salir por el pequeño agujero era el modo en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa fuese hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar una vez que hubiese salido del capullo.
Así, algunas veces es el esfuerzo lo que justamente necesitamos en nuestras vidas. Si Dios nos dejase pasar por la vida sin ningún esfuerzo, sin ningún obstáculo, nos dejaría "incapacitados", "discapacitados", "inválidos".
No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. Y nunca podríamos volar.
Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas y como ella se esforzaba para que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño espacio. Entonces parecía que se había dado por vencida pues no se veía ningún movimiento y no parecía hacer ningún progreso. Por el contrario, parecía que había hecho más de lo que podía y aun así no conseguía salir.
Entonces el hombre decidió ayudarla. Tomo una tijera y con ella cortó el capullo para que la mariposa pudiese salir. La mariposa salió con una gran facilidad. Pero su cuerpo estaba atrofiado, muy pequeño y con las alas maltratadas. El hombre continuó observando a la mariposa porque esperaba que en cualquier momento sus alas se fortalecieran, se abrieran con fuerza y fueran capaces de soportar su peso afirmándose con el tiempo.
Pero nada pasó. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo atrofiado y con las alas maltratadas y encogidas. Nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre en su gentileza y deseo de ayudar, no comprendía era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para salir por el pequeño agujero era el modo en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa fuese hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar una vez que hubiese salido del capullo.
Así, algunas veces es el esfuerzo lo que justamente necesitamos en nuestras vidas. Si Dios nos dejase pasar por la vida sin ningún esfuerzo, sin ningún obstáculo, nos dejaría "incapacitados", "discapacitados", "inválidos".
No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. Y nunca podríamos volar.
El científico y la Muerte
Había una vez un científico que descubrió el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción.
Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.
El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo.
Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estrategia.
Regresó de nuevo y dijo: "Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo; sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto".
El científico pegó un salto y gritó: "¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?".
"Justamente aquí", respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo. "Todo lo que hace falta para descubrir al 'ego' es una palabra de adulación o de crítica".
Un día se enteró de que andaba buscándole el Ángel de la Muerte, y entonces hizo doce copias de sí mismo.
El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo.
Pero no por mucho tiempo, porque, como era un experto en la naturaleza humana, se le ocurrió una ingeniosa estrategia.
Regresó de nuevo y dijo: "Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo; sin embargo, he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto".
El científico pegó un salto y gritó: "¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?".
"Justamente aquí", respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo. "Todo lo que hace falta para descubrir al 'ego' es una palabra de adulación o de crítica".
En convalecencia
¿Quién iba a decirme, cuando regresaba con mi padre de tan grata excursión, que por espacio de diez días no podría ver el campo ni el cielo? He estado muy malo, en peligro de muerte. He oído sollozar a mi madre y he visto a mi padre muy pálido, mirándome fijamente, a mi hermana Silvia y a mi hermanito, hablando en voz muy baja, y al médico de las gafas, que no se apartaba de mi lado y me decía cosas que no entendía. He estado a punto de despedirme de todos para siempre.
¡Pobre mamá! Pasé tres o cuatro días por lo menos de los que no recuerdo nada en absoluto, como si hubiese estado en medio de un sueño embrollado y oscuro. Me parece haber visto junto a mi cama a mi buena maestra de la primera superior, esforzándose por reprimir la tos con el pañuelito, para no molestarme; recuerdo muy confusamente a mi maestro, que se inclinó para besarme y me pinchó un poco la cara con la barba. Vi pasar, como en medio de espesa niebla, la rubia cabeza de Crossi, los dorados rizos de Derossi, el calabrés vestido de negro, y a Garrone, que me trajo una naranja mandarina con un verde ramito de hojas, y que se marchó en seguida porque su madre estaba enferma. Después me desperté como de un sueño muy largo, y comprendí que estaba mejor viendo sonreír a mi madre y oyendo canturrear a Silvia. ¡Qué sueño más triste ha sido! Luego empecé a mejorar día a día.
Vino el albañilito, que me hizo reír por primera vez, después de tanto tiempo poniéndome su acostumbrado hocico de liebre. ¡Qué bien le sale ahora que se le ha alargado un poco la cara por la enfermedad! Han venido Coretti y Garoffi, éste con el fin de regalarme dos participaciones de su nueva rifa para una navaja con cinco sorpresas, que compró a un vendedor ambulante en la calle Bertola. Ayer, por último, mientras dormía vino Precossi, poniendo la mejilla debajo de mi mano, pero sin despertarme, y como venía de la herrería, con la cara ennegrecida por el carbón, me dejó tiznada la manga, cosa que me ha gustado ver al despertarme.
¡Qué verdes se han puesto los árboles en estos pocos días! ¡Y qué envidia me dan los chicos que van a la escuela con sus libros, cuando mi padre me asoma a la ventana! Pero también empezaré a ir yo otra vez pronto. Estoy impaciente por volver a ver a mis compañeros, mi banco, el jardín, las calles de costumbre, saber todo lo que me ha sucedido estos días, coger de nuevo mis libros y cuadernos, que me parece no los haya tocado en un año.
¡Qué delgada y pálida está mi pobre mamá! ¡Qué expresión de cansancio tiene mi padre! ¿Y qué decir de mis compañeros, que vinieron a verme, y caminaban de puntillas y me besaban en la frente? Me da pena pensar que un día tendremos que separarnos. Tal vez continúe los estudios con Derossi y algún otro, pero ¿y los demás? Una vez terminados los estudios primarios, ya no volveremos a vernos; ya no vendrán a visitarme cuando esté enfermo. Me tendré que separar definitivamente de Garrone, de Precossi, de Coretti, de tantos buenos y queridos compañeros.
Los obreros
Jueves, 20
¿Por qué, Enrique, no les volverás a ver? Esto depende de ti. Una vez que termines cuarto, irás al bachiller superior y ellos se pondrán a trabajar. Pero permaneceréis en la misma ciudad quizá por muchos años. ¿Por qué no os volveréis a ver? Cuando estés en la universidad o en la academia, les irás a buscar a sus tiendas o a sus talleres y te alegrarás de encontrarte con tus compañeros de la infancia, ya hombres, en su trabajo. ¡Cómo es posible que tú no te encuentres con Coretti y Precossi, dondequiera que estén!
Irás y pasarás con ellos horas enteras en su compañía, y verás, estudiando la vida y el mundo, cuántas cosas puedes aprender de ellos, y que nadie te sabrá enseñar mejor, tanto sobre sus oficios, como acerca de su sociedad, como de tu país.
Y ten presente que si no conservas estas amistades, será muy difícil que adquieras otras semejantes en el futuro; amistades, quiero decir, fuera de la clase a que tú perteneces; y así vivirás en una sola clase; y el hombre que no frecuenta más que una clase sola, es como el hombre estudioso que no lee más que un solo libro. Prop011te por consiguiente, desde ahora, conservar estos buenos amigos aun cuando os hayáis separado, y procura cultivar su trato con preferencia, precisamente porque son hijos de artesanos.
Mira: los hombres de las clases superiores son los oficiales, y los obreros son los soldados del trabajo; pero tanto en la sociedad civil como en el ejército, no sólo el soldado no es menos noble que el oficial, ya que la nobleza está en el trabajo, y no en la ganancia, en el valor, y no en el grado, sino que, si hay superioridad en el mérito, está de parte del soldado y del obrero, porque sacan de su propio esfuerzo menor ganancia. Ama, pues, y respeta sobre todo, entre tus compañeros, a los hijos de los soldados del trabajo; honra en ellos el sacrificio de sus padres; desprecia las diferencias de fortuna y clase, porque sólo las gentes superficiales miden los sentimientos y la cortesía por aquellas diferencias; piensa que de las venas de los que trabajan en los talleres y los campos salió la sangre bendita que redimió la patria; ama a Garrone, ama a Precossi, ama a Coretti, ama a tu albañilito, que en sus pechos de obreros encierran corazones de príncipes; júrate a ti mismo que ningún cambio de fortuna podrá jamás arrancar de tu alma estas santas amistades infantiles. Jura que si dentro de cuarenta años, al pasar por una estación de ferrocarril, reconocieras bajo el traje de maquinista a tu viejo Garrone, con la cara negra ... ¡Ah! No quiero que lo jures; estoy seguro que saltarás sobre la máquina y que le echarás los brazos al cuello, aun cuando seas senador del Reino.
Tu padre
¡Pobre mamá! Pasé tres o cuatro días por lo menos de los que no recuerdo nada en absoluto, como si hubiese estado en medio de un sueño embrollado y oscuro. Me parece haber visto junto a mi cama a mi buena maestra de la primera superior, esforzándose por reprimir la tos con el pañuelito, para no molestarme; recuerdo muy confusamente a mi maestro, que se inclinó para besarme y me pinchó un poco la cara con la barba. Vi pasar, como en medio de espesa niebla, la rubia cabeza de Crossi, los dorados rizos de Derossi, el calabrés vestido de negro, y a Garrone, que me trajo una naranja mandarina con un verde ramito de hojas, y que se marchó en seguida porque su madre estaba enferma. Después me desperté como de un sueño muy largo, y comprendí que estaba mejor viendo sonreír a mi madre y oyendo canturrear a Silvia. ¡Qué sueño más triste ha sido! Luego empecé a mejorar día a día.
Vino el albañilito, que me hizo reír por primera vez, después de tanto tiempo poniéndome su acostumbrado hocico de liebre. ¡Qué bien le sale ahora que se le ha alargado un poco la cara por la enfermedad! Han venido Coretti y Garoffi, éste con el fin de regalarme dos participaciones de su nueva rifa para una navaja con cinco sorpresas, que compró a un vendedor ambulante en la calle Bertola. Ayer, por último, mientras dormía vino Precossi, poniendo la mejilla debajo de mi mano, pero sin despertarme, y como venía de la herrería, con la cara ennegrecida por el carbón, me dejó tiznada la manga, cosa que me ha gustado ver al despertarme.
¡Qué verdes se han puesto los árboles en estos pocos días! ¡Y qué envidia me dan los chicos que van a la escuela con sus libros, cuando mi padre me asoma a la ventana! Pero también empezaré a ir yo otra vez pronto. Estoy impaciente por volver a ver a mis compañeros, mi banco, el jardín, las calles de costumbre, saber todo lo que me ha sucedido estos días, coger de nuevo mis libros y cuadernos, que me parece no los haya tocado en un año.
¡Qué delgada y pálida está mi pobre mamá! ¡Qué expresión de cansancio tiene mi padre! ¿Y qué decir de mis compañeros, que vinieron a verme, y caminaban de puntillas y me besaban en la frente? Me da pena pensar que un día tendremos que separarnos. Tal vez continúe los estudios con Derossi y algún otro, pero ¿y los demás? Una vez terminados los estudios primarios, ya no volveremos a vernos; ya no vendrán a visitarme cuando esté enfermo. Me tendré que separar definitivamente de Garrone, de Precossi, de Coretti, de tantos buenos y queridos compañeros.
Los obreros
Jueves, 20
¿Por qué, Enrique, no les volverás a ver? Esto depende de ti. Una vez que termines cuarto, irás al bachiller superior y ellos se pondrán a trabajar. Pero permaneceréis en la misma ciudad quizá por muchos años. ¿Por qué no os volveréis a ver? Cuando estés en la universidad o en la academia, les irás a buscar a sus tiendas o a sus talleres y te alegrarás de encontrarte con tus compañeros de la infancia, ya hombres, en su trabajo. ¡Cómo es posible que tú no te encuentres con Coretti y Precossi, dondequiera que estén!
Irás y pasarás con ellos horas enteras en su compañía, y verás, estudiando la vida y el mundo, cuántas cosas puedes aprender de ellos, y que nadie te sabrá enseñar mejor, tanto sobre sus oficios, como acerca de su sociedad, como de tu país.
Y ten presente que si no conservas estas amistades, será muy difícil que adquieras otras semejantes en el futuro; amistades, quiero decir, fuera de la clase a que tú perteneces; y así vivirás en una sola clase; y el hombre que no frecuenta más que una clase sola, es como el hombre estudioso que no lee más que un solo libro. Prop011te por consiguiente, desde ahora, conservar estos buenos amigos aun cuando os hayáis separado, y procura cultivar su trato con preferencia, precisamente porque son hijos de artesanos.
Mira: los hombres de las clases superiores son los oficiales, y los obreros son los soldados del trabajo; pero tanto en la sociedad civil como en el ejército, no sólo el soldado no es menos noble que el oficial, ya que la nobleza está en el trabajo, y no en la ganancia, en el valor, y no en el grado, sino que, si hay superioridad en el mérito, está de parte del soldado y del obrero, porque sacan de su propio esfuerzo menor ganancia. Ama, pues, y respeta sobre todo, entre tus compañeros, a los hijos de los soldados del trabajo; honra en ellos el sacrificio de sus padres; desprecia las diferencias de fortuna y clase, porque sólo las gentes superficiales miden los sentimientos y la cortesía por aquellas diferencias; piensa que de las venas de los que trabajan en los talleres y los campos salió la sangre bendita que redimió la patria; ama a Garrone, ama a Precossi, ama a Coretti, ama a tu albañilito, que en sus pechos de obreros encierran corazones de príncipes; júrate a ti mismo que ningún cambio de fortuna podrá jamás arrancar de tu alma estas santas amistades infantiles. Jura que si dentro de cuarenta años, al pasar por una estación de ferrocarril, reconocieras bajo el traje de maquinista a tu viejo Garrone, con la cara negra ... ¡Ah! No quiero que lo jures; estoy seguro que saltarás sobre la máquina y que le echarás los brazos al cuello, aun cuando seas senador del Reino.
Tu padre
lunes, 20 de abril de 2009
Ladron de dicha
Cuenta una antigua leyenda que un anciano sabio vivía en las afueras de una pequeña ciudad de provincia. El hombre era muy conocido no sólo por su sabiduría, sino también por su buena suerte.
En la misma ciudad vivía también un joven que, aunque fundamentalmente honesto, estaba constantemente en pos de la suerte, la fama y la riqueza. Sin embargo, pese a todos sus esfuerzos, la "diosa vendada" no quería sonreírle. El joven ya no sabía qué más hacer y estaba al borde de la depresión, cuando se le ocurrió ir a ver al sabio para pedirle cuál fuera el secreto de su éxito. En efecto, todo lo que precisaba, el sabio lo tenía. Y todo lo que emprendía le salía redondo. No le faltaba ni hogar ni comida ni ropa. La gente le amaba, respetaba y veneraba. No carecía de riqueza espiritual, pero tampoco de medios materiales.
Aquel día el joven se levantó muy pronto para evitar las colas interminables de personas que iban a pedirle consejo al anciano. Se vistió con sus mejores vestidos, se arregló y llegó a la morada del sabio de buen hora. Llamó al portal. El sabio le abrió y, amablemente, le recibió en su casa. Una vez terminadas las presentaciones formales, el joven fue directamente al grano y dijo:
- La razón de mi visita es sencilla: querría saber tu secreto para vivir tan holgadamente. Verás, he notado que no te falta nada, mientras a mi me falta todo, y esto es a pesar de mis esfuerzos y buena voluntad. También he notado que mucha gente posee bienes materiales, pero son infelices. En cambio a ti no te falta tampoco la felicidad. Dime, ¿cuál es tu secreto?
El sabio le miró interesado y sonrió diciéndole:
- Mi respuesta también es sencilla: el secreto de mi buena suerte es que yo robo...
- ¡ Lo sabía ! -exclamó el joven- habría tenido que deducirlo yo mismo. ¡ Eso era el secreto !.
- ¡ Espera ! Todavía no he acabado -dijo el anciano-, pero el joven ya había salido corriendo y exultando. El santo intentó darle alcance pero no pudo, por lo que regresó imperturbable y calmadamente a su casa.
Tras la visita al sabio, la vida del joven cambió radicalmente: empezó a robar aquí y allá, a revender las cosas sustraídas a los demás y a enriquecerse. Cometía toda clase de hurtos: robaba animales, cosas, dinero e incluso entraba a robar a casas. La fortuna parecía haber empezado a sonreírle, cuando fue capturado por las autoridades. Fue procesado por numerosos delitos y condenado a cinco años de dura cárcel. Durante su estancia en la prisión tuvo tiempo de meditar y llegar a una conclusión. Según sus deducciones, el anciano se había befado de él, y más idiota había sido él mismo por seguir tan necio consejo. Se prometió que una vez salido de ahí, volvería a ver al anciano para darle su merecido.
Los años pasaron y el joven fue puesto en libertad tras pagar su deuda con la sociedad. Nada más estar libre otra vez, ni siquiera pasó por su casa, sino que se fue directamente a la residencia del sabio. Tras llamar impacientemente a la puerta, el sabio abrió.
- Ah, eres tú -le dijo-.
- Sí, soy yo y he venido para decirte lo inútil que res, viejo tonto. ¿Sabías que gracias a tu consejo me he pasado los últimos cinco años de mi vida en la cárcel? Si todos los consejos que das son así, menudos imbéciles que tenemos que ser los que te escuchamos.
El anciano le escuchaba con paciencia, y cuando la rabia del joven remetió, así le contestó:
- Comprendo tu rabia. Pero el artífice de tu desdicha eres tú y solamente tú, sobre todo por tu incapacidad de escuchar. Cuando viniste aquí hace cinco años, te dije la verdad, te dije mi método para asegurarme la dicha, solo que tú no quisiste oír más y entendiste lo que quisiste. Cuando te dije que yo robo, era verdad, solo que no robo a los humanos. Robo aire, luz, agua y energía. Robo "chi". Verás, robo al Tao porque el Tao es vacío y utilizándolo nunca rebosa, se vacía sin agotarse, y su función no se agota nunca
En la misma ciudad vivía también un joven que, aunque fundamentalmente honesto, estaba constantemente en pos de la suerte, la fama y la riqueza. Sin embargo, pese a todos sus esfuerzos, la "diosa vendada" no quería sonreírle. El joven ya no sabía qué más hacer y estaba al borde de la depresión, cuando se le ocurrió ir a ver al sabio para pedirle cuál fuera el secreto de su éxito. En efecto, todo lo que precisaba, el sabio lo tenía. Y todo lo que emprendía le salía redondo. No le faltaba ni hogar ni comida ni ropa. La gente le amaba, respetaba y veneraba. No carecía de riqueza espiritual, pero tampoco de medios materiales.
Aquel día el joven se levantó muy pronto para evitar las colas interminables de personas que iban a pedirle consejo al anciano. Se vistió con sus mejores vestidos, se arregló y llegó a la morada del sabio de buen hora. Llamó al portal. El sabio le abrió y, amablemente, le recibió en su casa. Una vez terminadas las presentaciones formales, el joven fue directamente al grano y dijo:
- La razón de mi visita es sencilla: querría saber tu secreto para vivir tan holgadamente. Verás, he notado que no te falta nada, mientras a mi me falta todo, y esto es a pesar de mis esfuerzos y buena voluntad. También he notado que mucha gente posee bienes materiales, pero son infelices. En cambio a ti no te falta tampoco la felicidad. Dime, ¿cuál es tu secreto?
El sabio le miró interesado y sonrió diciéndole:
- Mi respuesta también es sencilla: el secreto de mi buena suerte es que yo robo...
- ¡ Lo sabía ! -exclamó el joven- habría tenido que deducirlo yo mismo. ¡ Eso era el secreto !.
- ¡ Espera ! Todavía no he acabado -dijo el anciano-, pero el joven ya había salido corriendo y exultando. El santo intentó darle alcance pero no pudo, por lo que regresó imperturbable y calmadamente a su casa.
Tras la visita al sabio, la vida del joven cambió radicalmente: empezó a robar aquí y allá, a revender las cosas sustraídas a los demás y a enriquecerse. Cometía toda clase de hurtos: robaba animales, cosas, dinero e incluso entraba a robar a casas. La fortuna parecía haber empezado a sonreírle, cuando fue capturado por las autoridades. Fue procesado por numerosos delitos y condenado a cinco años de dura cárcel. Durante su estancia en la prisión tuvo tiempo de meditar y llegar a una conclusión. Según sus deducciones, el anciano se había befado de él, y más idiota había sido él mismo por seguir tan necio consejo. Se prometió que una vez salido de ahí, volvería a ver al anciano para darle su merecido.
Los años pasaron y el joven fue puesto en libertad tras pagar su deuda con la sociedad. Nada más estar libre otra vez, ni siquiera pasó por su casa, sino que se fue directamente a la residencia del sabio. Tras llamar impacientemente a la puerta, el sabio abrió.
- Ah, eres tú -le dijo-.
- Sí, soy yo y he venido para decirte lo inútil que res, viejo tonto. ¿Sabías que gracias a tu consejo me he pasado los últimos cinco años de mi vida en la cárcel? Si todos los consejos que das son así, menudos imbéciles que tenemos que ser los que te escuchamos.
El anciano le escuchaba con paciencia, y cuando la rabia del joven remetió, así le contestó:
- Comprendo tu rabia. Pero el artífice de tu desdicha eres tú y solamente tú, sobre todo por tu incapacidad de escuchar. Cuando viniste aquí hace cinco años, te dije la verdad, te dije mi método para asegurarme la dicha, solo que tú no quisiste oír más y entendiste lo que quisiste. Cuando te dije que yo robo, era verdad, solo que no robo a los humanos. Robo aire, luz, agua y energía. Robo "chi". Verás, robo al Tao porque el Tao es vacío y utilizándolo nunca rebosa, se vacía sin agotarse, y su función no se agota nunca
El Pescador y el Industrial
El rico industrial del norte se horrorizó cuando vio a un pescador del sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando pipa.
¿ Por qué no has salido a pescar?, Le preguntó el industrial.
Porque ya he pescado bastante por hoy, respondió el pescador.
¿ Y por qué no pescas más de lo que necesitas?, Insistió el industrial.
¿ Y que haría con ello?, preguntó a su vez el pescador-
Ganarías más dinero y de ese modo podrías poner un motor a tu barca, entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte una redes de NYLON, Con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas..... y hasta una verdadera flota y serías rico, como yo.
¿ Y qué haría entonces?, Preguntó de nuevo el pescador.
Podrías sentarte y disfrutar de la vida, respondió el industrial.
¿ Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?, respondió el satisfecho pescador.....
¿ Por qué no has salido a pescar?, Le preguntó el industrial.
Porque ya he pescado bastante por hoy, respondió el pescador.
¿ Y por qué no pescas más de lo que necesitas?, Insistió el industrial.
¿ Y que haría con ello?, preguntó a su vez el pescador-
Ganarías más dinero y de ese modo podrías poner un motor a tu barca, entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte una redes de NYLON, Con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas..... y hasta una verdadera flota y serías rico, como yo.
¿ Y qué haría entonces?, Preguntó de nuevo el pescador.
Podrías sentarte y disfrutar de la vida, respondió el industrial.
¿ Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?, respondió el satisfecho pescador.....
EL CONJURO DEL AMOR
Una vez, un guerrero indígena muy respetado y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron. Se amaban profundamente y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu.
Pero antes de formalizar el casamiento fueron a ver al brujo, un hombre muy sabio y muy poderoso, que tenía elixires, conjuros, y hierbas increíbles, para saber si los astros estaban a su favor, si los Dioses los iban a proteger.
El brujo les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes y que no había ninguna razón para que los dioses se opongan.
Entonces ellos le dijeron que querían hacer algún conjuro que les diera la formula para ser felices siempre... El brujo les dijo: "Bueno, hay un conjuro que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos, porque es bastante trabajoso".
"Sí, claro", le dijeron.
Entonces el brujo le pidió al guerrero que:
1) escale la montaña más alta
2) busque allí al halcón más vigoroso,
3) el que vuele más alto,
4) el que le parezca más fuerte,
5) el que tenga el pico más afilado,
6) y que vivo, se lo traiga.
Y el brujo le dijo a ella:
1) a ti no te va a ser tan fácil:
2) vas a tener que internarte en el monte
3) buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora,
4) la que vuele más alto,
5) la que sea más fuerte,
6) la de mejor mirada,
7) vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí.
Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al brujo: "¿Ahora qué hacemos? ¿Las cocinamos? ¿Las comemos? ¿Tomamos su sangre?... ¿Qué hacemos con ellas?"
El brujo les dijo: "Vamos a hacer el conjuro, que se llamará “EL CONJURO DEL AMOR”... ¿Volaban alto?"
"Sí", le dijeron.
El brujo preguntó a ambos: "¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?
"Sí", contestaron.
"Muy bien", dijo el brujo, "Ahora átenlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen".....
Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso y se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí.
El brujo de la tribu les dijo: "Este es el conjuro: si ustedes quieren ser felices para siempre:
VUELEN INDEPENDIENTES Y JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO"...
Pero antes de formalizar el casamiento fueron a ver al brujo, un hombre muy sabio y muy poderoso, que tenía elixires, conjuros, y hierbas increíbles, para saber si los astros estaban a su favor, si los Dioses los iban a proteger.
El brujo les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes y que no había ninguna razón para que los dioses se opongan.
Entonces ellos le dijeron que querían hacer algún conjuro que les diera la formula para ser felices siempre... El brujo les dijo: "Bueno, hay un conjuro que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos, porque es bastante trabajoso".
"Sí, claro", le dijeron.
Entonces el brujo le pidió al guerrero que:
1) escale la montaña más alta
2) busque allí al halcón más vigoroso,
3) el que vuele más alto,
4) el que le parezca más fuerte,
5) el que tenga el pico más afilado,
6) y que vivo, se lo traiga.
Y el brujo le dijo a ella:
1) a ti no te va a ser tan fácil:
2) vas a tener que internarte en el monte
3) buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora,
4) la que vuele más alto,
5) la que sea más fuerte,
6) la de mejor mirada,
7) vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí.
Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al brujo: "¿Ahora qué hacemos? ¿Las cocinamos? ¿Las comemos? ¿Tomamos su sangre?... ¿Qué hacemos con ellas?"
El brujo les dijo: "Vamos a hacer el conjuro, que se llamará “EL CONJURO DEL AMOR”... ¿Volaban alto?"
"Sí", le dijeron.
El brujo preguntó a ambos: "¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?
"Sí", contestaron.
"Muy bien", dijo el brujo, "Ahora átenlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen".....
Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso y se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí.
El brujo de la tribu les dijo: "Este es el conjuro: si ustedes quieren ser felices para siempre:
VUELEN INDEPENDIENTES Y JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO"...
APRENDÍ Y DECIDÍ
Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro, decidí triunfar;
decidí no esperar a las oportunidades, sino yo mismo buscarlas;
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución;
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis;
decidí ver cada noche como un misterio a resolver;
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,
y que en éstas está la única y mejor forma de superarnos;
aquel día dejé de temer a perder.
Y costaba romper la costumbre, pero se pudo.
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui;
me dejó de importar quién ganara o perdiera:
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento:
el amor es una filosofía de vida.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente;
aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad;
desde aquel día ya no duermo para descansar:
ahora simplemente duermo para soñar.
decidí no esperar a las oportunidades, sino yo mismo buscarlas;
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución;
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis;
decidí ver cada noche como un misterio a resolver;
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,
y que en éstas está la única y mejor forma de superarnos;
aquel día dejé de temer a perder.
Y costaba romper la costumbre, pero se pudo.
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui;
me dejó de importar quién ganara o perdiera:
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento:
el amor es una filosofía de vida.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente;
aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad;
desde aquel día ya no duermo para descansar:
ahora simplemente duermo para soñar.
Se quema tu choza
Un dia, zarpo un barco a alta mar. Iban 20 hombres.
Era un viaje de 50 dias y entre ellos se encontraba un creyente de quien todos en la tripulacion se burlaban.
Una noche estallo el cuarto de maquinas y se hundio el barco sobreviviendo solo el creyente al naufragio.
El unico sobreviviente de un naufragio estaba sobre una pequeña isla desierta. Estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara.
Todos los dias revisaba el horizonte buscando ayuda, pero esta nunca llegaba.
Ya cansado, eventualmente empezo a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.
Un dia se fue a pescar y regreso corriendo al ver que se quemaba su choza y no pudo salvar nada.
Despues de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonambulo, ya sin esperanza.
El naufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decia:
“Como pudiste hacerme esto?”, y se quedo dormido sobre la hamaca.
Temprano a la mañana siguiente, escucho asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla.
Venian a rescatarlo!.
Al llegar sus salvadores les pregunto:
"Como sabian que yo estaba aqui?"
Y ellos les respondieron:
"Vimos las señales de humo que nos hiciste..."
Recuerda: la proxima vez que tu pequeña choza se queme, no pierdas la fe.
Puede ser simplemente la señal de humo que te salve…
Era un viaje de 50 dias y entre ellos se encontraba un creyente de quien todos en la tripulacion se burlaban.
Una noche estallo el cuarto de maquinas y se hundio el barco sobreviviendo solo el creyente al naufragio.
El unico sobreviviente de un naufragio estaba sobre una pequeña isla desierta. Estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara.
Todos los dias revisaba el horizonte buscando ayuda, pero esta nunca llegaba.
Ya cansado, eventualmente empezo a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.
Un dia se fue a pescar y regreso corriendo al ver que se quemaba su choza y no pudo salvar nada.
Despues de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonambulo, ya sin esperanza.
El naufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decia:
“Como pudiste hacerme esto?”, y se quedo dormido sobre la hamaca.
Temprano a la mañana siguiente, escucho asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla.
Venian a rescatarlo!.
Al llegar sus salvadores les pregunto:
"Como sabian que yo estaba aqui?"
Y ellos les respondieron:
"Vimos las señales de humo que nos hiciste..."
Recuerda: la proxima vez que tu pequeña choza se queme, no pierdas la fe.
Puede ser simplemente la señal de humo que te salve…
miércoles, 18 de marzo de 2009
Un visitante con olor a ciruela
Me visitan en las noches tus recuerdos, y sin querer se invade mi cuarto de agua. Creo que podrian ser lagrimas y cuando las pruebos y son dulces, con mirada desvariada intento recordar, si alguien me amaba. Despues de todo, hay amores que escapan. Una habitacion no limita los sentidos, ni las sensaciones, ni las ganas, ni las ansias, ni una locura guardada.
Con extraño temor vuelvo a mi cama, pero al acostarme, como que alguien me abraza, no hago caso y siento en mi espalda, de nuevo esas manos calidas, y pienso: probablemente estoy muy cansada. Y al cerrar mis ojos, escucho una voz que me canta, susurra a mi oido dulces y magicas palabras, acomoda mi cabello como si al siguiente dia tuviera que irme yo corriendo a mi escuela y no tuviera tiempo de peinarme, me arropa con una sabana, que no se porque, desprende aroma a ciruela, a mi no me gustan las ciruelas me digo a mi misma, y en cuanto estoy pensando en eso, esas manos se dirigen hacia mis pies y poco a poco todo mi cuerpo huele a ciruelas y arandanos, insisto me digo... a mi no me gustan las ciruelas. Y sin querer cuando menos pienso, siento otra boca en mi boca y cuando la abro, tengo ya en ella una gran ciruela roja y fresca. Ya no tengo tanto miedo, ahora solo estoy molesta, me digo a mi misma, si me pusiera una fresa...
Este es un ritual que se vive en mi cuarto noche con noche. En la escuela, ya me dijeron mis profesores que me dejaran sin derecho a examen, que debo ser mas precavida con mi tiempo, y como explicarles de mi visitante con aroma a ciruela que me desvela cada noche al cual me he propuesto que esta noche, le pedire que lo haga con fresas...
Soy una pasada, de verdad que me paso, estando en la escuela, estoy deseando que ya sea noche, pues en su olor a ciruela que sigue sin gustarme, ultimamente vienen recuerdo a mi mente, que me anuncian una posible muerte. Hace tiempo que no veo a mi ex novio, al cual queria mas que a mi vida, como no decirlo, si le entregue hasta mi alma, ya el cuerpo no bastaba, nisiquiera me la pidio, pero es que ustedes no saben... yo soy tan rete enamorada... que pa que sirve el alma, dije en un momento de desenfreno. Pero como muchos y pocos, de nuevo me pagaron mal, y que mal fue para terminarme. No volvi a verlo, mas que en las noches de sabado cuando me disponia a cenar, y el verlo me causaba nauseas, y aun me las causa, si recuerdo su mirada. Hace dias comenze a pensar en el, mucho, mucho, lo poco, ya no lo conozco, y de pronto me sentia triste, muy triste, y me visitaba la nostalgia. Y como que ya no soy la misma. Ahora siento pena, mucha pena, pues me digo, y si este fuera aquel que tanto ame, lo castigaria con mis deseos, los cuales ya no son buenos, lo ataria con palabritas bonitas, hasta que me regale su amor, y una vez logrado, yo misma lo tomaria entre mis manos y lo romperia en pedazitos, ahh... pero eso si... le obligaria a visitarme, prometiendo que algun dia, le dare el mio a cambio de el de el, pues ese, ya esta roto, estaba tan sucio que es mejor que no lo tenga, en cambio el mio es suave, tierno, romantico, pero oscuro y huraño, pero eso si, complaciente al 100 % solo basta pedir y yo dare.
Y asi sucedio en una noche, lo descubri, ese visitante invisible con aroma a ciruela era el, pero que diablos... nisiquiera supe que le gustaban. Desde entonces vuelve a mi alcoba, pero yo... ya ni me muevo... lo dejo que llore, que riegue mis pies con sus lagrimas, que acaricie mi cabello lamentandose de haberme lastimado, queriendo hacerme feliz para que yo perdone su deuda y pueda el partir a otro mundo... pero yo... que carajo... no le doy nada... ni perdon... ni me rio, ni suspiro. Nisiquiera puedo regalarle rencor. Solo dejo que con sus pesares me haga disfrutar, y cuando toca mis hombros, justo en ese momento, yo misma me tapo hasta la cara y comienzo a disfrutar, los masajes nunca me han caido nada mal, cuando me dice Te amo, fui un tonto, Perdoname, yo hago como que me duermo y no escucho mas...
Y me habla y me habla, pero tengo el sueño tan pesado, que apenas tengo tiempo de descansar, para despertarme en la mañana y sonreir con sonrisa de el verdugo que se alimenta del sufrimiento de su victima... que los verdugos son malos? no, simplemente cobran la deuda... Digo... Algun dia todos tenemos que pagar
Con extraño temor vuelvo a mi cama, pero al acostarme, como que alguien me abraza, no hago caso y siento en mi espalda, de nuevo esas manos calidas, y pienso: probablemente estoy muy cansada. Y al cerrar mis ojos, escucho una voz que me canta, susurra a mi oido dulces y magicas palabras, acomoda mi cabello como si al siguiente dia tuviera que irme yo corriendo a mi escuela y no tuviera tiempo de peinarme, me arropa con una sabana, que no se porque, desprende aroma a ciruela, a mi no me gustan las ciruelas me digo a mi misma, y en cuanto estoy pensando en eso, esas manos se dirigen hacia mis pies y poco a poco todo mi cuerpo huele a ciruelas y arandanos, insisto me digo... a mi no me gustan las ciruelas. Y sin querer cuando menos pienso, siento otra boca en mi boca y cuando la abro, tengo ya en ella una gran ciruela roja y fresca. Ya no tengo tanto miedo, ahora solo estoy molesta, me digo a mi misma, si me pusiera una fresa...
Este es un ritual que se vive en mi cuarto noche con noche. En la escuela, ya me dijeron mis profesores que me dejaran sin derecho a examen, que debo ser mas precavida con mi tiempo, y como explicarles de mi visitante con aroma a ciruela que me desvela cada noche al cual me he propuesto que esta noche, le pedire que lo haga con fresas...
Soy una pasada, de verdad que me paso, estando en la escuela, estoy deseando que ya sea noche, pues en su olor a ciruela que sigue sin gustarme, ultimamente vienen recuerdo a mi mente, que me anuncian una posible muerte. Hace tiempo que no veo a mi ex novio, al cual queria mas que a mi vida, como no decirlo, si le entregue hasta mi alma, ya el cuerpo no bastaba, nisiquiera me la pidio, pero es que ustedes no saben... yo soy tan rete enamorada... que pa que sirve el alma, dije en un momento de desenfreno. Pero como muchos y pocos, de nuevo me pagaron mal, y que mal fue para terminarme. No volvi a verlo, mas que en las noches de sabado cuando me disponia a cenar, y el verlo me causaba nauseas, y aun me las causa, si recuerdo su mirada. Hace dias comenze a pensar en el, mucho, mucho, lo poco, ya no lo conozco, y de pronto me sentia triste, muy triste, y me visitaba la nostalgia. Y como que ya no soy la misma. Ahora siento pena, mucha pena, pues me digo, y si este fuera aquel que tanto ame, lo castigaria con mis deseos, los cuales ya no son buenos, lo ataria con palabritas bonitas, hasta que me regale su amor, y una vez logrado, yo misma lo tomaria entre mis manos y lo romperia en pedazitos, ahh... pero eso si... le obligaria a visitarme, prometiendo que algun dia, le dare el mio a cambio de el de el, pues ese, ya esta roto, estaba tan sucio que es mejor que no lo tenga, en cambio el mio es suave, tierno, romantico, pero oscuro y huraño, pero eso si, complaciente al 100 % solo basta pedir y yo dare.
Y asi sucedio en una noche, lo descubri, ese visitante invisible con aroma a ciruela era el, pero que diablos... nisiquiera supe que le gustaban. Desde entonces vuelve a mi alcoba, pero yo... ya ni me muevo... lo dejo que llore, que riegue mis pies con sus lagrimas, que acaricie mi cabello lamentandose de haberme lastimado, queriendo hacerme feliz para que yo perdone su deuda y pueda el partir a otro mundo... pero yo... que carajo... no le doy nada... ni perdon... ni me rio, ni suspiro. Nisiquiera puedo regalarle rencor. Solo dejo que con sus pesares me haga disfrutar, y cuando toca mis hombros, justo en ese momento, yo misma me tapo hasta la cara y comienzo a disfrutar, los masajes nunca me han caido nada mal, cuando me dice Te amo, fui un tonto, Perdoname, yo hago como que me duermo y no escucho mas...
Y me habla y me habla, pero tengo el sueño tan pesado, que apenas tengo tiempo de descansar, para despertarme en la mañana y sonreir con sonrisa de el verdugo que se alimenta del sufrimiento de su victima... que los verdugos son malos? no, simplemente cobran la deuda... Digo... Algun dia todos tenemos que pagar
Cuento de Hadas
Erase una vez una viuda que tenía 2 hijas. La mayor se parecia a la madre en todo, tanto fisicamente como en la forma de ser, quien veia a la madre veia a la hija. Las 2 eran muy antipaticas y soberbias, a tal punto que nadie queria estar cerca de ellas, ni vivir junto a ellas.
La mas joven por el contrario, tenia una dulzura increible, y por la bondad del corazon era el retrato de su padre y era de una belleza incomparable que era dificil encontrar otra joven tan bella como. Naturalmente, como todos aman a sus semejantes, la madre tenia predilección por la mayor y sentia por la menor una adversion y repugnancia espantosa. Le hacia comer en la cocina, y todos los quehaceres de la casa le tocaban a ella. Aparte de todo, esta pobre niña debia dar 2 viajes a una fuente distante, de mas de 2 kilometros a buscar agua y traer un gran cantaro lleno.
Un dia mientras estaba en la fuente llenando su cántaro, se le acerca una pobre vieja, quién le rogó que le diera agua de beber. "Pero claro, abuelita, con mucho gusto." -respondió la niña-, "espere que le llene la jarra". Inmediatamente la limpio, la llenocon agua fresca y se la presentó, sosteniéndola en sus propias manos para que bebiera cómodamente y hasta saciarse. Cuando hubo bebido, la viejita le dijo: "Eres tan buena, y tan bella que por esto no puedo hacer menos que darte un regalo". Aquella era un hada que había tomado la forma de una vieja campesina para ver hasta donde llegaba la bondad de la jovencita. Y continuó."Te doy por regalo que por cada palabra que sale de tu boca brotará o una flor o una piedra preciosa".
La muchacha regresó a la casa con el cántaro lleno, algunos minutos más tarde; la madre estaba hecha una furia por el minúsculo retardo. "Mamá, ten paciencia, te pido perdón" dijo la hija toda humilde, y en tanto hablaba le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos diamantes enormes. "Pero qué sucede aquí!!" dijo la madre estupefacta, "me equivoco o estás escupiendo perlas y diamantes!... Oh pero cómo, hija mía? ..."
Era la primera vez en toda su vida que la llamaba así y en tono afectuoso. La niña contó ingenuamente todo lo que le había sucedido en la fuente; y mientras hablaba , brotaban los rubíes, topacios de sus labios. "Oh, qué fortuna!", dice la madre, "necesito enviar también a esta otra niña.
Mira, Cecchina, mira lo que sale de la boca de tu hermana cuando habla. Te gustaría tener también a ti este don?... Es necesario que solamente vayas a la fuente de agua y si una viejita te pide agua, dásela con mucha amabilidad." "¡No faltaba más, ir a la fuente ahora!" reclamó la otra. "¡Te digo que vayas ahora mismo!" Gritó la mamá.
Salió corriendo la muchacha, llevando consigo la más bella jarra de plata que había en la casa. ... Apenas había llegado a la fuente, apareció a una gran señora, vestida magníficamente, que le pide un poco de agua. Era la misma hada que había aparecido a su hermana; pero había tomado el aspecto y vestuario de una princesa, para ver hasta dónde llegaba la malacrianza de esa joven. "¡Pero claro" dice la soberbia, "que he venido aquí para darle de beber a usted! ...¡Seguro!...Para darle de beber a usted y no a otra persona!...Un momento, si tiene sed, la fuente está ahí!" "Tienes muy poca educación, muchacha..." dijo el hada sin inmutarse "Ya que eres tan maleducada te doy por regalo , que por cada palabra pronunciada saldrán de tu boca una rana o una serpiente".
Apenas la vio la madre a lo lejos, que le grita a plena voz: "¿Como te fue, Cecchina?" "¡No me molestes mamá!, replicó la muchacha; e inmediatamente escupió dos víboras y dos ranas Oh Dios, que veo!... la culpa debe ser toda de tu hermana!, me las pagará!" Y se movió para pegarle. Aquella pobre joven huyó del rencor y fue a refugiarse en el bosque cercano.
El hijo del Rey que regresaba de la caza la encontró en un sendero , y viéndola tan hermosa, le preguntó qué hacía en ese lugar tan sola, y porqué lloraba tanto. "Mi madre me ha sacado de la casa y me quería golpear" Respondió la joven. E hijo del Rey quien vio salir de aquella boca cinco o seis perlas y otros tantos brillantes, le rogó que le contara cómo era posible algo tan maravilloso. Y la muchacha le contó toda la historia de lo que le había sucedido.
El príncipe real se enamoro de inmediato de ella, y considerando que el don del hada era mas valioso que cualquier dote que ninguna de las damas del reino podrían tener, la llevo sin chistar a palacio y se casó con ella. La otra hermana, mientras tanto se hizo odiar por todos de tal manera, que su misma madre la sacó de la casa; y la desgraciada joven después de tratar de convencer a muchos de que la recibieran, todo en vano; se fue a morir al fin del bosque.
Moraleja: La cortesía que las almas buenas tienen, a veces cuestan penas y tristezas; pero tarde o temprano la virtud resplandece y cuando menos se espere obtiene su recompensa.
La mas joven por el contrario, tenia una dulzura increible, y por la bondad del corazon era el retrato de su padre y era de una belleza incomparable que era dificil encontrar otra joven tan bella como. Naturalmente, como todos aman a sus semejantes, la madre tenia predilección por la mayor y sentia por la menor una adversion y repugnancia espantosa. Le hacia comer en la cocina, y todos los quehaceres de la casa le tocaban a ella. Aparte de todo, esta pobre niña debia dar 2 viajes a una fuente distante, de mas de 2 kilometros a buscar agua y traer un gran cantaro lleno.
Un dia mientras estaba en la fuente llenando su cántaro, se le acerca una pobre vieja, quién le rogó que le diera agua de beber. "Pero claro, abuelita, con mucho gusto." -respondió la niña-, "espere que le llene la jarra". Inmediatamente la limpio, la llenocon agua fresca y se la presentó, sosteniéndola en sus propias manos para que bebiera cómodamente y hasta saciarse. Cuando hubo bebido, la viejita le dijo: "Eres tan buena, y tan bella que por esto no puedo hacer menos que darte un regalo". Aquella era un hada que había tomado la forma de una vieja campesina para ver hasta donde llegaba la bondad de la jovencita. Y continuó."Te doy por regalo que por cada palabra que sale de tu boca brotará o una flor o una piedra preciosa".
La muchacha regresó a la casa con el cántaro lleno, algunos minutos más tarde; la madre estaba hecha una furia por el minúsculo retardo. "Mamá, ten paciencia, te pido perdón" dijo la hija toda humilde, y en tanto hablaba le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y dos diamantes enormes. "Pero qué sucede aquí!!" dijo la madre estupefacta, "me equivoco o estás escupiendo perlas y diamantes!... Oh pero cómo, hija mía? ..."
Era la primera vez en toda su vida que la llamaba así y en tono afectuoso. La niña contó ingenuamente todo lo que le había sucedido en la fuente; y mientras hablaba , brotaban los rubíes, topacios de sus labios. "Oh, qué fortuna!", dice la madre, "necesito enviar también a esta otra niña.
Mira, Cecchina, mira lo que sale de la boca de tu hermana cuando habla. Te gustaría tener también a ti este don?... Es necesario que solamente vayas a la fuente de agua y si una viejita te pide agua, dásela con mucha amabilidad." "¡No faltaba más, ir a la fuente ahora!" reclamó la otra. "¡Te digo que vayas ahora mismo!" Gritó la mamá.
Salió corriendo la muchacha, llevando consigo la más bella jarra de plata que había en la casa. ... Apenas había llegado a la fuente, apareció a una gran señora, vestida magníficamente, que le pide un poco de agua. Era la misma hada que había aparecido a su hermana; pero había tomado el aspecto y vestuario de una princesa, para ver hasta dónde llegaba la malacrianza de esa joven. "¡Pero claro" dice la soberbia, "que he venido aquí para darle de beber a usted! ...¡Seguro!...Para darle de beber a usted y no a otra persona!...Un momento, si tiene sed, la fuente está ahí!" "Tienes muy poca educación, muchacha..." dijo el hada sin inmutarse "Ya que eres tan maleducada te doy por regalo , que por cada palabra pronunciada saldrán de tu boca una rana o una serpiente".
Apenas la vio la madre a lo lejos, que le grita a plena voz: "¿Como te fue, Cecchina?" "¡No me molestes mamá!, replicó la muchacha; e inmediatamente escupió dos víboras y dos ranas Oh Dios, que veo!... la culpa debe ser toda de tu hermana!, me las pagará!" Y se movió para pegarle. Aquella pobre joven huyó del rencor y fue a refugiarse en el bosque cercano.
El hijo del Rey que regresaba de la caza la encontró en un sendero , y viéndola tan hermosa, le preguntó qué hacía en ese lugar tan sola, y porqué lloraba tanto. "Mi madre me ha sacado de la casa y me quería golpear" Respondió la joven. E hijo del Rey quien vio salir de aquella boca cinco o seis perlas y otros tantos brillantes, le rogó que le contara cómo era posible algo tan maravilloso. Y la muchacha le contó toda la historia de lo que le había sucedido.
El príncipe real se enamoro de inmediato de ella, y considerando que el don del hada era mas valioso que cualquier dote que ninguna de las damas del reino podrían tener, la llevo sin chistar a palacio y se casó con ella. La otra hermana, mientras tanto se hizo odiar por todos de tal manera, que su misma madre la sacó de la casa; y la desgraciada joven después de tratar de convencer a muchos de que la recibieran, todo en vano; se fue a morir al fin del bosque.
Moraleja: La cortesía que las almas buenas tienen, a veces cuestan penas y tristezas; pero tarde o temprano la virtud resplandece y cuando menos se espere obtiene su recompensa.
INVITACIÓN
Busca, en el interior de tu ser, el camino.
Hay un horizonte infinito en tu esencia.
Reencuéntrate, ve y anda, no temas...
Desata tus nudos y sé libre como el pájaro, pósate sólo donde lo sientas, y luego vuelve a volar.
No encasilles tu destino solo con palabras, di lo que sientas decir y que tú silencio se haga entender.
Fluye, elévate, camina. Tu misión es ser lo que sientes, sin dudas. Entrégate a tu destino, todo emana espontáneamente cuando se abren las compuertas del corazón.
Aprende de todos, busca las esencias. Madura. Sé profundamente sensible. No cedas; los dones no se te darán hasta que no los merezcas.
Haz una pausa, un silencio y asume tu rol espiritual. No pierdas el tiempo, no malgastes semillas que nunca darán frutos. Sé tu mismo: poeta y profeta, libérate...
Evita todo lo superfluo: la hipocresía y la falsedad, la mentira sofisticada; evita los malos entendidos y muestra tu alma en todas tus acciones. ¿La verdad? Ya no importa, lo importante es el grado de transparencia que tú tengas.
Si al desnudarte frente a la vida ves tus defectos, piensa que eres humano, perfecta es tú imperfección ¿Por qué vestirse, entonces, con tantas ataduras y cubrirse? ¿De quién, de qué?
Mira a tu alrededor ¿Acaso se cubre la naturaleza? ¿Acaso el sol desnudo no irradia la más pura luz?
¿Para qué tantas palabras? Son como vestiduras sutiles, pero vestiduras al fin. ¿Si pudiéramos desnudarnos todos y mirarnos?
Escribo desnudo, desde mi alma, sin tapujos ni apariencias, así soy yo, feo, lindo..., la belleza que me inspira es la autenticidad.
¿A que lleva el amor sino a desnudarte frente al ser amado?
¿Acaso los ojos no están desnudos, cuando están abiertos?
¿Acaso la boca no se desnuda en la palabra?
Pon el corazón al desnudo, abre tú boca, recuerda, muestra tus palmas y haz lo que sientas.
La verdad está esperando al amor...
Escucha el murmullo interior que te acompaña. No temas a la locura, no existe tal, solo es invento de locos.
Abre tus ojos, presta oídos a tu alrededor, sensibiliza tu piel ¿No es acaso toda la creación libre? ¿Cuál es tu esclavitud? ¿Sólo una idea, una emoción? ¿Por qué no ser libre tú también?
¡Oh alma mía! A ti te busco, a ti te anhelo, perdido estoy sin tu compañía, como en la oscuridad, el vacío y el abismo. Un abismo insondable hacia mí mismo.
¡Oh alma mía! ¿Por qué el olvido es mi recuerdo? ¿Por qué a veces estoy tan distraído de ti? ¿Acaso te temo? ¿Es tan terrible tu presencia?
Pero cuando caminamos juntos, siento una plenitud total, sin temores, libre y cierto.
Mas, antes de que estés presente en mí, pienso, dudo, temo; pero al final comprendo que tú eres lo mejor que me ha sucedido. Previo a la revelación se revoluciona mi ser.
Entra alma mía, ven a mí e inunda las puertas de mi percepción, para que pueda ver más allá de los velos, las máscaras y los telones del teatro humano. Que pueda ver la vida tal cual es, sin abismos.
¡Oh alma mía! Un niño soy frente a ti; sediento de pecho y caricias.
A veces, momentos sombríos invaden nuestra conciencia, como una noche fría y oscura que nos impide ver con claridad las cosas.
Épocas de angustia y de caos interno. Confusión, vacío y desorden.
Como arenas movedizas cuando más tratamos de escapar y salir de ellas, mas nos hundimos en el fango de la materialidad.
Son situaciones sombrías que nos acechan desde el fondo de nosotros mismos.
Se nos contraen los músculos, se excita el ritmo de nuestro corazón, se nublan los ojos y el dolor brota por todos los rincones del cuerpo.
La apatía nos embarga, el desinterés y el mal humor nos invaden desde dentro.
En estos momentos, todo se torna superfluo y frívolo, lo aprendido, las buenas experiencias vividas, el amor...
Algunos llegan a pensar hasta en la muerte, como fin a este infierno.
Pero ¿Acaso el paraíso no está en el centro del infierno? O sea, ¿el fondo del pozo en el cual estamos no será un último paso a la posibilidad de liberación? ¿No es cierto de que no hay mal que por bien no venga? ¿No es todo para bien?
Sé que es difícil ¿Quizá deberíamos llegar hasta la última penumbra, pues más allá de ella está la luz? Fluir con la oscuridad para comenzar a brillar desde nosotros mismos? Y que nuestro rostro en la eternidad emane claridad.
Si es que somos verdaderos místicos, no lo somos en el sentido estricto tradicional. Somos místicos sin tradición fija, místicos de una época donde las tradiciones se ajustan al ritmo de vida contemporánea. Místicos renovadores.
Somos místicos del camino y no de metas ya establecidas.
Judíos, cristianos, reformistas, islámicos; Oriente y Occidente.
La transición entre Oriente y Occidente creó un crisol de tradiciones, que culminó deshaciéndolas. Hay seres en el mundo, como un sólo pueblo, una Aldea Global llamada Tierra. En este sentido somos ciudadanos de un mismo planeta y del Universo.
Las iluminaciones que somos capaces de intuir tienen que ver con este presente, con este aquí y ahora.
El misticismo contemporáneo es estrictamente universal. Como lo fue siempre en su esencia. Es amorfo, transcultural, se gesta en las concepciones culturales pero las trasciende.
¿Adónde nos llevará esta nueva iluminación? No lo sé. ¿Tal vez a crear una nueva tradición con el tiempo?
Tradición y renovación juegan un juego interminable en el escenario del espíritu.
Cuando me embarga el éxtasis del amor, todo luce hermoso. Siento el atractivo espiritual de las cosas más simples. Una hoja sostenida por el viento se me asemeja a una danza elevadísima. Un abrazo, al encuentro milenario entre almas. La risa, a la alegría.
Pero también el dolor ajeno es mi dolor. El éxtasis sana pero por contagio de luz y presencia.
Cuando me embarga el éxtasis del amor, todo se torna traslúcido, transparente, sin cáscaras. ¿No será que las cáscaras le pertenecen a la percepción?
Por eso, cuando quiero ser en éxtasis, cierro mis ojos, abro mi corazón y abandono las cáscaras que como muros opacan mi conocimiento.
A esto le han llamado percepción pura, inmediata y trascendente, aunque también es directa sin intermediarios, ni siquiera los nuestros.
Trasciende la semilla que da frutos con nuevas semillas.
Trasciende la tierra cuando un terremoto hace nacer una nueva montaña.
Trasciende un ser humano con sus obras.
La trascendencia está más allá de descender o ascender pero las contiene.
¿Qué es lo que trasciende de ti?
Todo lo que nace morirá y todo lo que muere volverá a nacer.
¿Qué es lo que nunca nace ni muere?
Ione Szalay
Textos de Poesía Profética
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Hay un horizonte infinito en tu esencia.
Reencuéntrate, ve y anda, no temas...
Desata tus nudos y sé libre como el pájaro, pósate sólo donde lo sientas, y luego vuelve a volar.
No encasilles tu destino solo con palabras, di lo que sientas decir y que tú silencio se haga entender.
Fluye, elévate, camina. Tu misión es ser lo que sientes, sin dudas. Entrégate a tu destino, todo emana espontáneamente cuando se abren las compuertas del corazón.
Aprende de todos, busca las esencias. Madura. Sé profundamente sensible. No cedas; los dones no se te darán hasta que no los merezcas.
Haz una pausa, un silencio y asume tu rol espiritual. No pierdas el tiempo, no malgastes semillas que nunca darán frutos. Sé tu mismo: poeta y profeta, libérate...
Evita todo lo superfluo: la hipocresía y la falsedad, la mentira sofisticada; evita los malos entendidos y muestra tu alma en todas tus acciones. ¿La verdad? Ya no importa, lo importante es el grado de transparencia que tú tengas.
Si al desnudarte frente a la vida ves tus defectos, piensa que eres humano, perfecta es tú imperfección ¿Por qué vestirse, entonces, con tantas ataduras y cubrirse? ¿De quién, de qué?
Mira a tu alrededor ¿Acaso se cubre la naturaleza? ¿Acaso el sol desnudo no irradia la más pura luz?
¿Para qué tantas palabras? Son como vestiduras sutiles, pero vestiduras al fin. ¿Si pudiéramos desnudarnos todos y mirarnos?
Escribo desnudo, desde mi alma, sin tapujos ni apariencias, así soy yo, feo, lindo..., la belleza que me inspira es la autenticidad.
¿A que lleva el amor sino a desnudarte frente al ser amado?
¿Acaso los ojos no están desnudos, cuando están abiertos?
¿Acaso la boca no se desnuda en la palabra?
Pon el corazón al desnudo, abre tú boca, recuerda, muestra tus palmas y haz lo que sientas.
La verdad está esperando al amor...
Escucha el murmullo interior que te acompaña. No temas a la locura, no existe tal, solo es invento de locos.
Abre tus ojos, presta oídos a tu alrededor, sensibiliza tu piel ¿No es acaso toda la creación libre? ¿Cuál es tu esclavitud? ¿Sólo una idea, una emoción? ¿Por qué no ser libre tú también?
¡Oh alma mía! A ti te busco, a ti te anhelo, perdido estoy sin tu compañía, como en la oscuridad, el vacío y el abismo. Un abismo insondable hacia mí mismo.
¡Oh alma mía! ¿Por qué el olvido es mi recuerdo? ¿Por qué a veces estoy tan distraído de ti? ¿Acaso te temo? ¿Es tan terrible tu presencia?
Pero cuando caminamos juntos, siento una plenitud total, sin temores, libre y cierto.
Mas, antes de que estés presente en mí, pienso, dudo, temo; pero al final comprendo que tú eres lo mejor que me ha sucedido. Previo a la revelación se revoluciona mi ser.
Entra alma mía, ven a mí e inunda las puertas de mi percepción, para que pueda ver más allá de los velos, las máscaras y los telones del teatro humano. Que pueda ver la vida tal cual es, sin abismos.
¡Oh alma mía! Un niño soy frente a ti; sediento de pecho y caricias.
A veces, momentos sombríos invaden nuestra conciencia, como una noche fría y oscura que nos impide ver con claridad las cosas.
Épocas de angustia y de caos interno. Confusión, vacío y desorden.
Como arenas movedizas cuando más tratamos de escapar y salir de ellas, mas nos hundimos en el fango de la materialidad.
Son situaciones sombrías que nos acechan desde el fondo de nosotros mismos.
Se nos contraen los músculos, se excita el ritmo de nuestro corazón, se nublan los ojos y el dolor brota por todos los rincones del cuerpo.
La apatía nos embarga, el desinterés y el mal humor nos invaden desde dentro.
En estos momentos, todo se torna superfluo y frívolo, lo aprendido, las buenas experiencias vividas, el amor...
Algunos llegan a pensar hasta en la muerte, como fin a este infierno.
Pero ¿Acaso el paraíso no está en el centro del infierno? O sea, ¿el fondo del pozo en el cual estamos no será un último paso a la posibilidad de liberación? ¿No es cierto de que no hay mal que por bien no venga? ¿No es todo para bien?
Sé que es difícil ¿Quizá deberíamos llegar hasta la última penumbra, pues más allá de ella está la luz? Fluir con la oscuridad para comenzar a brillar desde nosotros mismos? Y que nuestro rostro en la eternidad emane claridad.
Si es que somos verdaderos místicos, no lo somos en el sentido estricto tradicional. Somos místicos sin tradición fija, místicos de una época donde las tradiciones se ajustan al ritmo de vida contemporánea. Místicos renovadores.
Somos místicos del camino y no de metas ya establecidas.
Judíos, cristianos, reformistas, islámicos; Oriente y Occidente.
La transición entre Oriente y Occidente creó un crisol de tradiciones, que culminó deshaciéndolas. Hay seres en el mundo, como un sólo pueblo, una Aldea Global llamada Tierra. En este sentido somos ciudadanos de un mismo planeta y del Universo.
Las iluminaciones que somos capaces de intuir tienen que ver con este presente, con este aquí y ahora.
El misticismo contemporáneo es estrictamente universal. Como lo fue siempre en su esencia. Es amorfo, transcultural, se gesta en las concepciones culturales pero las trasciende.
¿Adónde nos llevará esta nueva iluminación? No lo sé. ¿Tal vez a crear una nueva tradición con el tiempo?
Tradición y renovación juegan un juego interminable en el escenario del espíritu.
Cuando me embarga el éxtasis del amor, todo luce hermoso. Siento el atractivo espiritual de las cosas más simples. Una hoja sostenida por el viento se me asemeja a una danza elevadísima. Un abrazo, al encuentro milenario entre almas. La risa, a la alegría.
Pero también el dolor ajeno es mi dolor. El éxtasis sana pero por contagio de luz y presencia.
Cuando me embarga el éxtasis del amor, todo se torna traslúcido, transparente, sin cáscaras. ¿No será que las cáscaras le pertenecen a la percepción?
Por eso, cuando quiero ser en éxtasis, cierro mis ojos, abro mi corazón y abandono las cáscaras que como muros opacan mi conocimiento.
A esto le han llamado percepción pura, inmediata y trascendente, aunque también es directa sin intermediarios, ni siquiera los nuestros.
Trasciende la semilla que da frutos con nuevas semillas.
Trasciende la tierra cuando un terremoto hace nacer una nueva montaña.
Trasciende un ser humano con sus obras.
La trascendencia está más allá de descender o ascender pero las contiene.
¿Qué es lo que trasciende de ti?
Todo lo que nace morirá y todo lo que muere volverá a nacer.
¿Qué es lo que nunca nace ni muere?
Ione Szalay
Textos de Poesía Profética
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Tiempos Viejos
Este es un Tango de Manuel Romero. De repente un poco de nostalgia les sienta bien a todos.
Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...?
Eran todos hombres, más hombres los nuestros.
No se conocía coca ni morfina;
los muchachos de antes no usaban gomina...
¿Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...?
Veinticinco abriles que no volverán...
¡Veinticinco abriles! ¡Volver a tenerlos!
¡Si cuando me acuerdo me pongo a llorar...!
¿Dónde están los muchachos de entonces?
Barra antigua de ayer, ¿Dónde están?
Yo y vos solo quedamos, hermano;
yo y vos solo para recordar...
¿Te acordás, las mujeres aquellas,
minas fieles, de gran corazón
que en los bailes de Laura peleaban,
cada cual defendiendo su amor...?
¿Te acordás, hermano, la Rubia Mireya
que quité en lo de Hansen al guapo Rivera?
¡Casi me suicido una noche por ella,
y hoy es una pobre mendiga harapienta...!
¿Te acordás hermano, lo linda que era?
¡Se formaba rueda pa´verla bailar!
Cuando por la calle la veo tan vieja,
doy vuelta la cara y me pongo a llorar...
Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...?
Eran todos hombres, más hombres los nuestros.
No se conocía coca ni morfina;
los muchachos de antes no usaban gomina...
¿Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...?
Veinticinco abriles que no volverán...
¡Veinticinco abriles! ¡Volver a tenerlos!
¡Si cuando me acuerdo me pongo a llorar...!
¿Dónde están los muchachos de entonces?
Barra antigua de ayer, ¿Dónde están?
Yo y vos solo quedamos, hermano;
yo y vos solo para recordar...
¿Te acordás, las mujeres aquellas,
minas fieles, de gran corazón
que en los bailes de Laura peleaban,
cada cual defendiendo su amor...?
¿Te acordás, hermano, la Rubia Mireya
que quité en lo de Hansen al guapo Rivera?
¡Casi me suicido una noche por ella,
y hoy es una pobre mendiga harapienta...!
¿Te acordás hermano, lo linda que era?
¡Se formaba rueda pa´verla bailar!
Cuando por la calle la veo tan vieja,
doy vuelta la cara y me pongo a llorar...
Palabras de Einstein
Se cuenta que en una reunion social Einstein coincidio con el actor Charles Chaplin.
En el transcurso de la conversacion, Einstein le dijo a Chaplin: "Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira".
A lo que Chaplin respondio: 'Lo suyo es mucho mas digno de respeto: todo el mundo lo admira y practicamente nadie lo comprende".
---
* Un periodista le pregunto a Einstein'Me puede Ud. explicar la Ley de la Relatividad? ' y Einstein le contesto 'Me puede Ud. explicar como se frie un huevo?'.
El periodista lo miro extrañado y le contesta 'Pues, si, si que puedo', a lo cual Einstein replico 'Bueno, pues hagalo, pero imaginando que yo no se lo que es un huevo, ni una sarten, ni el aceite, ni el fuego'.
---
* Durante el nazismo Einstein, a causa de ser judio, debio de soportar una guerra en su contra urdida con el fin de desprestigiar sus investigaciones.
Uno de estos intentos se dio cuando se compilaron las opiniones de 100 cientificos que contradecian las de Einstein, editadas en un libro llamado Cien autores en contra de Einstein.
A esto Einstein respondio: Por que cien?. Si estuviese errado haria falta solo uno.
---
*En una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor frances Paul Valery le pregunto:
"Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, que hace? La anota en un cuaderno o en una hoja suelta?"
A lo que Einstein respondio:
'*Cuando tengo una idea original no se me olvida*'.
En el transcurso de la conversacion, Einstein le dijo a Chaplin: "Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira".
A lo que Chaplin respondio: 'Lo suyo es mucho mas digno de respeto: todo el mundo lo admira y practicamente nadie lo comprende".
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* Un periodista le pregunto a Einstein'Me puede Ud. explicar la Ley de la Relatividad? ' y Einstein le contesto 'Me puede Ud. explicar como se frie un huevo?'.
El periodista lo miro extrañado y le contesta 'Pues, si, si que puedo', a lo cual Einstein replico 'Bueno, pues hagalo, pero imaginando que yo no se lo que es un huevo, ni una sarten, ni el aceite, ni el fuego'.
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* Durante el nazismo Einstein, a causa de ser judio, debio de soportar una guerra en su contra urdida con el fin de desprestigiar sus investigaciones.
Uno de estos intentos se dio cuando se compilaron las opiniones de 100 cientificos que contradecian las de Einstein, editadas en un libro llamado Cien autores en contra de Einstein.
A esto Einstein respondio: Por que cien?. Si estuviese errado haria falta solo uno.
---
*En una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor frances Paul Valery le pregunto:
"Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, que hace? La anota en un cuaderno o en una hoja suelta?"
A lo que Einstein respondio:
'*Cuando tengo una idea original no se me olvida*'.
Leyenda Alejandro Magno
Cuenta la leyenda sobre los deseos de ALEJANDRO MAGNO para su funeral...
1 - Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2 - Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...
3 - Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro le explicó:
1 - Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2 - Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 - Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.
Agregó: el tiempo es el tesoro más valioso que tenemos porque es limitado.
Podemos producir más dinero, pero no más tiempo.
Al morir nada material te llevas, te llevaras las buenas acciones que supiste realizar.
Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida ...
El mejor regalo que le puedes dar a alguien,... es tu TIEMPO.
1 - Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2 - Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...
3 - Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro le explicó:
1 - Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2 - Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 - Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.
Agregó: el tiempo es el tesoro más valioso que tenemos porque es limitado.
Podemos producir más dinero, pero no más tiempo.
Al morir nada material te llevas, te llevaras las buenas acciones que supiste realizar.
Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida ...
El mejor regalo que le puedes dar a alguien,... es tu TIEMPO.
martes, 3 de marzo de 2009
Lagrimas
A donde puedo ir
Despues de separame de ti...
Le pregunto ahora
Al tiempo que ya paso
en una noche demasiado larga
soñe con hacer un viaje
Vi el cielo de un pais lejano
Abrace la soledad...
Acumula las lagrimas que fluyan
en el viento del tiempo
siente tu suspiro sin fin...
Seca tus lagrimas con amor
Soledad.... Suspiro tu silencio
Llena un rio de lagrimas a traves de la noche
Recuerdos... Tu nunca me dejaste llorar
Y tu... Tu nunca dijiste adios....
A veces las lagrimas
cegaron nuestro amor.
perdimos las lagrimas por el camino
Pero nunca pense que venderias
tu alma al destino
Nunca pense...
que me dejarias solo...
El tiempo a traves de la lluvia
me ha liberado
Las arenas del tiempo...
conservaran tu recuerdo
El amor eterno se desvanece
Vivo en tu corazon que no late
Seca tus lagrimas con amor...
Acumula las lagrimas que fluyan
en el viento del tiempo
devuelve la tristeza sin fin
a la rosa azul
Y,,, Seca tus lagrimas con Amor
Despues de separame de ti...
Le pregunto ahora
Al tiempo que ya paso
en una noche demasiado larga
soñe con hacer un viaje
Vi el cielo de un pais lejano
Abrace la soledad...
Acumula las lagrimas que fluyan
en el viento del tiempo
siente tu suspiro sin fin...
Seca tus lagrimas con amor
Soledad.... Suspiro tu silencio
Llena un rio de lagrimas a traves de la noche
Recuerdos... Tu nunca me dejaste llorar
Y tu... Tu nunca dijiste adios....
A veces las lagrimas
cegaron nuestro amor.
perdimos las lagrimas por el camino
Pero nunca pense que venderias
tu alma al destino
Nunca pense...
que me dejarias solo...
El tiempo a traves de la lluvia
me ha liberado
Las arenas del tiempo...
conservaran tu recuerdo
El amor eterno se desvanece
Vivo en tu corazon que no late
Seca tus lagrimas con amor...
Acumula las lagrimas que fluyan
en el viento del tiempo
devuelve la tristeza sin fin
a la rosa azul
Y,,, Seca tus lagrimas con Amor
No quisiera compartirte
No quisiera compartirte
aunque sé que tú eres libre
y que eliges y decides
con quien y como hacer tu vida
No soy dueño de tus sueños,
de tus actos o deseos,
no soy dueño del destino
que tu sola vas forjando
Eres libre como el viento
que recorre los caminos
y también como las aves
que en su vuelo se realizan
¡Libertad, ah libertad!
que te agranda y pone alas,
que te eleva hasta las cumbres
y te vuelve más radiante
No quisiera compartirte
y perdona que lo diga,
pero sé que algunas veces
tengo miedo y siento celos
y me nacen los deseos
de tenerte y retenerte,
de encerrarte en un capelo
y de allí, velarte el sueño
Aunque sé que tú eres libre
y un papel no te detiene
siempre gozo los momentos
que tu eliges compartirme
No quisiera compartirte
y descubro la ironía
que me envuelve cada día
al tratar de retenerte
mientras más a ti me aferro
más percibo que te pierdo
mientras más yo te libero
y te quedas, más te tengo
No quisiera compartirte
mas celebro que hoy te quedes,
libremente y sin presiones
a intentar vivir conmigo
¡Libertad, ay libertad!
no seré quien te limite,
ni quien juzgue tus acciones
o te ponga condiciones
aunque sé que tú eres libre
y que eliges y decides
con quien y como hacer tu vida
No soy dueño de tus sueños,
de tus actos o deseos,
no soy dueño del destino
que tu sola vas forjando
Eres libre como el viento
que recorre los caminos
y también como las aves
que en su vuelo se realizan
¡Libertad, ah libertad!
que te agranda y pone alas,
que te eleva hasta las cumbres
y te vuelve más radiante
No quisiera compartirte
y perdona que lo diga,
pero sé que algunas veces
tengo miedo y siento celos
y me nacen los deseos
de tenerte y retenerte,
de encerrarte en un capelo
y de allí, velarte el sueño
Aunque sé que tú eres libre
y un papel no te detiene
siempre gozo los momentos
que tu eliges compartirme
No quisiera compartirte
y descubro la ironía
que me envuelve cada día
al tratar de retenerte
mientras más a ti me aferro
más percibo que te pierdo
mientras más yo te libero
y te quedas, más te tengo
No quisiera compartirte
mas celebro que hoy te quedes,
libremente y sin presiones
a intentar vivir conmigo
¡Libertad, ay libertad!
no seré quien te limite,
ni quien juzgue tus acciones
o te ponga condiciones
El perro y el conejo
Un señor le compro un conejo a sus hijos.
A su vez, los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre.
El hombre compro un cachorro Pastor Aleman.
El vecino exclamo:
- Pero el se comera a mi conejo!
- De ninguna manera, mi pastor es cachorro. Creceran juntos, y seran amigos.
Yo entiendo mucho de animales. No habra problemas.
Y parece que el dueño tenia razon. El perro y el conejo crecieron juntos y se hicieron amigos.
Era normal ver al conejo en el patio del perro y al reves.
Un viernes, el dueño del conejo se fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia.
El domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban una merienda, cuando entro el perro a la cocina.
Traia al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra, y ademas muerto. Casi matan al perro de tanto agredirlo.
Decia el hombre:
- El vecino tenia razon, y ahora que haremos?.
La primer reaccion fue echar al animal de la casa como castigo, ademas de los golpes que ya le habian dado.
En unas horas los vecinos iban a llegar. Todos se miraban, mientras el perro afuera lamia sus heridas.
Uno de ellos tuvo la siguiente idea:
- Bañemos al conejo, lo dejamos bien limpiecito, despues lo secamos con el secador y lo ponemos en su casita en el patio.
Asi lo hicieron; hasta perfume le pusieron al animalito. Quedo lindo! 'parecia vivo', decian los niños, y alla lo pusieron, con las piernitas cruzadas como si estuviese durmiendo.
Luego al llegar los vecinos se sintieron los gritos de los niños.
No pasaron cinco minutos cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta, algo extrañado.
- Que paso?, le dijo su vecino.
- El conejo murio.
- Murio?
- Si, murio el viernes.
- Murio el viernes?
- Si, fue antes de que viajaramos. Los niños lo habian enterrado en el fondo del patio...
Autor Desconocido
El gran personaje de esta historia es el perro. Imaginate al pobrecito, desde el viernes buscando en vano por su amigo de la infancia.
Despues de mucho olfatear, descubrio el cuerpo enterrado.
Que hace el? Probablemente con el corazon partido, desentierra al amigo y va a mostrarselo a sus dueños, imaginando poder resucitarlo.
El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos sin verificar lo que ocurrio realmente.
Cuantas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad?
Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demas y de emitir juicios sobre las situaciones, pero no dudemos en someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes.
'La gente puede dudar de lo que tu dices, pero siempre creera en lo que tu haces'
A su vez, los hijos del vecino le pidieron una mascota a su padre.
El hombre compro un cachorro Pastor Aleman.
El vecino exclamo:
- Pero el se comera a mi conejo!
- De ninguna manera, mi pastor es cachorro. Creceran juntos, y seran amigos.
Yo entiendo mucho de animales. No habra problemas.
Y parece que el dueño tenia razon. El perro y el conejo crecieron juntos y se hicieron amigos.
Era normal ver al conejo en el patio del perro y al reves.
Un viernes, el dueño del conejo se fue a pasar un fin de semana en la playa con su familia.
El domingo en la tarde el dueño del perro y su familia tomaban una merienda, cuando entro el perro a la cocina.
Traia al conejo entre los dientes, sucio de sangre y tierra, y ademas muerto. Casi matan al perro de tanto agredirlo.
Decia el hombre:
- El vecino tenia razon, y ahora que haremos?.
La primer reaccion fue echar al animal de la casa como castigo, ademas de los golpes que ya le habian dado.
En unas horas los vecinos iban a llegar. Todos se miraban, mientras el perro afuera lamia sus heridas.
Uno de ellos tuvo la siguiente idea:
- Bañemos al conejo, lo dejamos bien limpiecito, despues lo secamos con el secador y lo ponemos en su casita en el patio.
Asi lo hicieron; hasta perfume le pusieron al animalito. Quedo lindo! 'parecia vivo', decian los niños, y alla lo pusieron, con las piernitas cruzadas como si estuviese durmiendo.
Luego al llegar los vecinos se sintieron los gritos de los niños.
No pasaron cinco minutos cuando el dueño del conejo vino a tocar a la puerta, algo extrañado.
- Que paso?, le dijo su vecino.
- El conejo murio.
- Murio?
- Si, murio el viernes.
- Murio el viernes?
- Si, fue antes de que viajaramos. Los niños lo habian enterrado en el fondo del patio...
Autor Desconocido
El gran personaje de esta historia es el perro. Imaginate al pobrecito, desde el viernes buscando en vano por su amigo de la infancia.
Despues de mucho olfatear, descubrio el cuerpo enterrado.
Que hace el? Probablemente con el corazon partido, desentierra al amigo y va a mostrarselo a sus dueños, imaginando poder resucitarlo.
El hombre tiene la tendencia a juzgar anticipadamente los acontecimientos sin verificar lo que ocurrio realmente.
Cuantas veces sacamos conclusiones equivocadas de las situaciones y nos creemos dueños de la verdad?
Pensemos bien antes de juzgar las acciones de los demas y de emitir juicios sobre las situaciones, pero no dudemos en someter a un severo juicio a nuestros propios pensamientos y actitudes.
'La gente puede dudar de lo que tu dices, pero siempre creera en lo que tu haces'
El círculo del enojo y el odio...
El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en se momento.
El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo.
La esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.
La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.
El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta.
Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna.
El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
La madre le acarició los cabellos diciéndole: 'Hijo querido, mañana te haré tu comida favorita.
Tú trabajas mucho, estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño.
Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que descanses con tranquilidad.
Mañana te sentirás mejor.'Luego lo bendijo y abandonó la habitación dejándolo solo con sus pensamientos...
En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ENOJO Y DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, el PERDÓN y el AMOR.
Si ingresaste en un CÍRCULO DE ODIO, acordate que con tolerancia, disposición al perdón y sobre todo, CON AMOR, podés romperlo.
El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo.
La esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.
La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.
El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta.
Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna.
El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
La madre le acarició los cabellos diciéndole: 'Hijo querido, mañana te haré tu comida favorita.
Tú trabajas mucho, estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño.
Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que descanses con tranquilidad.
Mañana te sentirás mejor.'Luego lo bendijo y abandonó la habitación dejándolo solo con sus pensamientos...
En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ENOJO Y DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, el PERDÓN y el AMOR.
Si ingresaste en un CÍRCULO DE ODIO, acordate que con tolerancia, disposición al perdón y sobre todo, CON AMOR, podés romperlo.
Aprender a vivir
Al primer año de nacido aprendi lo importante que es un juguete. sobre todo si sabe rico.
A los 3 años, aprendi que duele mas una palabra que un golpe.
A los 4 años aprendi lo interesante que puede ser un rompecabezas.
A los 5 años, aprendi que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina...
A los 6 años, aprendi que bañar a las tortugas con agua caliente las mata aunque huelan feo.
A los 7 años, aprendi lo confortante que se siente un abraso de papa o mama cuando me daba miedo o simplemente cuando sentia que necesitaba sentirme amado.
A los 8 años, aprendi que no todo se puede arreglar con un berrinche.
A los 9 años, aprendi que mi profesora solo me preguntaba cuando yo no sabia la respuesta.
A los 10 años, aprendi que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo.
A los 12 años, aprendi que, si tenia problemas en la escuela, los tenia mas grandes en casa
A los 13 años, aprendi que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo queria; mi madre me mandaba a ordenarlo
A los 15 años, aprendi que no debia descargar mis frustraciones en mi hermano, porque mi padre tenia frustraciones mayores... y la mano mas pesada.
A los 16 años, aprendi que mi hermana no era mi mayor enemiga. y que podia ser mi mejor confidente.
A los 17 años, aprendi que emborracharte no siempre es el mejor sentimiento, (menos al otro dia) y que no es la mejor forma de solucionar los problemas.
A los 18 años, aprendi que no valia la pena discutir con mi madre.
A los 19 años aprendi lo que duele dejar a alguien que amas.
A los 20 años, aprendi que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 21 años, aprendi que un libro puede llegar a ser una buena compañia.
A los 22 años, aprendi que si encuentras a la mujer adecuada te puede enseñar a amar.
A los 23 años, aprendi lo que es extrañar a alguien y lo grato que es volverlo a encontrar.
A los 24 años, aprendi que con el tiempo las cosas se miran de una forma diferente.
A los 25 años, aprendi que aunque me queria comer el mundo aun me faltaba mucha experiencia.
A los 27 años, aprendi que el titulo obtenido no era la meta soñada.
A los 28 años, aprendi que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30 años, aprendi que se necesita mucho amor, paciencia y inteligencia para vivir con alguien.
A los 31 años, aprendi lo que es ser padre y me empece a dar cuenta de lo que eso significa.
A los 33 años, aprendi que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningun motivo.
A los 34 años, aprendi que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 35 años, aprendi que puedes deprimirte como cuando tenias 17 años y eso no esta mal. solo significa que estas empezando a pensar en ti mismo.
A los 36 años, entendi que mi madre no va cambiar y sigue siendo inutil discutir con ella.
A los 37 años, comprendi lo lejos que estaba de saber quien era.
A los 40 años, aprendi que, si estas llevando una vida sin fracasos, no estas corriendo los suficientes riesgos.
A los 3 años, aprendi que duele mas una palabra que un golpe.
A los 4 años aprendi lo interesante que puede ser un rompecabezas.
A los 5 años, aprendi que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina...
A los 6 años, aprendi que bañar a las tortugas con agua caliente las mata aunque huelan feo.
A los 7 años, aprendi lo confortante que se siente un abraso de papa o mama cuando me daba miedo o simplemente cuando sentia que necesitaba sentirme amado.
A los 8 años, aprendi que no todo se puede arreglar con un berrinche.
A los 9 años, aprendi que mi profesora solo me preguntaba cuando yo no sabia la respuesta.
A los 10 años, aprendi que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo.
A los 12 años, aprendi que, si tenia problemas en la escuela, los tenia mas grandes en casa
A los 13 años, aprendi que, cuando mi cuarto quedaba del modo que yo queria; mi madre me mandaba a ordenarlo
A los 15 años, aprendi que no debia descargar mis frustraciones en mi hermano, porque mi padre tenia frustraciones mayores... y la mano mas pesada.
A los 16 años, aprendi que mi hermana no era mi mayor enemiga. y que podia ser mi mejor confidente.
A los 17 años, aprendi que emborracharte no siempre es el mejor sentimiento, (menos al otro dia) y que no es la mejor forma de solucionar los problemas.
A los 18 años, aprendi que no valia la pena discutir con mi madre.
A los 19 años aprendi lo que duele dejar a alguien que amas.
A los 20 años, aprendi que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 21 años, aprendi que un libro puede llegar a ser una buena compañia.
A los 22 años, aprendi que si encuentras a la mujer adecuada te puede enseñar a amar.
A los 23 años, aprendi lo que es extrañar a alguien y lo grato que es volverlo a encontrar.
A los 24 años, aprendi que con el tiempo las cosas se miran de una forma diferente.
A los 25 años, aprendi que aunque me queria comer el mundo aun me faltaba mucha experiencia.
A los 27 años, aprendi que el titulo obtenido no era la meta soñada.
A los 28 años, aprendi que se puede hacer, en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30 años, aprendi que se necesita mucho amor, paciencia y inteligencia para vivir con alguien.
A los 31 años, aprendi lo que es ser padre y me empece a dar cuenta de lo que eso significa.
A los 33 años, aprendi que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningun motivo.
A los 34 años, aprendi que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 35 años, aprendi que puedes deprimirte como cuando tenias 17 años y eso no esta mal. solo significa que estas empezando a pensar en ti mismo.
A los 36 años, entendi que mi madre no va cambiar y sigue siendo inutil discutir con ella.
A los 37 años, comprendi lo lejos que estaba de saber quien era.
A los 40 años, aprendi que, si estas llevando una vida sin fracasos, no estas corriendo los suficientes riesgos.
Consejos de un Padre a un Hijo...
Jackson Brown no es un gran pensador, ni un Nóbel de literatura.
Es sólo un hombre común, un padre preocupado por la felicidad de su hijo que quiso escribir estos simples 'consejos', al momento que éste se iría a estudiar a la Universidad, lejos de su casa.
Su hijo decidió fotocopiarlos y los distribuyó entre sus compañeros de estudio.
Tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización a Brown para editar un libro con ellos.
Poco tiempo después, ampliado bajo el titulo 'Vivir Feliz', se convirtió en un Best Seller que lleva decenas de ediciones y Millones de ejemplares traducidos a varios idiomas.
• Observa el amanecer por lo menos una vez al año.
• Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.
• Ten un buen equipo de música.
• Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.
• Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
• Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.
• Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.
• Maneja autos que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.
• Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
• No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.
• Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).
• Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.
• Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir.
• Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
• Has lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.
• Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.
• Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.
• Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.
• No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.
• Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).
• Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
• Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.
• Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también 'el gran riesgo'.
• Nunca confundas riqueza con éxito.
• No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.
• No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices
• Aunque tengas una posición holgada, has que tus hijos paguen parte de sus estudios.
• Has dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.
• Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.
• No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.
• No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
• Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.
• No confundas confort con felicidad.
• Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.
• Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).
• Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.
• Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.
• Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.
• Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
• Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.
'La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo ... simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su camino'
Es sólo un hombre común, un padre preocupado por la felicidad de su hijo que quiso escribir estos simples 'consejos', al momento que éste se iría a estudiar a la Universidad, lejos de su casa.
Su hijo decidió fotocopiarlos y los distribuyó entre sus compañeros de estudio.
Tuvieron tanto éxito, que una editorial le pidió autorización a Brown para editar un libro con ellos.
Poco tiempo después, ampliado bajo el titulo 'Vivir Feliz', se convirtió en un Best Seller que lleva decenas de ediciones y Millones de ejemplares traducidos a varios idiomas.
• Observa el amanecer por lo menos una vez al año.
• Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.
• Ten un buen equipo de música.
• Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.
• Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
• Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.
• Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.
• Maneja autos que no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.
• Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
• No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo sabe.
• Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza).
• Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.
• Nunca amenaces si no estás dispuesto a cumplir.
• Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
• Has lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.
• Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.
• Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.
• Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.
• No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.
• Aprende a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no sirve para vivir).
• Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
• Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.
• Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también 'el gran riesgo'.
• Nunca confundas riqueza con éxito.
• No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios defectos.
• No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices
• Aunque tengas una posición holgada, has que tus hijos paguen parte de sus estudios.
• Has dos copias de las fotos que saques y envíalas a las personas que aparezcan en las fotos.
• Trata a tus empleados con el mismo respeto con que tratas a tus clientes.
• No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.
• No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
• Nunca compres un colchón barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.
• No confundas confort con felicidad.
• Nunca compres nada eléctrico en una feria artesanal.
• Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca).
• Cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos.
• Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos.
• Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento.
• Recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres.
• Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.
'La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo ... simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su camino'
Como ven los niños a su mamá
¿Quién es el jefe en tu casa?
1. Mi mamá no quiere ser jefe pero tiene que serlo porque mi papá es un chistoso.
2. Mi mamá. Lo sabes por la inspección de mi cuarto. Ella ve hasta lo que hay debajo de mi cama.
3. Creo que mi mamá, pero solo porque ella tiene más cosas que hacer que mi papá.
¿Por qué hizo Dios a las Madres?
1. Porque son las únicas que saben dónde están las cosas en la casa.
2. Principalmente para limpiar la casa.
3. Para ayudarnos cuando estábamos naciendo.
4. Para que nos quisieran.
¿Cómo hizo Dios a las Madres?
1. Usó tierra, como lo hizo para todos los demás.
2. Con magia además de súper poderes y mezclar todo muy bien.
3. Dios hizo a mi mamá así como me hizo a mí, solo que usó partes más grandes.
4. Yo creo que tardó mucho en hacerlas, pues mi papá dice que a veces las mujeres son muy complicadas.
¿Qué ingredientes usó?
1. Dios hizo a las madres de nubes y pelo de ángel y todo lo bueno en este mundo y una pizca de malo.
2. Tuvo que empezar con huesos de hombres y después creo que usó cuerda, principalmente.
3. Yo creo que con muchas flores...
¿Por qué Dios te dio a tu mamá en vez de otra mamá?
1. Porque somos parientes.
2. Porque Dios sabía que ella me quería más a mí que otras mamás que me quisieran.
3. Porque nos parecemos mucho.
¿Qué clase de niña era tu mamá?
1. Mi mamá siempre ha sido mi mamá y nada de esas cosas.
2. No se porque no estaba yo allí, pero creo que ha de haber sido muy mandona.
3. Dicen que antes era muy linda.
¿Qué necesitaba saber tu mamá de tu papá antes de casarse con él?
1. Su apellido.
2. Si quería casarse con ella.
3. Pues... si tiene trabajo y si le gusta ir de compras.
¿Por qué se casó tu mamá con tu
papá?
1. Porque mi papá hace el mejor spaghetti en el mundo y mi mamá come mucho.
2. Porque ya se estaba haciendo vieja.
3. Mi abuela dice que porque no se puso su gorra para pensar.
4. Para poder ser la mamá de la casa.
¿Cuál es la diferencia entre las mamás y los papás?
1. Las mamás trabajan en el trabajo y en la casa y los papás solo van al trabajo.
2. Las mamás saben hablar con las maestras sin asustarlas.
3. Los papás son más altos y fuertes, pero las mamás tienen el verdadero poder porque a ellas les tienes que pedir permiso cuando quieres quedarte a dormir en casa de un amigo.
4. Las mamás tienen magia porque ellas te hacen sentir bien sin medicina.
¿Qué hace tu mamá en su tiempo libre?
1. Las mamás no tienen tiempo libre.
2. Si lo oyes de ella, paga cuentas TODO el día...
3. Creo que... trabajar.
¿Qué haría a tu mamá perfecta?
1. Por adentro ya es perfecta, pero afuera creo que un poco de cirugía plástica.
2. Que no me regañara tanto y que me dejara ver más tele.
3. Si supiera jugar fútbol...
¿Si pudieras cambiar algo de tu mamá, que sería?
1. Tiene esa cosa rara de pedirme que siempre limpie mi cuarto. Eso le quitaría.
2. Haría a mi mamá más inteligente, así sabría que mi hermano me pegó primero y no yo.
3. Me gustaría que desaparecieran esos ojos invisibles que tiene atrás de su cabeza.
Una vez que dejen de sonreír, envíenlo a otras mamás, tías, abuelas o a cualquiera que tenga algo que ver con niños o que solo necesite sonreír un poco.
1. Mi mamá no quiere ser jefe pero tiene que serlo porque mi papá es un chistoso.
2. Mi mamá. Lo sabes por la inspección de mi cuarto. Ella ve hasta lo que hay debajo de mi cama.
3. Creo que mi mamá, pero solo porque ella tiene más cosas que hacer que mi papá.
¿Por qué hizo Dios a las Madres?
1. Porque son las únicas que saben dónde están las cosas en la casa.
2. Principalmente para limpiar la casa.
3. Para ayudarnos cuando estábamos naciendo.
4. Para que nos quisieran.
¿Cómo hizo Dios a las Madres?
1. Usó tierra, como lo hizo para todos los demás.
2. Con magia además de súper poderes y mezclar todo muy bien.
3. Dios hizo a mi mamá así como me hizo a mí, solo que usó partes más grandes.
4. Yo creo que tardó mucho en hacerlas, pues mi papá dice que a veces las mujeres son muy complicadas.
¿Qué ingredientes usó?
1. Dios hizo a las madres de nubes y pelo de ángel y todo lo bueno en este mundo y una pizca de malo.
2. Tuvo que empezar con huesos de hombres y después creo que usó cuerda, principalmente.
3. Yo creo que con muchas flores...
¿Por qué Dios te dio a tu mamá en vez de otra mamá?
1. Porque somos parientes.
2. Porque Dios sabía que ella me quería más a mí que otras mamás que me quisieran.
3. Porque nos parecemos mucho.
¿Qué clase de niña era tu mamá?
1. Mi mamá siempre ha sido mi mamá y nada de esas cosas.
2. No se porque no estaba yo allí, pero creo que ha de haber sido muy mandona.
3. Dicen que antes era muy linda.
¿Qué necesitaba saber tu mamá de tu papá antes de casarse con él?
1. Su apellido.
2. Si quería casarse con ella.
3. Pues... si tiene trabajo y si le gusta ir de compras.
¿Por qué se casó tu mamá con tu
papá?
1. Porque mi papá hace el mejor spaghetti en el mundo y mi mamá come mucho.
2. Porque ya se estaba haciendo vieja.
3. Mi abuela dice que porque no se puso su gorra para pensar.
4. Para poder ser la mamá de la casa.
¿Cuál es la diferencia entre las mamás y los papás?
1. Las mamás trabajan en el trabajo y en la casa y los papás solo van al trabajo.
2. Las mamás saben hablar con las maestras sin asustarlas.
3. Los papás son más altos y fuertes, pero las mamás tienen el verdadero poder porque a ellas les tienes que pedir permiso cuando quieres quedarte a dormir en casa de un amigo.
4. Las mamás tienen magia porque ellas te hacen sentir bien sin medicina.
¿Qué hace tu mamá en su tiempo libre?
1. Las mamás no tienen tiempo libre.
2. Si lo oyes de ella, paga cuentas TODO el día...
3. Creo que... trabajar.
¿Qué haría a tu mamá perfecta?
1. Por adentro ya es perfecta, pero afuera creo que un poco de cirugía plástica.
2. Que no me regañara tanto y que me dejara ver más tele.
3. Si supiera jugar fútbol...
¿Si pudieras cambiar algo de tu mamá, que sería?
1. Tiene esa cosa rara de pedirme que siempre limpie mi cuarto. Eso le quitaría.
2. Haría a mi mamá más inteligente, así sabría que mi hermano me pegó primero y no yo.
3. Me gustaría que desaparecieran esos ojos invisibles que tiene atrás de su cabeza.
Una vez que dejen de sonreír, envíenlo a otras mamás, tías, abuelas o a cualquiera que tenga algo que ver con niños o que solo necesite sonreír un poco.
E L P I L O T O
Cuenta una mujer, que abordó un avión para viajar a Nueva York, que un niño entró buscando su asiento y se sentó justo al lado suyo.
El niño abrió un libro de colorear y comenzó a dar colores a todas las figuras, hoja por hoja.
Al despegar el avión, el niño no presentó rasgos de ansiedad ni nerviosismo. A pesar de que el vuelo no fue muy bueno, pues hubo tormenta y mucha turbulencia, se mantuvo despreocupado y sin temor, coloreando todo el tiempo en su libro.
De momento hubo una sacudida fuerte, y todos los pasajeros se atemorizaron, se notaban nerviosos, pero el niño mantuvo la calma y serenidad en todo momento.
Fue entonces que esta mujer, frenética, le preguntó al muchacho: ¿Niño, no tienes miedo?
No señora -contestó el niño mirando su libro de pintar- y agregó: "Mi Padre es el Piloto".
--------------------------------------------------------------------------------
Sorprendente, ¿verdad?
Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos de donde agarrarnos, y no nos sentimos seguros.
Pero si nuestro amantísimo Padre Celestial es nuestro Piloto en andar diario, a pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el Creador del Cielo y de la Tierra.
La próxima vez que llegue una tormenta a tu vida, o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al Cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:
¡Mi Padre es el Piloto!
El niño abrió un libro de colorear y comenzó a dar colores a todas las figuras, hoja por hoja.
Al despegar el avión, el niño no presentó rasgos de ansiedad ni nerviosismo. A pesar de que el vuelo no fue muy bueno, pues hubo tormenta y mucha turbulencia, se mantuvo despreocupado y sin temor, coloreando todo el tiempo en su libro.
De momento hubo una sacudida fuerte, y todos los pasajeros se atemorizaron, se notaban nerviosos, pero el niño mantuvo la calma y serenidad en todo momento.
Fue entonces que esta mujer, frenética, le preguntó al muchacho: ¿Niño, no tienes miedo?
No señora -contestó el niño mirando su libro de pintar- y agregó: "Mi Padre es el Piloto".
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Sorprendente, ¿verdad?
Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos de donde agarrarnos, y no nos sentimos seguros.
Pero si nuestro amantísimo Padre Celestial es nuestro Piloto en andar diario, a pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el Creador del Cielo y de la Tierra.
La próxima vez que llegue una tormenta a tu vida, o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al Cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:
¡Mi Padre es el Piloto!
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